Entonces, todos se organizaron en un extraño medio círculo mientras Mary y Jenny les indicaban a la otra mitad del círculo por donde debían comenzar, iban de derecha a izquierda.

Niall, quien tenía a su costado a Harry, comenzó a chocar las manos con quien fuera que se pusiera frente a él justo y como había explicado Mary: ambas palmas pegadas y por más de tres segundos.

Bromeó y rio mientras le daba la mano a las chicas que le tocaba cuidar todos los días, y también a uno que otro colega que se le acercaba con una sonrisa tímida y a la vez sincera.

Nunca pudo olvidarse de Harry a su costado, ni de lo que sucedía con él.

Pero aunque trato de no pensar mucho en ello, el momento inevitable llegaría.

Y Niall choco manos con todos en el lugar. Con Mary, Jenny, Louis, Liam, algunas de sus pacientes y hasta con sus madres risueñas. Tambien le dio la mano a algunos doctores que veía a diario en el hospital pero a quienes nunca antes en su vida había hablado, hasta que el momento inevitable llegó.

Harry estaba enfrente de él. Mirándolo con una expresión que nunca le había visto antes, con una sonrisa que de cierta forma casi le pareció intranquila, y sin mucha ceremonia, lo vio hacer un ademán de levantar sus manos, para buscar las de Niall.

Modo de pánico activado.

Niall dio un paso atrás.

— No puedo hacerlo, Harry.

Vio en los ojos verdes una mirada perpleja. — ¿Cómo?

— Y-yo... tengo que ir al baño —se disculpó.

Y Niall se marchó como el cobarde que era.

Genial.

No supo que tan rápido había corrido. ¿El resto lo habría escuchado? ¿Había hecho una escena?

No, no podía ser. La música estaba demasiado fuerte y todos estaban riendo aun cuando él se marchó y se escapó de las manos de Harry como si fueran la plaga.

Pero no podía evitarlo, maldición. Era una sensación en el estómago aterradora. Como una indigestión, o como cuando sabes que algo malo va a pasar, algo tan malo que va arruinar todo lo bueno que tienes, y sinceramente no sabes cómo evitarlo.

Niall no quería que nada con Harry cambiara. Quería que las cosas siguieran igual.

Quería salir con él, cenar juntos, hablar estupideces. Quería mandarle mensajes ridículos a Harry que sabía bien que le molestaban pero aún así se preocupaba de responder. Quería tener cosas buenas con Harry, quería un futuro, quería una relación. Y no podía entender por qué el miedo de que Harry no fuera su Conectado lo espantaba tanto.

¿Por qué sentía tanto miedo? ¿Qué era lo que pasaba?

Se dio cuenta de que estaba en el estacionamiento del hospital, justo frente a su bicicleta y ni siquiera recordaba cómo había llegado ahí. Maldición, y pensar que días atrás se moría por tomarle las manos...

— Niall, detente —escuchó.

Mierda.

— Harry...

— ¿A dónde vas? ¿Al baño de tu casa? —preguntó, levantando una ceja.

No era el momento para actuar como el listillo que era, pero se lo concedía nada más porque era extremadamente atractivo.

— Yo... lo siento — Harry lo interrumpió.

— Escúchame, ¿sí?

— ¿Para qué, Harry? — Niall lo miro a los ojos. De repente disparando con angustia lo que sentía en el pecho — ¿Para convencerme de que te de la mano, que nos demos cuenta que no sucede nada, y después quedarme parado aquí como un idiota pensando cómo demonios me puedes gustar tanto y aún así no ser mi alma gemela?

Una extraña expresión le cruzo en la cara, y Niall la confundió con rechazo.

— Ya sabes cómo termina esto, Harry. Lo ves todos los días, lo sabes mejor que nadie —continuo — No importa cuánto ames a alguien, tus ganas de encontrar a tu otra mitad siempre serán más fuerte, por eso no hay matrimonios felices ni relaciones duraderas, Harry ¿y eso donde nos deja? ¿Cómo amigos? ¿Amantes? Voy a quererte tanto y un día vas a conocer a tu Conectado y...

Lo que fuera que quería decir murió en la boca de Harry.

Le costó tres segundos, y una lengua empujando de manera casi voraz la entrada de su boca, para darse cuenta que Harry lo estaba besando. Y no era un beso cualquiera. Era un beso casi hambriento, despiadado, repleto de necesidad y otras miles sensaciones más, abrumadoras como nunca antes había sentido y tan fuertes que sentía que perdía la cabeza.

Sintió la temperatura de su cuerpo elevarse, su piel erizarse, y su boca pedir más. Su cerebro trabajaba a mil por hora y podía sentir la presencia de Harry rodear todo su ser... Había algo allí, algo diferente, algo que nunca antes había sentido y no podía entenderlo, creía que Harry no lo entendía tampoco, y sin duda, no lo entenderían hasta que lo conversaran. Pero ahora, y con lo que sentía, si alguien más le preguntaba, Niall definitivamente lo explicaría como amor.

¿Que otra cosa podía ser?

Y mientras exploraba y acariciaba con su lengua a Harry, solo podía pensar en cómo había pasado tanto tiempo sin besar esa boca tan necesitada.

Harry le estaba diciendo, sin palabras, como él también temía lo mismo. Como lo deseaba, como lo quería, y como el pensamiento de que Niall pudiera no ser suyo lo estaba enloqueciendo.

Se separaron cuando ya no había aire, y Niall se había dado cuenta, en ese entre tanto en el que se devoraban sin piedad, que Harry lo había tenido agarrado del rostro, y que Niall se había subido a él como si se tratara de un árbol el cual pudiera trepar. Le tenía la cadera rodeada con las piernas.

— Escúchame bien, Niall, y esto es una orden —dijo, jadeando y con la boca enrojecida mientras bajaba sus manos hasta la cintura de Niall para afirmarlo allí, sin dejar que se bajara de encima de el.

Niall solo asintió, sin confiar en que fuera capaz de hablar. Descanso ambos brazos sobre los hombros de Harry.

— Ahora mismo, tú y yo vamos a darnos la mano. Yo voy a entrelazar mis dedos con los tuyos, y si es necesario, cerrare mis ojos y pediré a quién demonios sea que dictamine a los Conectados que lo haga bien y que tú seas mío —dijo, tan seguro de sí mismo como nunca antes lo había estado— Si no ocurre así, entonces te besare de nuevo, te pediré que seas mi novio, y te comprare a primera hora de la mañana unos guantes de cuero como los que yo llevo. Si el destino nos falla, entonces nosotros vamos a engañarlo, ¿me escuchaste? -

Sintió una necesidad de hablar urgente, tan demandante como lo era la sensación de besar a Harry de nuevo, pero prefirió no hacerlo.

— Si—asintió, mientras se bajaba de encima de él— sí, Harry.

— Muy bien, levanta tus manos. Ambas.

Niall le hizo caso, y si sus manos estaban temblando, Harry prefirió no mencionarlo.

— Aquí voy —avisó.

Por un segundo, y durante el segundo más eterno al que alguna vez le había tocado vivir, trabo su mirada con la de Harry y se permitió disfrutar allí lo que creía era una esperanza extraña, un anhelo diferente, algo que casi le pareció cósmico.

Harry lo quería tanto como él, y aunque el sentimiento nunca fue conversado, Niall sabía que era amor. Harry ya era suyo, y Niall de él.

Niall se llenó de valor.

Y Harry... Harry le tomo las manos. 

Black Leather  ; nsWhere stories live. Discover now