La iglesia y el nazismo (Parte 3)

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LA IGLESIA CATÓLICA ROMANA.

En tiempos de Hitler ya hubo voces de algunos católicos disidentes (que también los hubo y terminaron en los campos con la anuencia del Vaticano) sobre si era el nazismo un partido religioso o no, para atajar estos rumores Adolfo Hitler escribiendo al Partido Nazi el 22/07/1933, aclaró:

"El hecho de que el Vaticano esté concluyendo un tratado con la nueva Alemania significa un reconocimiento del estado Nacionalsocialista por parte de la Iglesia Católica. Este tratado muestra a todo el mundo, clara e inequívocamente, que la afirmación de que el Nacionalsocialismo es hostil a la religión es una mentira."

Bueno, el argumento parece contundente porque efectivamente El Vaticano firmó el concordato con Hitler, se firmó además en presencia de dos futuros papas, el cardenal Pacelli (mas tarde conocido como el Papa Pio XII) y un tal Montini, quien mas tarde se transformaría en el Papa Pablo VI.

El cardenal Faulhaber escribió a Hitler:

“Este apretón de manos con el Papado [...] es un hecho de valor incalculable. [...] ¡Quiera Dios conservar al canciller al frente de nuestro pueblo!”.

Hasta tal extremo confiaba la Santa Iglesia católica en los líderes nazis y afines que tanto Hitler como Mussolini y Franco tenían derecho de veto en el nombramiento de obispos en sus respectivos países.

De Pio XII y su filonazismo hay para escribir un libro (de hecho hay varios) por ejemplo fue el Primer Nuncio Papal en Alemania desde el s.XVI.

Fue Pio XII quien inició la tradición de celebrar el cumpleaños de Hitler en Berlín, tradición que siguió fervorosamente el Arzobispo Cesare Orsenigo, nuncio Papal en Berlin.

Cada 20 de Abril el cardenal Bertram de Berlin enviaba sus "mas calurosas felicitaciones al Fuhrer en nombre de los obispos y las diósesis de Alemania con las fervientes plegarias que los Católicos de Alemania envían al cielo desde sus altares.".

En la investidura del Obispo de la Iglesia del Reich (la Reichskirche) Ludwig Muller este en su discurso alababa el concepto de "una poderosa Iglesia Cristiana que uniera a todo el pueblo alemán.".

El arzobispo Conrad Grober publicó en marzo de 1941 un carta pastoral anti-semita en el que culpó a los Judios por la muerte de Jesús basandose en el Evangelio de Mateo justificando la política antisemita del régimen nazi:

"Sobre Jerusalén tenemos , sin embargo, la locura y la verdadera auto-maldición de los Judios: ... “Su sangre caerá sobre nosotros y nuestros hijos”. La maldición se ha cumplido terriblemente en el día el día de hoy”. 

 Hitler era la mano de dios según este buen obispo.

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