Capítulo 7

2.2K 192 92
                                    

Agito mis párpados con delicadeza, entonces, la luz del sol que penetra en mi habitación, me lastima los ojos.

Gimo y me levanto a cerrar las persianas. Justo cuando vuelvo a lanzarme en la cama, papá llama a mi puerta.

-Cariño, estás despierta? -pregunta cauteloso.

Es cierto que he sido más considerada con él estos últimos días. Sin embargo, como dije una vez, nunca volverá a sentir ningún tipo de afecto de mi parte.

-Sí -balbuceo, aún medio dormida.

Solo pasan unos segundos para que abra la puerta e irrumpa en mi habitación. 

<Él les ha hecho mucho daño a tu madre y ti>  espeta mi mente.

Y sí, tiene toda la razón. No puedo simplemente seguir mi vida como si nada hubiera pasado, como si amara a este hombre que tengo enfrente, cuando la verdad es que no lo soporto y todo ha cambiado, mi forma de pensar, hasta mi forma de sentir. Es demasiado para mí.

-Me alegra verte bien. Solo quería informarte que Victoria vendrá a verte hoy. Y no tienes que ir al colegio. Justificaré tu ausencia luego. -dice mientras me da una media sonrisa.

-Victoria? Hace un día que la conoces y ya tienes la suficiente confianza de llamarla por su nombre. Que rápido eres, Jeremy. -le respondo con cinismo.

Es evidente que mi última palabra lo ha lastimado. Nunca antes le había llamado por su nombre.

-Eres imposible. -susurra y se va.

Me ha dicho que puedo faltar al colegio, sin embargo, prefiero ir, a estar bajo el mismo techo que este hombre. 

Me levanto y rebusco en mi ropero el atuendo que llevaré hoy. Un jersey negro, jeans negros y una boina negra. El equipamiento depresivo perfecto. Por suerte hace frío, una excusa perfecta para usar mangas largas y evitar que se noten mis muñecas vendadas.

Recojo mi mochila y me dirijo al comedor. Una vez allí, veo la barra de cereal, pero no la recojo, extrañamente me provoca náuseas. Sin más que hacer, abandono la casa.

El autobús aún no llega, y supongo que papá le habrá dicho que hoy no iré. Así que la mejor y única opción que tengo es caminar hasta el colegio. 

Estamos en otoño, y las hojas han forrado las calles. El viento se estrella en mi rostro y es una brisa tan agradable que al par de unas cuadras, me detengo y cierro los ojos para poder sentir su intensidad. Es fría, con el toque perfecto de humedad. No puedo evitar sonreír al sentir lo reconfortante que es. 

De repente escucho el motor de una motocicleta aparcar justo a mi lado, pero estoy tan contenta con esta sensación que daría cualquier cosa por poder permanecer unos minutos más admirando la brisa. Sin embargo, no tardo en escuchar a un joven dirigirme la palabra.

-Te he pillado pensando en mí. 

Abro los ojos como platos, y volteo instintivamente. Es Jaden, tiene la camiseta verde y una chaqueta de cuero negra, que hacen resaltar aún más sus intensos ojos. Está montado en una motocicleta negra, realmente preciosa. Me resulta algo intimidante pero extremadamente atractivo.

-No estaba pensando en ti. -digo, algo tímida. 

-No me engañas. Esa sonrisa fue por mí. -alega en broma.

Ambos sonreímos. 

-No te creas tan importante, señorito Jaden. -digo en tono sofisticado.

-Pues entonces, debería dejar de sonreír en mi nombre, caprichosa doncella. -responde él con el mismo tono.

MI BOSQUEWhere stories live. Discover now