Esperé a que Calum se calmara un poco para sacarlo fuera del cuarto y preguntarle qué le pasaba, el suspiró pesadamente antes de decir nada.

- ¿Qué tan seria puede ser una relación de unas pocas semanas con una persona excesivamente guapa y que va a una velocidad un poco inquietante? – enarqué mis cejas a la vez que ladeaba la cabeza, si el supiera que yo me pregunto lo mismo.

-Pues depende de la persona, supongo – respondí para ambos – si notas que le interesas y que va en serio, no tiene por qué ser un problema la velocidad de los acontecimientos.

-Ese es el problema precisamente, no tengo muy claro que él vaya en serio, no hemos hablado de eso, es puro... - dejó la frase al aire, pero fui capaz de imaginarme la continuación – Mike, él me gusta, mucho. Y por eso mismo no quiero ser solo... un rollo, o algo pasajero, quiero algo más seguro, más estable... – palmee su hombro en señal de apoyo.

-Solo te puedo decir que hables con él, a mí me funciona – "Aunque no sea exactamente el verbo el método de la conversación"

Una sonrisa, que me dejó claro que no había ayudado mucho realmente, y un apretón de manos fue la despedida. Le deseé suerte internamente y regresé a trabajar.

"Te extraño..."

Sonreí y bloqueé la pantalla de mi teléfono. Después de todo, no estaba tan mal.

                          √Π√

El mismo viernes en la tarde me sorprendí gratamente de ver a Luke en la puerta del hospital, esperándome. Incluso la chica de la recepción sonrió, contagiada por mi gesto.

-Buenas tardes guapo – me saludó nada más subirme al auto, acompañándolo de un pequeño, pero dulce beso. Admito que me sorprendió que no le importara hacer eso en la puerta del hospital, pero no es como que me fuese a quejar.

-Hola – mordí mi labio inferior, se veía tan lindo, tan sexy con ese maldito aro en su labio, el cabello estratégicamente desacomodado y una discreta barba que debía haberse desarrollado en estos dos días. "Madre de dios, si así se ve descuidado..."

- ¿Puedo proponerte un plan, o estás muy cansado? – preguntó mientras sacaba el coche de la entrada del hospital.

-Para nada, ¿qué tienes pensado?

-Pues la verdad es un plan bastante casero, pensaba llevarte a casa, preparar algo de comer, nada extraordinario – dijo con la vista fija en la carretera y con una sonrisa tímida.

- ¿Cocinas tú? – pregunté intentando contener la risa.

-Pues sí, prometo no envenenarte.

-Cuento con ello – ambos reímos, como siempre que estamos juntos.

                          √Π√

Me senté en la barra con una cerveza en lo que Luke daba vueltas en la cocina, acomodando cosas, preparando instrumentos y sacando ingredientes con un delantal azul marino que, contrario a todo lo convencional, no le quedaba para nada mal. Es más, se veía muy bien. Mentiría si dijera que mis ojos no se desviaron en ningún momento hacia su trasero.

- ¿Hay algo que no te guste o que no puedas comer? – preguntó repasando la receta que tenía en su teléfono.

-No realmente.

-Perfecto – se puso manos a la obra, y aunque en los seis primeros minutos no habló para nada, me entretuve mirándolo, detallándolo aún más de lo que lo había hecho hasta ahora, dedicándole tiempo a cada sector de su cuerpo por separado y, para mi mala suerte, imaginándome lo que podría haber debajo de esa camiseta, y más allá.

Cuddles PrescriptionWhere stories live. Discover now