Capítulo XIII: La reina roja

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-Gracias... -masculló el moreno en forma débil. Makoto negó con la cabeza.

-No tienes nada qué agradecer. Ahora, si me permites, tengo más pacientes qué atender.

Al marcharse el doctor Narumi, Yuu permaneció en silencio y en el mismo lugar sin atreverse a mover un solo músculo.

A lo lejos se encontraba Shinoa la cual había estado escuchando su conversación todo ese tiempo. Pensó en acercarse a Yuu pero al instante desistió de esa idea; seguía molesta con él, todavía no se le pasaba todo el coraje. No, aún no era el momento de acercarse a él.

Giró sobre sus talones dispuesta a salir del hospital, aun así su curiosidad pudo más. Volvió a mirar a Yuu por el rabillo del ojo, en verdad se veía como una mierda. Y al observarlo en tan mal estado se dio cuenta que ya no podían seguir de la misma manera, que no podía dejarlo tal cual mientras ella volvía a casa, que Yuu tenía problemas y la necesitaba. Yūichirō era más que el chico que le rompió el corazón a Mitsuba, era también su mejor amigo.

Se acercó con cautela al muchacho. Al estar detrás de él, tocó suavemente su hombro. Ante aquel gesto, Yuu se giró hacia ella.

-¿Shinoa? -pronunció su nombre con sorpresa.

-¿Y eso es todo lo que dices? -Hīragi intentó hablar con naturalidad, le salió mejor de lo que hubiese esperado -. Esperaba algo mejor, sabes.

-Pero... tú... yo... ¿no estás molesta conmigo?

-Lo estoy.

-¿Entonces?

Ni siquiera ella lo sabía con exactitud. Lo único que tenía claro era el hecho de que Yuu era su amigo y parecía necesitarla; y ella, a pesar de no considerarse una persona empática, sintió que su deber era acudir ante el mudo grito de ayuda de Yūichirō.

-Quizá ya es momento de enfrentar la situación, digo, Yoichi y Kimizuki ya lo hicieron. Así que nosotros debemos hacer lo mismo y no quedarnos atrás, ¿no crees? -En ese momento lo miró a los ojos -... Y tú pareces necesitar de alguien.

Yuu se cruzó de brazos; bufó por lo bajo.

-¿Y qué te hace pensar eso?

-Escuché lo que el doctor Narumi te dijo, además tienes los ojos vidriosos como si estuvieras a punto de llorar -mencionó de forma suave. Yuu desvió la mirada -. No te avergüences, Yuu-san, todos necesitamos llorar de vez en cuando.

-Yo no...

-Oh, tú sí. Vamos, todos sabemos que eres blandito por dentro. -Ante la rabieta de Yuu, soltó una suave risa. Casi ni parecía que no se habían hablado durante todos esos meses -. Anda, vamos a por un café, yo invito.

-¿Tú invitas? Esto es nuevo para mí.

-En lugar de hacer comentarios irónicos deberías sentirte honrado de que yo sea la que te esté invitando, pero no vayas a creer que intento ligar contigo, eh.

Ichinose sonrió ante ello aunque también pareció haber soltado una especie de gruñido, una rara combinación. Shinoa, en cambio, solo sonrió; ya le hacía falta molestar a su queridísimo amigo Yuu-san.

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A Mika ya no le gustaba septiembre, el motivo no quería ni pensarlo; el proceso de superación iba demasiado bien como para arruinarlo con un simple recuerdo.

Al final el mundo no se había acabado. Seguía vivo, tenía salud, la universidad iba bastante bien y nuevas personas iban llegando a su vida. Los días continuaron transcurriendo tal y como lo habían hecho todos los años de su existencia. Eso le hizo darse cuenta que en efecto nadie era indispensable ni mucho menos alguien podía morirse por amor.

Monochrome [MikaYuu/Owari No Seraph]On viuen les histories. Descobreix ara