Recuerdos

376 27 4
                                    


Las luces en el techo a pesar de tener los ojos cerrados le incomodaban, debía de permanecer seria, no debía siquiera hacer la más mínima mueca, el siquiera estornudar podría echarlo todo a perder, peor le era imposible contenerse más tiempo. Y sumado a su incomodidad estaba aquella tela que picaba su pie, no eran los nervios por lo que estaba haciendo, simplemente era incomoda.

- ¡Brindo por mi amada! ¡Oh sincero boticario! ¡Tus drogas son activas! ... Así muero... ¡con un beso!...

Esa es la señal, cuenta hasta cinco de forma lenta pero no tanto, abre sus ojos sin poder evitar cerrarlos nuevamente por las luces, se incorpora sobre su lugar mirando el cuerpo sobre su regazo. Todo sucede como se había planeado, hasta llegar el momento del último dialogo.

-¡Oh daga bienhechora! ¡Enmohécete aquí y dame la muerte!

Poco a poco las luces van apagándose y el telón se va recorriendo, se pueden escuchar los aplausos, al cerrarse el telón por completo, rápidamente endereza su cuerpo, para dejar en libertad al que estaba debajo, sonríen, una más apenada que le otro, salen a agradecer a su público, mientras que el director del colegio da las gracias a los estudiantes por su empeño en la obra y gracias a los padres por su asistencia. Todos regresan a los respectivos vestuarios para quitarse esos viejos y "ridículos trajes" llenos de polvo.

-¡Por fin! Sin ningún cuidado la joven se deshace del vestido que le picaba, su piel esta irritada pro le polvo, y es que eso era un problema, el director por temor a que los disfraces se rompiesen prohibió si quiera poder sacudirlos después de años de estar en una bodega.

-¡Marinette!- una joven de tez morena se quitó el vestido recién arrojado de la cabeza, la azabache no pudo evitar soltar una pequeña risita.- el director te matara si esto se rompe.

-Perdona Alya, pero te juro ya no aguantaba ni un segundo más con eso.

-¡Marinette!- un nuevo grito les llego, la nombrada se dio media vuelta topándose con un par de orbes verdes que a su parecer eran aceitunados.- ¿y bien?

-¿Qué?

-¡Por dios! ¡Besaste a Adrien Agreste! ¿Qué se sintió? ¿Besa bien?

Marinette comenzó a reír de forma nerviosa mientras ladeaba la cabeza, la verdad es que a ella le toco el papel de Julieta y Adrien el de Romeo, una obra cliché pensaron todos, y más ella pues nunca pensó se ganaría el papel principal.

-L-la verdad es que no fue un beso real... f-fue algo rápido lo juro.

-Mentirosa.

-E-es enserio Lila lo juro.

-Si claro, no es como si pegaras un trozo de cinta en su boca para no desmayarte realmente cuando lo BESARAS.- Alya reía dándole la espalda para poder quitarse aquel disfraz de monja, Marinette seguía riendo mientras que con su pie empujaba algo lejos de ella.

Por otra parte en los vestuarios de los chicos todos estaban alrededor de una persona conteniendo las rosas, este solo tenía una mueca de fastidio, cuando lo dijo no era para que se lo tomara de forma literal... pero hay estaba sentado, rodeado de todos sus compañeros de clase, esperando el momento.

-Amigo entre más te niegues más dolerá.- dijo divertido el chico vestido de monje. El rubio soltó una especie de gruñido aferrando sus manos al borde del asiento para después elevar el rostro. – una, dos y...

-¡MIERDA!- grito. Todos comenzaron a estallar en risas, mientras el joven rubio se tiraba al suelo presa del dolor.

-Ve el lado bueno, tienes le recuerdo de tu primer beso en un pedazo de adhesivo. El joven pego la cinta en una hoja de papel la cual posteriormente le regreso a su amigo.

Bajo la lluviaWhere stories live. Discover now