Temp III / Cap XXVII

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[NARRADOR]

Tuvieron que esperar unos buenos diez minutos antes de que Nikolai aceptase dejar de abrazar a Alec. Diez minutos los cuales le habían servido al Wendigo para comenzar a curar sus dos costillas rotas. Cuando finalmente se separaron, Stiles fue quien le ayudó a llevar a Alec, puesto que el italogermano seguía bastante magullado.

— ¿Cuánto creen que tarde en llegar la policía? –Preguntó Brad mientras se volteaba a ver las ruinas de aquél sanatorio mental.

— El lugar estaba supuestamente –Explicó Aspros.— Así que llegarán en, mínimo, una hora.

— Vaya policías más flojos –Bufó Brad, haciendo reír a Alec.— Podría haber alguien herido, miren como quedó Alec, está hecho mierda y solo se lanzó por la ventana.

El mencionado miró al beta con los ojos entrecerrados, sintiéndose ofendido por la parte de está hecho mierda.

— Podría ser peor –Intentó animarle Stiles.

— ¿Cómo? –Preguntó el Wendigo mirándole como si quisiera arrancarle la cabeza.

— Podríamos tener que caminar a la casa –Les recordó.— Cosa que no tendremos que hacer porque acabo de mandarle un mensaje a Sean y vendrán a por nosotros, solo tenemos que ir hasta la carretera.

— Stiles, no quiero arriesgar nuestros cuellos por decir esto –Comenzó a decir Alec.— Pero en este momento te amo.

Ambos, Nikolai y Derek, gruñeron ante lo dicho. Brad se rió por el gruñido, ganándose otro dirigido para él.

— Hey, que yo no soy el enemigo –Se quejó alzando ambas manos en señal de rendición.— Malditos necesitados de sexo.

Ambos lobos fueron detenidos antes de lanzarse encima del beta. Nikolai fue frenado por Aspros y Alec, mientras que Stiles se puso frente a Derek y le miró con una expresió de regaño.

— Mejor solo empecemos a caminar –Propuso Aspros, empujando a Nikolai hacia adelante.— Mientras más rápido lleguemos a la carretera, más rápido nos iremos.

Nadie difirió con lo dicho por el beta del alfa ruso. Comenzaron a caminar, rezando para que la carretera no estuviera tan alejada de aquél edificio destrozado que alguna vez había sido un sanatorio mental.

Tuvieron que caminar por 40 minutos antes de ver el pavimento de la carretera. 40 minutos de sus vidas que no iban a recuperar. Se habían dejado la vida caminando, todos menos Alec, que a los 10 minutos de recorrido se había subido a la espalda de Nikolai y este le había llevado sin quejarse, es más, incluso sonreía mientras Alec murmuraba cosas en otro idioma que al parecer solo él y Nikolai entendían.

Al llegar junto a la carretera, Stiles les miró a ellos y luego miró a Derek con una sonrisa y una ceja alzada.

Derek le observó por el rabillo del ojo y luego frunció el ceño mientras regresaba la vista a la carretera.

— Ni siquiera lo pienses –Le gruñó el pelinegro.— Tú ya te curaste.

— Eres un amargado –Le recriminó.— Ya me vas a pedir algo.

Cuando vieron el vehículo de Sean acercarse, fue como si el alma les volviera al cuerpo. Todos suspiraron aliviados.

El problema fue subir todos al auto. Como Alec estaba lastimado, fue en el asiento junto al del conductor, mientras que Derek, Brad, Astros, Nikolai y Stiles tuvieron que ir aprisionados en el asiento trasero. Quedando este último encima de las piernas del primero.

— Esto es crueldad –Se quejó Stiles a medio viaje.— ¿Por qué tengo que viajar así?

— Ni siquiera Brad se está quejando, no empieces tú –Pidió Sean.

— Me quejaría si pudiera –Repuso el susodicho.— Pero estoy atrapado entre la puerta y los enormes hombros de Nikolai, y aquí casi no hay oxígeno.

Nikolai intentó moverse para dejarle espacio a Brad, en el proceso empujó a Aspros y este comenzó cavarle su codo en las costillas a Derek.

— Más vale que aceleres –Le gruñó el Hale a Sean.

— Si –Le secundó Alec.— Diez minutos más aquí y me comeré a alguien.

— ¿No te alcanzó con la garganta de Theo?

Ante la pregunta ofensiva de Brad, Alec se dio vuelta en el asiento para poder verle.

— No empieces una pelea que no puedas ganar, chucho –Le gruñó al lobo.

— ¿Y quién dice que no puedo ganar? –Brad sonrió de forma socarrona.— Apuesto a que puedo contigo, pequeño...

Antes de que Brad acabara la frase, Nikolai volvió a tirarse contra el beta y este jadeó al ser aplastado contra la puerta.

Alec miró al alfa ruso con una sonrisa y le guiñó un ojo antes de acomodarse en el sofá y volver la vista hacia adelante.

— ¿No vas a hacer nada? –Le preguntó Derek a Stiles.— Aplastan a tu beta.

— Él se lo buscó –Dijo sonriendo.— Aunque intenta no asfixiarle, Nikolai.

El alfa ruso asintió con la cabeza y se cruzó de brazos mientras se clocaba de forma en la que le dejaba un poco más de espacio a Brad, el cual suspiró aliviado al tener suficiente lugar como para llenar sus pulmones con aire y soltarlo de forma sonora y algo exagerada.

El alivio de todos cuando finalmente llegaron a la casa de la manada Stilinski fue inmenso, aunque para Stiles aún no iba a haber descanso. Por poco y se olvidaba de que tenía a un bebé a su cargo.

— Va a ser una larga noche –Había bufado cuando apenas y cogió a Demian en brazos, el niño comenzó a llorar desconsoladamente.

Ya estaba confirmado, ese niño le odiaba.

NOTA DE LA AUTORA:

Pobre Stiles, no está listo para ser padre. Y el enano no se lo pone fácil.

En fin, sin más que decirles me despido deseándoles un buen resto del día y mandándoles muchos besos y abrazos para todos. Adiós mi linda manada.

La Manada StilisnkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora