5: William

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Merche

Persigo al ladrón por toda la cuadra, acto seguido lo empujo contra la pared y le pongo las esposas en sus manos. Sonrío, cuanto me alegra volver a mi verdadero oficio. Entrego al delincuente a mi nuevo compañero asignado, ya que William se encarga de otros temas al haber sido ascendido.

Sebastián mete al esposado en el patrullero y sonríe.

―¿De verdad nunca le viste ese tatuaje a William? Fuiste su compañera durante años, ¡algo tienes que saber! ―Sube la voz el pelirrojo.

Mi rostro sin expresión regresa.

―No seas desubicado, ¿por qué iba yo a ver el cuerpo desnudo de mi amigo? Qué patético.

―¡Puf! ―Bufa―. Por algo se llevan tan bien.

―Repite eso y te corto la lengua, entre Will y yo no hay nada. Solo somos amigos, hasta hermanos se podría decir.

―Si tú lo dices ―exclama no muy convencido.

―Disculpa, pero tengo una pareja ―le aclaro.

―¿Y se puede saber dónde está? ―Se ríe.

Eso me gustaría saber yo.

Hace días que no veo a Eiden y me inquieta no saber nada de él. Solo espero que se encuentre bien, pero si aparece sin ninguna buena explicación, lo golpeo.

Mi preocupación va en aumento.

~~~

Volvemos a la comisaria, Sebastián se encarga de llevar al ladrón a la celda y yo camino a la sala principal, visualizo a William con unos papeles. Me acerco hasta él y se levanta.

―¿Cómo fue tu día? ―Sonríe como siempre―. Me alegra que ya te hayan dejado trabajar fuera.

―Y a mí.

Se oye la puerta y me giro, una mujer del mismo color que el mío, pero más lacio, entra en la sala. Vestida formal, con una blusa y una pollera gris, se acerca hasta nosotros.

―Hola, Will. ―Sonríe con malicia y frunzo el ceño.

Miro a mi amigo que tiene una cara de sorpresa inimaginable.

―¿Qué haces aquí? ―de repente dice―. Julia.

Oh, cielos, es su ex.

―Vine a hablar. ―Se acerca hasta él y posa uno de sus dedos sobre la corbata de su traje.

―No tengo nada que hablar contigo. ―Se aparta, pero ella sostiene su corbata y no se puede alejar más.

Julia se acerca a sus labios.

―Yo creo que tenemos mucho de qué hablar ―le susurra sensualmente y luego me mira de refilón―. Es una conversación privada.

―Ya me iba ―exclamo en seco y me giro.

Primera vez que la veo y ya me parece una maldita.

Visualizo a William adelantarse para irse primero que yo de la sala. Ni lo percibí, pero está apurado por huir.

―William Stefanoski no puedes escapar de mí para siempre. ―Escucho a mis espaldas, ya que ella lo sigue.

Él se detiene en la puerta y sonríe.

―Mira como lo hago. ―Se retira.

Eso ha sido muy extraño.

Me giro encontrándome con la mujer castaña y frunzo el ceño.

―¿Qué? ―exclamo de manera arisca cuando me mira detenidamente con su continua sonrisa de arpía.

―¿Eres Mercedes Becker, cierto?

―Sí, ¿y? ―Levanto una ceja.

―No sé, ¿sabes quién es Will realmente? ―Se ríe.

Esta mujer está loca.

―No sé de qué hablas, ni me interesa. ―Me cruzo de brazos.

―Pues...

―Julia, ¿a qué estás jugando? ―De repente vuelve mi amigo y esta vez enojado.

―Defiendo el patrimonio familiar ―se burla.

―Eso déjaselo a mi madre.

―¿Y a tu hijo, no?

Me sorprendo y me giro a mirar al rubio.

―¿Tienes un hijo?

―¡Huy! La amistad con secretos no es buena. ―Se ríe la mujer que más que irritarme, me trae furia.

Me doy vuelta y me acerco hasta ella con autoridad.

―Escúchame bien, sigue hablando y te parto la cabeza de un puñetazo ―la amenazo.

Enojada, no responde y sale del lugar mientras se escuchan sus tacos. Da una última mirada a mi amigo, retirándose al fin. Me acerco hasta él y me cruzo nuevamente de brazos, lo miro de forma acusadora.

―Eh, perdón ―exclama avergonzado.

―¿Qué es eso de que tienes un hijo? Esta mujer te amenaza con él y yo no sé ni que existía. Merezco una explicación, si tanto dices ser mi hermano.

―Es... es complicado ―solo se limita a decir.

Suspiro de manera profunda y luego le sonrío.

―No importa. Dime, ¿cómo se llama?, ¿cuántos años tiene? Ya estoy interesada en conocerlo ―expreso alegre.

―Matthew ―exclama con ternura―. Tiene de diez años y es lo más importante que existe en mi vida.

―Oh, así que Matty tiene un padre cariñoso ―lo provoco y se sonroja.

―Qué mala. ―Se ríe.

―¿Lo olvidas? ―me burlo―. Soy la policía mala. Y ya preséntame a ese niño. ―Lo apunto.

―Si pudiera... ―Baja la vista, yéndose a sus pensamientos, dejando de sonreír―. Mejor sigamos trabajando. ―Ignora mi pedido y se retira de la sala.

Lo observo mientras se va. ¿Qué será en lo que piensa?

~~~

El día termina, Eiden sigue desaparecido, guardo mi arma en mi estuche y camino fuera de la comisaria. Hago unas cuadras, entonces me detengo cuando un coche negro se detiene en frente de mí, antes de que yo cruce. De este, baja aquel hombre de ojos verdes que reconozco enseguida.

Frunzo el ceño.

―Señor B.

Él sonríe con aire de suficiencia.

―Ha pasado tiempo. ¿Me acompañas?

Veo que toca su arma y yo toco la mía. En solo un segundo puede pasar cualquier cosa. 

Perversa Oscuridad: Enfrentadas [#3]Where stories live. Discover now