-Cállate! -lo regaño por la vergüenza.

-Y tan sexy cuando te enojas. -dice guiñándome un ojo.

Abro los ojos como platos y me atraganto con mi saliva. Toso un par de veces para que se me pase.

-Estás bien? -pregunta sonriendo -No pensé que tendría ese tipo de efecto en ti -dice burlesco.

Santo cielo! Su temperamento tan irregular podría matarme.

-Siempre has tenido tantas personalidades? -pregunto levantando las cejas.

-A qué te refieres? -pregunta curioso.

-Tienes esa parte de ti que es extremadamente tierno, también donde eres protector, luego sexy, rudo, agresivo, seductor y ahora pervertido también? 

Él ríe a carcajadas y no puedo evitar que se me contagie semejante risa.

-Con que sexy, no? -pregunta mientras sigue riendo. Se abalanza hacia mí lentamente hasta que estoy acostada en suelo y él está encima mío sosteniéndose con los codos para no aplastarme.

Ambos nos sostenemos la mirada y yo enarco una ceja desafiándolo.

-Te parezco sexy... Pero no sabes hasta donde llega mi perversión. -sus ojos se intensifican.

Sonrío de costado, tratando de que comprenda que lo entiendo.

-Y aún no lo quiero saber. -contesto en todo seductor.

Me levanto un poco para alcanzarlo y le doy lentamente un beso en la mejillas provocándolo. Lo aparto con delicadeza y me levanto del suelo.

Él sonríe abiertamente y me sigue con la mirada.

-Eres mala! -exclama sin dejar de sonreír. 

Sonrío igualmente y hago que se levante del suelo.

-Jaden... en serio tengo mucho frío. 

Él mira a su alrededor como buscando algo que me pueda proteger del frío.

-Tengo una idea -sonríe -Te llevaré a casa, mi madre de seguro tendrá alguna ropa que puedas usar. 

-Estás seguro? -pregunto sorprendida. Lo último que quisiera hacer es molestar a Ana.

-Completamente.

No tardamos tanto en llegar a su casa, no estaba tan lejos como lo recordaba. 

Jaden simplemente abrió la puerta y me sentí como una delincuente queriendo invadir una propiedad privada.

-Jaden, eres tú? -escuché la voz de Ana que provenía de otra habitación.

En un instante su hermosa cabellera se asomaba por la puerta y sus ojos quedaron extremadamente abiertos de sorpresa al verme.

-Yos, cariño! -exclamó.

Recuerdo perfectamente el momento en el que ella me apoyó con su personalidad maternal. Cuando me abrazó y me cautivó con sus palabras y su consuelo. Ella era como mi segunda mamá.

-Señora... -dije, no sabía muy bien como llamarla en este momento -Ana... 

Por alguna razón sentí unas inmensas ganas de correr a sus brazos, el pecho me dolía al recordar lo buena que fue conmigo y las lágrimas amenazaban nuevamente con salir.

Ella se acerco más, hasta estar justo frente a mí.

Sujeto un mechón rebelde de mi cabello que se posaba en mi rostro y lo apartó poniéndolo tras mi oreja.

-Has cambiado tanto... -dijo y se le quebró la voz.

En ese instante me lancé a sus brazos y dejé caer todas las lágrimas que estaba conteniendo.

-Lamento que hayas tenido que pasar por todo esto -dijo mientras acariciaba mi cabello. Ella también lloraba, lo noté por la ronquera de su voz.

Asentí un par de veces hasta que nos separamos. 

-Eres fuerte, cariño.

Sonreí en forma de agradecimiento.

-Y yo qué? -preguntó Jaden haciendo un puchero.

Reí ente su expresión.

-Ay mi bebé pequeño -lo consintió Ana mientras le jalaba sus mejillas.

-Bueno ya -espeto él y ambas reímos -Mamá... Nos preguntábamos si podrías prestarle a Yos algo de ropa -dijo avergonzado.

Ella sonrío.

-Por supuesto! -exclamó Ana -Sígueme, cariño -dijo dirigiéndose a mí.

Me guió hasta su habitación, donde me prestó unas calzas negras, una blusa azul y una chaqueta azul oscuro, casi podría ser confundido con negro.

Es increíble como su ropa me quedaba bien. Aunque la blusa y la chaqueta me quedaban holgadas, al parecer Ana es una mujer que cuida de su figura.

Cuando volvimos con Jaden, él le agradeció a su madre y yo hice lo mismo. Le avisó que se llevaría la motocicleta y salimos afuera para montarla.

-Podrías meter tus manos bajo mi chaqueta -me dijo Jaden -Digo... para sostenerte mejor y que tus manos no se enfríen.

No lo estaba mirando, pero supe perfectamente que había sonreído.

Hice lo que me sugirió e imité su sonrisa. Inmediatamente aceleró.

Llegamos en menos de cinco minutos, mis manos y mi piernas me estaban temblando y no podía dejar de tararear.

-Nerviosa? -preguntó Jaden preocupado y yo asentí -Mira... No tienes que hacer esto si no quieres, todo estará bien...

-No, Jaden. Debo hacerlo -respiré hondo -Quiero hacerlo.

Caminamos juntos hacia la entrada.

-No olvides el plan -me aconsejó.

-Qué? -reí -No olvides tú el plan. No hay manera de que yo lo olvide. Fui yo quien lo creó.

Él asintió estando de acuerdo. Llegamos a la entrada.

Todo el cuerpo me temblaba. 

Miré a Jaden y ambos asentimos al mismo tiempo.

"Este es el comienzo y este es el final." pensé.

Golpeé la puerta un par de veces. Jaden rozó mi mano con la suya y yo tomé una gran bocanada de aire al escuchar unos pasos acercándose a la puerta.

Esta se abrió enseguida y un hombre se asomó tras el umbral. Abrió los ojos como platos observándome sin poder creerlo. 

-Yoselyn... -susurró.

-Jeremy -respondí.


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