Capítulo 13: Cediendo a la Tentación

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Ya había regresado a la ciudad, no pude evitar quedarme dormido durante el viaje (es un viaje de casi 6 horas), donde tuve un leve sueño, que no sabía del todo si era un recuerdo perdido, o simplemente una imaginación mía, donde Ale comenzaba incluso a darme de comer papillas y me hacía ponerme un babero.

En fin, traté de no pensar en dicho sueño, simplemente me dirigí al transporte indicado para poder llegar a mi hogar. Una vez en mi hogar comencé a acomodar todas mis cosas en su respectivo lugar. En ese momento el chupón salió a la luz, me dio un poco de pena con sólo verlo ahí.

Rápidamente busqué un lugar donde lo pudiera ocultar antes de que mi hermano, como es costumbre, entrara al cuarto a irrumpir mi privacidad. No es que no me guste la compañía de mi hermano, pero él siempre ha sido demasiado inoportuno.

Efectivamente como supuse, tan pronto pude ocultar el chupón, mi hermano, con un azotón a la puerta de mi recámara, entró diciendo...pues las cosas raras y a veces sin sentido que ya de por sí suele decir.

Tras un rato de hablar entre nosotros, salió de mi habitación y me dispuse a continuar mis cosas, guardando mi ropa y preparando las cosas para el siguiente día, pues ya era momento de regresar a clases en la universidad.

Tan pronto terminé sólo me dispuse a jugar un rato videojuegos mientras llegaba la hora de dormir. En ese poco rato mi madre y mi hermano ya se habían ido a dormir, por lo que era el único despierto en la casa en ese momento, momento el cuál no duró mucho.

Durante esos minutos me pasaba por la mente de si usar o no el chupón. Realmente esa semana y media allá usándolo me había acostumbrado a usarlo cada noche, pero no me atrevía a usarlo en casa, en parte por pena, y en parte porque algunas veces mi madre entra a mi habitación dado que algunos de sus abrigos se encuentran en el ropero que está en mi habitación.

Deje de jugar y me acerqué al lugar donde había ocultado el chupón, lo saqué y lo observé por un momento. Lo pensé unos instantes, pero al final decidí no hacerlo, sólo pensé "pff..alguien de mi edad usando algo así? Eso es algo ridículo", al momento que pensaba eso escuché la puerta de entrada de la casa abriéndose, había llegado mi abuelo, creí que ya no llegaría por lo tarde que era pero al final apareció. Rápidamente oculté de nuevo el chupón y me dispuse a preparar mi cama para irme a dormir. Como era costumbre el entró a mi habitación para saludarme dado que él sabe que yo era siempre el que se quedaba despierto en las madrugadas un rato.

Después de saludarlo él se dirigió a su habitación para prepararse a dormir, yo haciendo lo mismo, le dejé un mensaje a Ale desde Facebook para desearle las buenas noches, y me recosté en mi cama para prepararme mentalmente para el siguiente día.

Los siguientes días no fueron muy distintos, comencé a ir a clases, el conocer a los profesores de cada materia, el adaptarse a cada ambiente de cada grupo, etc etc etc.

Y por las noches realizar las tareas que cada profesor encargaba y finalizaba con un rato de videojuegos. Seguía sin utilizar el chupón, con lo que se quedó arrumbado en ese escondite un buen tiempo, y Ale no mencionó nada al respecto por unos días, el momento crucial fue cuando por fin, habiendo pasado un par de semanas, lo había mencionado mientras chateábamos:

Ale: Y si has usado tu chuponsito?

Sun: Am..no realmente no

Ale: Por qué?

Sun: Bueno...te dije que estando aquí no lo necesitaría y em...bueno no haría falta de usarlo, por eso te dije que mejor lo dejaba allá

Ale: Mm...yo se que en algún momento lo usarás jiji

Sun: Em, por qué tan segura de eso?

Ale: Porque....sé que te gustó usarlo

Sun: Hm..

Realmente no podía contradecirle esa última afirmación, la verdad es que si había disfrutado de haber usado tanto el pañal como el chupón durante ese tiempo, y más el hecho de que me trataba con ese cariño y amabilidad.

No sabía del todo el por qué, algunas veces pensaba que eso me pasaba por qué en mi niñez mis padres nunca me trataron de ese modo, al contrario, siempre me pareció que a ellos realmente les daba prisa porque yo madurara, por lo que en muchas ocasiones tuve que "crecer" a la fuerza. La única que me había tratado con amabilidad y cariño había sido mi abuela quien falleció a mis pocos años de edad.

Otras veces pensaba que solamente lo disfrutaba por el hecho de que Tailsito existía y de algún modo ese sentir también lo sentía yo, sin embargo eso me llevaba a la misma conclusión anterior, pues la existencia de Tailsito no era solamente porque sí, tenía una razón del por qué existía, y la razón siempre la derivaba en la razón anterior.

La última suposición que me llegaba a la mente era pensar que simplemente era por como ella me trataba, pues, creo que a cualquiera le gustaría ser tratado de esa manera, o al menos eso suponía.

Realmente no encontraba la razón acertada del porque disfrutaba de ese tipo de cosas, pero la único que tenía claro era que si me agradó todo eso que hizo ella en esa semana y media.

Pasaron un par de días más y seguía sin si quiera ver el lugar hacia donde lo había ocultado, casi olvidándome por completo del chupón. Pero eso no llevó mucho tiempo, pues en alguna ocasión, comencé de nuevo a tener mis ya clásicos momentos de insomnio.

Esa noche no podía dormir, seguramente era por el estrés de que ya era época de exámenes y además de algunos proyectos que tenía que entregar, comencé a dar vueltas y vueltas en la cama sin lograr dormir.

Finalmente después de unas dos horas desistí y simplemente me quedé acostado viendo el techo pensando en muchas cosas de la vida (casi diciendo pensando en la inmortalidad del cangrejo).

Por unos instantes me llegó el recuerdo del chupón, y me pregunté, si acaso eso me podría ayudar a dormir. Me levanté y me dirigí al lugar donde lo había ocultado, quité todo lo que tenía encima y lo saqué.

Lo tenía ya en mi mano, preguntándome si en verdad eso me podría ayudar a dormir. La verdad es que no lo sabía, pero ya después de intentar tanto tiempo dormir, creo que valía la pena intentar con el chupón.

Salí de mi habitación para dirigirme al baño, ya estando ahí me dispuse a enjuagarlo en el lavabo para quitarle todo el polvo que ya tenía. Traté de lavarlo lo mejor posible pues es algo que me llevaría a la boca.

Mientras lo lavaba trataba de hacer el menor ruido posible, pues, además de que mi madre y hermano ya estaban dormidos, mi abuelo se encontraba en la sala viendo la televisión, y si me escuchaba aún despierto, era de ley que iría conmigo a hablarme de algo, y con lo tarde que era, no quería seguir una plática de más de una hora, y aún peor, con un chupón en la mano.

Terminando de lavarlo me dirigí sigilosamente a mi habitación, cerré la puerta y de nuevo me recosté.

Sun: Bien...si esto no funciona creo que ya nada lo hará así que....hay que intentarlo...

Me coloqué el chupón en la boca. Al principio lo sentí un poco incómodo ya me había desacostumbrado a él, pero al pasar de unos pocos minutos ya comenzaba a sentirme muy a gusto y cómodo con él.

Realmente la sensación del chupón hacía que me tranquilizara un poco...lo que con el pasar de unos cuantos minutos logró hacerme dormir...en cierto modo si me preocupaba un poco que mi madre entrara y me viera con el chupón puesto, por lo que decidí acomodarme mirando hacia la pared a modo de que si entrara no se viera mi cara y obviamente el chupón, a pesar de que si me preocupaba eso no tardé en caer dormido...

Continuará...

El Secreto No AceptadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora