-F-Félix.- El rubio le miro sobre su hombro, para después girarse y sonreírle sin dejar de mecer al bebe entre sus brazos.

-Era mi turno para atenderla.- le dijo.- además sabía que tú no te despertarías.

Bridgette miro al bebe en los brazos de Félix, un bebe pequeño de rosadas mejillas, que se movía de forma inquieta dando pequeñas pataditas al aire, Félix con una sonrisa saco la pequeña manita de su boca, la cual movía como si siguiera chupando algo, y nuevamente el puchero, ese que amenazaba con convertirse en un potente llanto.

-Creo que alguien tiene hambre.- dijo sonriente acercando él bebe a Bridgette, ella seguía sin creerlo, al tener al pequeño en brazos le detallo aún más, una suave cabellera azabache, unos grandes y vivos ojos azules como los de ella que le miraban con curiosidad.

-Marinette.- susurro, la pequeña arrugo su frente liberando el potente llanto infantil.

Asustada levanto su mirada a Félix, y él ya no estaba, la habitación se convirtió en un lugar oscuro... sus brazos estaban vacíos el llanto era cada vez más fuerte, más profundo... sujeto su cabeza con ambas manos, no quería escuchar, no soportaba no... no...

-¡NO!

Agitada se despertó levantándose de golpe en su cama, su frente estaba cubierta por una ligera capa de sudor frio y a su lado en la cama él pequeño Estefan que no paraba de llorar, encendió una lámpara a lado de su cama, todo había sido una pesadilla... solo en un sueño Félix podría seguir aún con vida. Limpio su frente con el dorso de su mano para después tomar al pequeño y comenzar a mecerlo, Bridgette sabía lo mismo de bebes que un pingüino volar... nada; que decir que tenía que pasar por primeramente tres intentos fallidos en preparar un biberón para que el ultimo fuera decente y comestible para Estefan, desde hace tres días que era un desastre.

A la mañana siguiente, la azabache apenas y pudo conciliar el sueño nuevamente, se arregló lo mejor que pudo, aquella prometía ser una mañana con mucho frio, por lo cual cubrió a Estefan con lo más abrigado que tenía entre su ropita y una gruesa manta, ese día sería el último en que ese niño escuchara la voz de su madre nuevamente.

-¿Diga?

-Claude...- el joven saludo de forma bromista a Bridgette quien se mordía los labios.- ¿Estas ocupado?

-Es mi descanso como el de todos los demás... ¿Has visto a Melody y a mi hijo?

-Si.- respondió de forma seca.- si de hecho llamaba para decirte que....

-Sabía que no lo conseguirías.- le interrumpió.- pero está bien, si ellos estarán bien seré feliz.

-Claude yo...yo voy a regresar a Paris.

-¿Qué? Pero si acabas de regresar a Inglaterra.

-¿Tanto te molesta mi presencia?

-No, no es eso... solo que pensé que no querías regresar nunca más.

-Ya tengo que irme, tal vez este fin de semana tome el vuelo a Francia, por ahora... ¿Podrías esperar mi llamada para ir a recogerme?

-Sí, claro.

-Gracias.- tras colgar la llamada, suspiro observando al bebe.- perdona aún es muy pronto para aclarar las cosas.

Al finalizar las clases, Adrien regreso a su casa rápidamente, el chofer ya le esperaba, Marinette se despidió de él rápidamente prometiendo sostener una video llamada esa misma noche, para cuando ella regreso la pastelería estaba cerrada, sus padres habían salido a visitar a una tía enferma, no los vería hasta esa misma noche, posiblemente cuando la creyeran dormida.

Bajo la lluviaWhere stories live. Discover now