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Todo el tiempo estuvo metido en su cama, no decía nada a sus hermanitas que entraban en su cuarto buscando molestarlo, al parecer, enviados por su propia madre para animarlo. Normalmente, Zayn se preocuparía en explicarles que no estaba bien entrar y jugar con sus cosas, pero ahora, ellas hacían lo que querían, y él, seguía tirado sobre su cama.



-Zayn, no tienes nada pero ¿Quieres que llame elmédico?



Levantó la mirada, encontrándose con Trisha observándolo, apoyada en el marco de su puerta. Él solo le sonrío sin decir nada.



-Hijo, te estoy hablando, no me gusta verte así.

-Estoy bien, mamá.

-Zayn, no me obligues a traer a Boris.

-Uhm.

-Te desordenará toda la habitación.

-Ya sé, no importa.

-¡Tú tienes algo, hijo!





*





Más a regañadientes que otra cosa, Zayn ya se encontraba bañado, aseado, cambiado y totalmente listo para salir, pero, viendo la televisión de la sala, justo con el mismo animo que en su habitación.



-Bien, al menos lo sacaste de la cama. –Dijo una de sus hermanas, a su madre.

-Lo sé, pero me preocupa. No lo veía tan deprimido desde… bueno, ya sabes.

-Mamá, eso no tiene nada que ver. Seguro solo una chica lo rechazó y ya.

-Amor, perdóname, pero a tu hermano lo han rechazado más veces de las que puedo contar, y jamás se ha puesto así.



No, era algo más. Trisha estaba segura de que Zayn tenía algo grave. Solo una vez en su vida lo había visto así, y esa última vez, fue cuando las cosas realmente iban mal, muy mal. Esa fue la principal razón por la cual se mudaron.



Zayn le había dicho que era por Liam ¿No? Entonces ¿Qué tanto peso tenía Liam en la vida de su hijo? Por lo que estaba viendo, era mucho más del que ella suponía. Para poner a alguien tan optimista como Zayn de esa manera. Liam debía de saber hechizar a las personas, o, de lo contrario, saber hechizar como mínimo, a su hijo.



Pero a pesar de eso, no podía permitirse a sí misma que sus pensamientos pasaran de la amistad de Zayn y Liam. Claro que no, era ridículo aquello que se asomaba en su cabeza como una “posibilidad” No, seguro si se la comentaba al pelinegro, este terminaría regañándola por pensar incoherencias.



Aunque lo que Trisha no sabía, era que lo mismo pasaba por la mente de Zayn.



Incoherencias.





*





Ya estaba anocheciendo, Zayn se encontraba junto a su padre viendo un partido. Mientras sus hermanas hacían distintas cosas y su madre terminaba de limpiar la cocina.



El timbre de su casa sonó, ninguno hizo ni el más mínimo intento por acercarse a la puerta. La razón principal: Flojera.



Hasta que, tras escuchar un grito de su madre. Zayn se levantó, estirándose un poco y caminando pesadamente hacía esta, abriéndola.



Se quedo ahí, sin poder creer lo que sus ojos veían. Parado frente a él estaba Liam, mirándolo con una sonrisa de sorpresa. Lo recorrió con la mirada, venía con el uniforme de deportes y solo una chaqueta negra encima.



-¿Liam? –Preguntó, incrédulo.

-Zayn, estas bien.



Dijo el castaño y casi sin poder contenerse más, se acercó, rodeándolo entre sus brazos en un tierno abrazo. Todo el cuerpo de Zayn se tensó al instante, y la sangre empezó a hervirle, hasta centrarse únicamente en su rostro y en su corazón, el cual bombeaba con fuerza. Era extraño, sabía que estaba sonrojado y tenía miedo de que Liam pudiera sentir su nerviosismo o que su corazón se saliera de su pecho en cualquier momento, pero aún así, no lo apartaba, no hacía ni el más mínimo intento por alejarlo.



-Me tenías preocupado, no respondiste a ninguno de los mensajes.



Y era cierto. Liam le había mandado unos cuantos miles a su celular. Pero cuando Zayn bajó al primer piso, lo dejo tirado sobre su cama, sin importarle cuantas veces sonó ese pequeño aparato.



-Estoy bien, no hay problema. –Dijo, intentando que la calma regresara a su cuerpo, a su mente, a él. Quería recordar donde estaban, que hacían, por qué estaban ahí. Y no solo pensar en el abrazo que aún no deshacía Liam.

-Eso es bueno. –Murmuró el más alto, al fin, dejándolo en libertad.



Ningún aire frío que haya sentido, pudo compararse con aquel que sintió cuando Liam se alejo.



-Bueno, entonces, ¿Puedo pasar?

-Pu-Pues sí, pero. –Tartamudeo, logrando hacer que el otro riera divertido.



Tosió un poco, intentando aparentar que era por la supuesta “Enfermedad” que tenía antes. Para volver su mirada a él, y continuar.



-Sí puedes, pero ¿Qué haces aquí? –Preguntó e intentó sonar lo menos descortés posible.



No quería aceptarlo, ni mucho menos tener que decirle lo que estaba pasando por su cabeza, pero en realidad no lo esperaba ahí ese día, sino, con la tal Nina.



-¿Qué hago aquí? Es broma ¿No? Quiero decir, quedamos de salir hoy. Bueno, sé que no puedes salir, pero yo sí puedo entrar ¿Verdad? Si lo que te preocupa es que me enferme, no hay problema, es viernes, así que si me enfermo tengo el fin de semana para recuperarme y la enfermedad nunca me ha durado más de un día…



Lo escuchaba hablar, explicar cosas completamente innecesarias o totalmente irrelevantes, y no podía creerlo. Era demasiado, es decir, estaba feliz, muy feliz.



Gracias. Lo único que pensaba en ese momento.



-Sigues siendo una persona rara. –Dijo, regalándole una sonrisa, mientras le daba un leve golpe en el hombro al castaño, quién no entendía el porqué de esas extrañas acciones de Zayn.

-Sí, ya lo sé. Yo, soy el raro. –Contestó, con obvio sarcasmo.

-Entonces ¿Entrarás?

-Eso espero, hace frío.



Zayn dejó que Liam ingresara, sorprendiendo mucho a su madre, quién justo ya estaba sentada en el sofá al lado de su padre.



-Liam, amor, ¡Que sorpresa!

-Buenas noches, señor, señora.



Trisha no entendía porque, pero ahora, Zayn sonreía como antes, quién sabe y esa posibilidad no estaba tan loca del todo, quizás y solo quizás… ¡Bueno! Lo importarte era que Zayn era feliz, y que tarde o temprano le contaría que cosas estaban pasando por su cabeza en ese momento.

Zayn llevó a Liam hasta su habitación, entraron y cerraron la puerta. Dejando que su madre y su padre tengan su noche tranquila en la sala y para evitar que sus hermanas fueran a molestarlo.



-Entonces…



Liam se sentó en la cama del Malik, observándolo de pies a cabeza, Zayn se veía bien, perfectamente bien. Así que ahora solo se le ocurría una pregunta.



-¿Qué tenías? –Soltó, sin más.



Todo el cuerpo del Malik se tensó, no porque no supiera que decirle, podía inventarse cualquier cosa en cuestión de segundos. Pero el problema era que Liam no era cualquier persona a la que pudiera mentirle. Era Liam.



-Nada, solo… no quise ir hoy. –Dijo, sin la capacidad de mirarlo a los ojos.

-Bien. –Liam tosió un poco, buscando que lo mirara. –Entonces supongo que la pregunta correcta sería ¿Qué tienes?



Sabía que esa conversación llegaría. Es decir, la última vez, él ya le había hecho su escena a Liam, y Liam respondió ante esa escena, diciéndole la verdad: Tenía una cita con una chica. Pero en este caso, no era que no quisiera decírselo, era que simplemente no sabía cómo explicar lo que traía dentro.



-No tenía ganas de ir al colegio, es todo.



Le dolía pensar que estaba mintiendo, pero ¿Cómo explicar algo que ni él mismo entendía? Era imposible, y no usaría a Liam de su psicólogo personal ni mucho menos.



Ahí fue cuando Liam comprendió algo, quizás Zayn y él no tenían la completa confianza que él suponía tenían, y, aunque le dolió, le sonrió, intentando darle su apoyo.



-Bueno ¿Y el lunes irás?



Preguntó, cambiando de tema. Otra vez, algo no andaba bien, desde el simple tono de voz que uso Liam, ya Zayn sabía que no le había creído ni la más mínima palabra sobre lo que había dicho.



-Escucha, Liam.



No pudo más, tenía que decirle algo convincente o su mejor amigo se llevaría una idea mala ese día o una idea completamente equivocada.



Se sentó a su lado, pensando en la forma correcta como podía decírselo. Que palabras usar, por dónde empezar, todo, era importante.





*





Trisha charlaba con Yaser de distintos temas, sobre el trabajo, las deudas, bueno, cualquier conversación normal entre un par de esposos.



-¿Sabes? –Empezó ella, dejando el tema de lo sabrosa que había estado la comida. No, Trisha se moría por hablar de otra cosa. –Hace unos días, estuve revisando unas fotos y recordé cuando vivíamos en West Lane Baildon.

-Oh, Trisha. –Él la miró, con reproche. -¿Cuántas veces tenemos que tocar este tema? Ya déjalo, eso es el pasado, no es importante.



Para Yaser, el padre de Zayn, recordar esos días en aquel lugar era simplemente como recordar el mismo infierno. Jamás la pasaron bien ahí, no importara de qué modo lo vieran y aunque se habían mudado hace poco más de un mes, para él, esa etapa estaba superada.



Recordar aquellos días de sufrimiento, cuando ya no sabía qué hacer con Zayn, con su rebeldía o con cada uno de los problemas que este le traía.



Sí, era un pasado horrible, algo que esperaba jamás volviera, porque cada vez, las cosas estaban mejorando, forjaban una nueva vida lejos de Bradford, y no quería recordar, revivir o siquiera mencionar lo pasado, no, no lo haría, por ningún motivo.





*





Mientras tanto, en el segundo piso. Liam aún esperaba que Zayn le explicara el por qué de su raro comportamiento, y este, no hacía más que discutir consigo mismo mentalmente, esperando soltar lo indicado, y, lo hizo, quizás fue lo más concreto, incluso mucho más simple que todos sus pensamientos.



-Liam, yo estaba celoso de Nina.

Mi Chico Malo - Ziam.Where stories live. Discover now