Capítulo 6

2K 221 9
                                    


<Por qué te ruborizas?> se ríe mi mente.

-Cállate! -espeto.

-Pero, yo no he dicho nada. -dice el joven, algo confundido.

Su voz es ronca, pero dulce. Tiene el cabello ondulado, castaño claro; los ojos de un verde intenso; los pómulos resaltados y una pequeña curvatura en su mandíbula. Al hablar, le he pillado dos hoyuelos, uno en cada mejilla. Tiene la nariz respingada y unos labios carnosos, rosáceos. 

Me doy cuenta de que lo he estado observando embobada y desvío la mirada inmediatamente.

-No importa. Solo lárgate de mi bosque. -le contesto con indiferencia.

-Tú bosque? -pregunta frunciendo el ceño.

Bueno, no es técnicamente mi bosque, pero es el único lugar en donde encuentro consuelo, además mamá siempre viene aquí, para estar conmigo.

-Lo considero así. -digo mientras lo fulmino con la mirada. -Lárgate! -le grito.

El joven sorprendido da un paso atrás. Tiene el rostro muy serio.

-No pienso largarme de aquí, solo porque una niña caprichosa me lo exige. -espeta con mucha calma.

Me ha dicho caprichosa? 

-Perdón? No soy una niña caprichosa. Ni siquiera sabes nada de mi vida y te atreves a llamarme así. Engreído! -lo último se me ha escapado sin querer, pero no me arrepiento. Si él busca pelea, encontrará más que eso.

-Engreído, yo? -sonríe.

Santo cielo! Es la sonrisa más hermosa que he visto. Sus mejillas se contraen y ambos hoyuelos se deslumbran en su rostro. Sin embargo, me molesta que se ría en un momento así. 

-Por qué sonríes? Te he causado alguna gracia? -pregunto mientras le lanzo una mirada asesina.

Él pone los ojos en blanco y se encoge de hombros.

-Amargada -susurra.

Y eso es más que suficiente para inyectar rabia en mis venas. Sin ni siquiera pensarlo, me lanzo hacia él, intento golpearlo en el torso, pero es como si golpeara a un saco de piedras. No me importa, sigo intentándolo. Él me sujeta de la muñecas para evitar que lo siga golpeando.

-Ay! -chillo.

El dolor en mis muñecas magulladas es demasiado intenso, es inaguantable, tanto que las lágrimas empiezan a bañar mis mejillas, casi por instinto.

El joven se asusta y rápidamente suelta mis muñecas. 

Las piernas me tiemblan y sin poder evitarlo caigo al suelo e inmediatamente empiezo a sollozar. 

Siento las navajas rozando mi piel, sé que es psicológico, un juego mental, sin embargo, el dolor se siente tan real. Puedo sentir como las fibras de mi piel se van rompiendo de nuevo, las heridas que ya habían empezado a cicatrizar, se han vuelto a abrir. 

El joven se lanza al suelo junto a mí. Sus ojos están llenos de preocupación. Y no puedo evitar pasar por alto lo tierno que se ve, con esa mirada.

-Estás bien?... Lo siento tanto. No sé lo que ha pasado, pero creo que te he lastimado. Lo siento, lo siento, eso nunca fue mi intención. Por favor, dime que estás bien. Quieres que te lleve a un hospital? Lo siento, realmente lo siento. -el joven habla tan rápido que apenas logro comprender lo que dice. 

Niego con la cabeza y veo que se relaja un poco. 

Dejo de sollozar y bajo la mirada para verificar mis muñecas. Lo que me esperaba. Las vendas están bañadas de un líquido rojo, que se desliza por mis manos.

MI BOSQUEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora