Capítulo 16: Conociendo Más

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<<Abril 2015 >>

Ya habían pasado algunos días y el paquete de pañales que había comprado se había terminado.

Por un lado pensé, "que bueno, al menos así se me quitará la tentación de usarlos", pero por otro sentía un leve vacío, como si algo me faltara cada noche al dormir.

Dejé pasar unos días así, sin usarlos ya pues ya no tenía más. Al principio se me dificultó acostumbrarme al ya no tener uno puesto, pero con el pasar de los días me iba "re-acostumbrando" a ello, sin embargo si de vez en cuando sentía muchas ganas de usar alguno pero me abstenía de si quiera pensar en comprar más.

Ya estaban cerca las vacaciones de la semana santa, lo que significaba que podría ir a ver nuevamente a Ale, por lo que me preparé para ello...

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<<Abril – Mayo 2015 >>

Por primera vez en las ocasiones en las que iba allá ella y su madre me acompañaron hasta la central camionera, donde me despedí de ambas, sin embargo por el hecho del frío que hacía en ese momento, decidí dejarle mi tan querida chamarra de Pikachu que yo tenía a ella, pues ella había olvidado sacar algo abrigador de casa. A pesar de que el frío es algo que no soporto mucho, eso no me importó en ese momento, preferí que ella tuviera algo con que cubrirse, además me esperaba un largo viaje en el camión, y dentro no creo que hiciera tanto frío.

Tras regresar del viaje, como cada ocasión que regresaba de casa de Ale me dispuse a recordar cada momento con ella. Realmente en esta ocasión no pasaron muchas cosas muy relevantes para contar. Salvo claro, que por las situaciones de que me hacía dormir con todo "eso" puesto, hizo que me regresara la costumbre de dormir con pañales.

Pasados tan sólo unos cuantos días la "costumbre" y las ganas terminaron por ganarme, necesitaba comprar un paquete de pañales nuevamente, pero ésta vez no iría a comprar esos feos pañales de la última vez.

Me dispuse a buscar un poco en internet sobre "pañales para adulto" que fueran baratos pero a la vez buenos (o al menos mejores que los que había conseguido en esa ocasión). Di con una página que mencionaba una marca llamada Diapro, que era recomendada.

Con ese nombre en la cabeza decidí salir con una mochila totalmente vacía dirigiéndome a las farmacias más cercanas que tenía a la casa.

Pasaba de viendo de reojo el interior de las farmacias buscando si tenían a la vista esos pañales, ni si quiera me atrevía a entrar a la farmacia para preguntar, la verdad es que si me daba bastante pena hacerlo.

Finalmente llegué a una farmacia donde los tenían tras un cristal en la parte de hasta arriba del mostrador. Justamente tenían un solo paquete y además del tamaño que necesitaba.

Intenté acercarme un poco más para apreciarlos mejor para ver si de verdad eran los que buscaba, me les quedé viendo un rato sin atreverme aún a entrar a dicha farmacia. La vendedora, una señora de un alrededor de entre 50 y 60 años, no muy alta, quizá de mi misma estatura, con unas grandes gafas, de un cabello color café, casi queriendo pasar por pelirroja. Tenía una mirada muy seria, como si en cualquier momento fuera a molestarse por algún detallito.

La verdad es que la vendedora me daba un poco de miedo con sólo mirarla, pero ya era un poco inevitable tener que pedirle el paquete, tenía rato que me observaba que estaba mirando el paquete, además de que al parecer era la única farmacia cercana que los vendía.

Me acerqué al mostrador con algo de temor, y como si de una confesión a un padre se tratara, le pedí los pañales con una voz baja y a la vez rápida, como si no quisiera que nadie más escuchara.

Inmediatamente asentó con la cabeza, sacando desde un estante detrás de ella un enorme tubo de metal con un gancho en uno de los extremos, con éste alcanzó el paquete de pañales para así poder bajarlo.

Tan pronto me los dio le pagué rápidamente, y antes de salir del lugar guardé el paquete dentro de la mochila vacía, de ésta manera nadie notaría lo que compré.

Así regresé a casa, aprovechando que no había nadie en casa, saqué el paquete de pañales, los guardé como la última vez en un lugar regular cubriéndose por una bolsa negra.

Llegada la noche decidí probar uno de esos pañales, por lo que, como las ocasiones anteriores, desplegué el pañal sobre la cama, recostándome sobre este y maniobrando un poco para poder ponérmelo.

En ese momento sentí la diferencia, justo como los anteriores si se sentían bien, pero mucho mejor que los anteriores, además de contar también con dos cintas en cada extremo. Realmente si podía sentirlo mucho mejor que la anterior marca.

Terminado de disfrutar un poco del primer contacto, me dispuse a ponerme mi pijama para irme a dormir, como cada noche, con mi chupón.

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<<Mayo 2015>>

Ya habían pasado algunos días, estaba de nuevo usando los pañales en la noche, pero ésta vez decidí tener un mayor control, siendo sólo algunos días los que los iba a usar, más en específico los fines de semana, de ésta manera me durarían más, y además podría disfrutar de ellos más tiempo pues los fines de semana podía tenerlos puestos casi todo el día sin problemas, ya que entre semana tenía que quitármelos para ir a la escuela.

En alguna ocasión hablando con Ale salió el tema de la calidad de los pañales, dando mis observaciones de cada marca en cuanto a textura, comodidad, durabilidad y otros pequeños aspectos que notaba, todos menos el de absorción, pues era una función que aún no me atrevía a probar.

Fue ese comentario que hizo ella el que me hizo sentirme un poco ridículo al mencionar todo eso:

Ale: Aww, el bebé ya sabe de pañales

Realmente no sabía que decir, era verdad, comenzaba a saber más por experiencia propia, lo cual era en cierto modo ridículo, pero ella trataba de quitarme la pena diciéndome una y otra vez lo lindo que se le hacía verme así.

A veces todo ese tipo de comentarios me hacía pensaren cómo es que una simple petición había hecho que esto creciera de ésta manera. Simple y sencillamente no podía creer las costumbres que ahora tenía sólo por una simple petición de hace casi un año.


Algunas veces me hacía reconsiderar el continuar con esto o no hacerlo, pero por lo regular las ganas de sentir todo ello eran más que las ganas de deshacer todo ello, además, a ella no le molestaba, al contrario, fue ella misma quien me transformó...en un bebé...

Continuará...


El Secreto No AceptadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora