Temp III / Cap IX

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[NARRADOR]

La cocina en ese momento se había vuelto el ambiente de una escena de telenovela. Realmente lo parecía. Puesto que ambos adultos se miraban sin decir nada, como un par de adolescentes observando a un amor platónico que creían nunca iban a poder conseguir. La mano de Peter seguía descansando en el brazo de Ana, la cual pasó saliva mientras miraba con intensidad a los enormes ojos azules que la observaban de igual forma.

El momento de silencio fue interrumpido por un quejido del bebé en brazo de Ana. Ella bajó instantáneamente la cabeza para revisar que el niño estuviera bien, era el modo mamá de nuevo. Ahora a la de cabellos rojos solo le preocupaba el bebé.

- Vaya, eres un pequeño llorón -Le dijo Peter al bebé.- Se nota que te ha criado Stiles.

- Lo hemos criado todos, de hecho -Defendió a su alfa la mujer.- La verdad, este pequeño pasa más tiempo conmigo que con Stiles. Aunque solo cuando no estoy trabajando o encargándome de que se arreglen los desastres de la casa.

Peter asintió con la cabeza mientras observaba como Ana le daba un par de golpesitos en la espalda al pequeño. Lo cual no fue muy buena idea porque el niño la vomitó.

- ¡Maldita sea! -Gritó la pelirroja.

De repente, la casa se sumió en un silencio completo. El sonido de cosas siendo movidas y ordenadas y las voces de los betas se habían acallado. Todos sorprendidos porque era la primera vez desde que la conocían en la que Ana maldecía. Todo un acontecimiento para los presentes, incluso para Peter.

- Vuelvan a lo suyo, señores -Gruñó la mujer, aunque lo hizo lo suficientemente fuerte como para que al segundo de pronunciar aquellas palabras el sonido de la limpieza general que se estaba realizando regresara.

La de cabellos rojos tomó aire y luego suspiró pesadamente, alejando al bebé de sí misma para que este no se manchara con lo que acababa de soltarle.

- Me iré a cambiar -Anunció.- ¿Puedes cuidarlo por cinco minutos?

- ¿Yo? -Peter se señaló a sí mismo, aunque la pregunta quedó respondida cuando su acompañante le tendió al bebé.- ¿Yo?

- Si, tú ¿Ves a alguien más aquí? No pienso dejar que ninguno se salve de limpiar por cuidar al pequeño. Así que hazlo tú.

- Está bien -Aceptó.

Ana le entregó al bebé con toda la confianza del mundo y Peter lo cogió con todo el miedo que su cuerpo podía sentir. Temiendo que se le cayera o que lo lastimase.

- No vomites más, Demian -Dice Ana antes de irse apresuradamente para quitarse la ropa que el bebé le acababa de ensuciar.

Peter se queda en la cocina, solo y cogiendo al bebé por debajo de los brazos. Teniéndole alejado de su propio cuerpo, no sabiendo muy bien como realmente debería cogerle.}

- Si lo sostienes así, va a llorar -Le dijo una voz femenina.

Volteó la cabeza y se encontró a dos chicas, una era la chica a la cual Stiles y él habían sacado del laboratorio de los doctores junto a su gemelo. Mikaela, ese creía que era el nombre de la chica. A la otra no la conocía, tampoco tenía el aroma de la manada de Stiles, pero venía colgada del brazo de la beta y le miraba con algo de timidez agravado con desconfianza.

Mikaela se liberó del agarre de la otra chica con delicadeza, se le acercó y con una sonrisa le ayudó a acomodar al pequeño bebé.

- Debes cogerle de esta forma ¿Ves? -Hizo que Peter pasara un brazo por debajo del cuerpito de Demian.- Y con la otra mano mantienes su cabeza quieta, para que no se lastime o le quede colgando.

- Oh... -El pelinegro sonrió.- Es fácil.

Ambas chicas rieron y luego se fueron por donde vinieron. La chica a la que Peter no conocía murmuró una frase preguntando quién era él.

- Él es Peter -Le respondió Mikaela.- Y le aposté a Brad cincuenta dolares a que él y Ana acabarán juntos. Deberías apostar también, Mia. Es dinero fácil.

El pelinegro sonrió mientras continuaba meciendo de un lado al otro su torso para de esa forma mover también al bebé. El cual se aferraba a su camisa mientras le miraba fijamente, demasiado fijamente para su gusto. Con sus enormes ojos clavados en él.

- Ni se te ocurre vomitarme -Le advirtió.- No me gusta la idea de matar a un bebé.

Comenzó a moverse lentamente mientras tarareaba lo más bajo que podía. Aún tenía la suficiente dignidad como para no querer que nadie le viera en esa vergonzosa situación.

- Tienes madera de padre -Le dijo una sonriente Ana, vestida con una ajustada camisa de manga 3/4 color negro.

(...)

Stiles hubiera agradecido que la charla fuera menos tensa, pero no, eso ya era esperar mucho. Scott le cantó los cuarenta por haberse ido, Derek le miraba como si quisiera prenderle fuego con la mirada. Mientras que Nikolai se mantenía expresamente como un espectador, no queriendo interferir en algo de lo cual no entendía bien.

Aunque el alfa ruso tampoco se quedó callado toda la charla. No. El tiempo que estuvo en silencio fue para escuchar y enterarse de las dos versiones de ambas partes antes de inteferir. Y menos mal que lo hizo, porque las otras personas en el café ya se estaban comenzando a preocupar por los gritos del alfa latino.

- Según lo veo -Nikolai interrumpió la verborrea de Scott.-, Stiles tomó una decisión apresurada, en eso estoy de acuerdo. Pero también hay que tener en cuenta que si no se iba el bebé ese del que tanto hablan iba a morir. Además, por lo que me ha contado, habían tenido muchos conflictos y él había perdido miembros de su manada. Creo que el cambio de territorio fue para bien.

- ¿Cómo pudo ser bueno? -Preguntó por primera vez Derek.

- Piénsalo desde el punto de vista psicológico, había muchas peleas y muertes en ese momento. Obviamente Stiles había perdido confianza en sus capacidades y, como alfa, necesitaba sentir que tenía el control sobre su entorno. Pero en un territorio con dos manadas era imposible. La idea de salvar al niño fue el compuesto que faltó para completar la fórmula.

Se quedaron en silencio por unos segundos, solo escuchando el ruido que hacían las demás personas. Scott estuvo a punto de opinar algo, pero fue detenido por Derek.

- Tiene razón -Dijo el Hale.

- Lo que no entiendo es por qué te quedaste aquí -Scott le habló a Stiles de todas formas.- Entiendo que en ese momento habían pasado muchas cosas. Pero te pasaste de un territorio con una manada conocida a otro con una manada desconocida que ya estaba establecida aquí.

- No sabía que ellos estaban aquí -Se defendió Stiles.- Ni Nikolai sabía que yo estaba aquí, hace pocos días que tuvimos algo así como un encontronazo en el bosque.

- ¿Se acaban de conocer? -Preguntaron ambos, Scott y Derek, al mismo tiempo.

Nikolai y Stiles se miraron y el mayor bufó. Mientras que el ojimiel se daba cuenta de que, de nuevo, la había cagado.

NOTA DE LA AUTORA:

Hasta aquí el capítulo. Aish... Stiles ¿Cuándo vas a aprender a cerrar esa boquita que tienes? No ves que ensucias el buen nombre de Nikolai.

En fin, sin más que decirles me despido deseándoles un buen resto del día y mandándoles muchos besos y abrazos para todos. Adiós mi linda manada.

La Manada StilisnkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora