Intriga

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:D

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Tres días... habían pasado alrededor de tres días desde aquella fatídica cena en casa de Adrien, por más que él se había disculpado con ella por la actitud de sus padres, Marinette trato de sonreírle, le dolía, sí, pero no quería que eso se interpusiera entre la nueva relación que ahora tenía con él, sus padres posiblemente no le aceptaran por no ser hermosa o millonaria ¿eso importaba? Si de algo estaba segura era que lo que más importaba era sus sentimientos por Adrien Agreste.

-Yo... quiero regalarte esto.- Adrien aprovechando que su profesora estaba volteada a la pizarra explicando un problema de trigonometría, para entregarle una pequeña cajita negra.- por lo que paso con mis padres.

-Adrien no...-respondió un poco alterada regresándole la pequeña cajita negra.- realmente no es necesario por favor.

-Insisto... no puedo dejar de sentirme mal, por favor no lo rechaces. Los elegí con mucho cariño.- le sonrió... para la azabache el ignorar esa sonrisa era imposible.

Dejando el bolígrafo de lado, tomo la cajita negra para abrirla, dentro se encontraban un par de pendientes negros, sus ojos brillaron, no eran unos aretes comunes eran unos donde las piedras eran reales, ónix si mal no se equivocaba.

-Adrien... esto debió, no debiste... son hermosos.- El solo le sonrío.- por cierto... respecto a la fotografía.

-¿Hablaste con tus padres?

-No... aun no, yo sé que eh escuchado ese nombre antes, no quiero perder más el tiempo pero primero...

-Señorita Dupain Cheng, me parece que su plática es más entretenida que mi clase ¿Algo que nos quiera compartir?- el rostro de Marinette se sonrojo por la vergüenza, la profesora así como todos sus compañeros le miraban a la espera de que contestara algo.

-No, lo lamento Profesora.

-Por favor tome sus cosas y retírese de mi clase.

Marinette tomo sus cosas y salió del salón, para su suerte no le habían mandado a la oficina del director, por lo menos se ahorraría el entregarle a sus padres una nota por su falta de atención en clases... no quería permanecer en los pasillos y los baños no eran su mejor opción, por lo tanto la biblioteca seria perfecta para pasar su hora libre antes del cambio de clase.

Claude suspiro al ver a Marinette pasar a su lado y no saludarle, verle, le hacía recordar demasiado a Bridgette y como no hacerlo su hija era su mismo retrato, saco su móvil del bolsillo del pantalón, desde que ella se fue no había recibido ni una llamada, ni un mensaje, alguna noticia sobre su hijo, aún era demasiado pronto. Suspiro nuevamente, si seguía pensando en eso se volvería loco.

Por su parte, Bridgette se movía inquieta en su cama, los sollozos del bebe estaban comenzando a despertarla, tomo las mantas con una mano para cubrirse por completo, intentado que aquellos sollozos infantiles dejaran de escucharse... pronto sintió algo, más bien a alguien levantarse y encender la luz de su habitación. El llanto del bebe poco a poco fue parando y sustituido por un suave arrullo. La azabache se quitó las mantas de encima, dejando que sus ojos se acostumbrasen otra vez a la luz.

Sus ojos se abrieron de par en par por la sorpresa, estaba en su habitación, sí, pero la que años atrás fue su habitación en Paris... rápidamente giro la cabeza a donde el arrullo se escuchaba, reconocía la voz.

Bajo la lluviaWhere stories live. Discover now