Parte 4. Reencontrado

1.1K 125 23
                                    

Reencontrado: adj. Persona que vuelve  a encontrarse con algo o alguien que no se busca, recobrando lo que parecía perdido.

“Sólo nos separamos para reencontrarnos.”
John Gay
************************************

El vuelo hacia Londres había sido un poco cansado. Sin embargo a primer hora de la mañana, recibí un mensaje de James, informándome que estábamos citados a un pequeño cóctel, que entre otras cosas era para darme la bienvenida y reagruparnos antes del primer concierto.

No me había comunicado con Marianne, así que me sentía un poco incómoda de estar, en cierta manera, sola.
El cóctel sería pasadas las primeras horas de la tarde. Estaba nerviosa, volver a Londres significaba mucho, hace no muchos meses, me encontraba ahí, caminando de la mano con Alex.
Traté de deshacerme de esos pensamientos, no quería involucrarme demasiado con ello ahora, ya que tenía que estar tranquila para hacer mi mejor trabajo posible.
Llegada la hora, comencé a arreglarme, usé un vestido negro con pequeñas cuentas de cristal, el que me había obsequiado Marie. Apliqué maquillaje en mi rostro, rimel en las pestañas y labial indeleble. Todo tenía que ser perfecto. Acomodé mi cabello en ligeras ondas, me puse mis tacones negros y mi abrigo. Tomé mi bolsa y me dirigí a la salida del hotel.

Solicité a la recepcionista que me llamara un taxi, quién así lo hizo.
En un par de minutos llegó. Lo abordé, y le indiqué la dirección del lugar.

—Disculpe ¿podría detenerse en una tienda cuando pueda? —dije una vez que avanzamos

—Seguro, no hay problema

—Gracias

Normalmente no fumaba, pero me sentía nerviosa, muy nerviosa. Como si las personas que me esperaban fueran malas y tuviera que defenderme de ellas.
El taxi se detuvo a un lado de la entrada. Descendí y entré.

—Hola, un paquete de cigarros

— ¿Éstos están bien? —dijo mostrándomelos

—Sí ¿Cuánto es?

—£8

Busqué el dinero en mi cartera. Cuando miré a un lado del mostrador. No pude evitarlo y tomé un paquete de Mentos.

—También estas, por favor

—Serian £9

Pagué, tomé mis cosas y salí para subir al taxi de nuevo.

—Gracias, ahora sí, por favor lléveme a donde le indique

—Con gusto

—Gracias

Al llegar, me encontré con James, quien amablemente me ayudó a descender. Caminé de su brazo hasta el salón. Hizo un par de elogios sobre lo bien que lucía esa noche, y luego se disculpó y fue a saludar a todos, hice lo mismo, salvo que sólo saludé a unos cuantos.

—Hola chicas ¿Cómo están? —me acerqué con el resto de las instrumentistas

—Hola, Erin. Todo bien, te ves muy linda hoy

—Gracias, ustedes también lucen muy lindas...  ¿Qué tal el vuelo?

—Tranquilo

—Qué bueno. ¿Ellos ya están aquí?

Rieron.

—No —dijo Claudia—. ¿Tienes mucho interés en verlos, no?

—Es que no los conozco

—Son buenas personas... Y están muy guapos

—Y locos —agregó Jenny

—A mí me parecen muy divertidos... —dijo Caro

— ¿Y cuáles son sus nombres?

—Bueno, para no romper con el misterio, creo que será mejor que ellos mismos se presenten —rió Claudia

—Ay, vamos chicas —refunfuñé

—Tranquila, además, hoy ensayaremos con ellos

—Wow, ¿en serio?

— ¿Qué tal la noche, nenas? —se acercó un hombre a preguntar

Todas respondieron, menos yo. Qué lo miraba sorprendida. Lo conocía, intentaba recordar de dónde, su cara me parecía familiar. Interrumpió mis pensamientos al presentarse.

—Hola, tu debes ser Erin. Mucho gusto, soy Zach... Zachary Dawes

Al escuchar su nombre, en mi memoria se detonó un recuerdo.
Miles gritándole Zach a un hombre que estaba en casa de Alex una mañana. Sí, de ahí lo conocía. Zach era amigo de Alex y de Miles.
Me quedé muda observándolo, ni siquiera estreché su mano que amablemente me ofreció.
Todos me miraban dudosos.

— ¿Te pasa algo? —dijo Caro

—Erin estás pálida —afirmó Jenny

—Tengo que salir un momento, chicas —reaccioné—. Mucho gusto, Zach —tomé su mano y la sacudí

Me di la vuelta y salí con velocidad del lugar dejándolos atrás.
Bajé hasta el vestíbulo y ahí, con las manos temblorosas encendí un cigarrillo.
Mi celular comenzó a sonar. Miré la pantalla, era Marianne. Atendí enseguida.

—Erin ¿En dónde diablos te metiste? ¿Cómo pudiste irte sin despedirte? —reclamó con histeria

—Marianne, está sucediendo algo muy extraño —dije con la voz temblorosa

— ¿Qué te pasa Erin? No me asustes —respondió espantada

—Disculpa ¿me regalas un cigarro? —dijo esa voz que recordaba demasiado bien

Estaba de espaldas a él, mi corazón estaba por salirse de mi pecho. Alejé el móvil de mi oreja y lo guardé en mi bolso. Al intentar cerrar el broche, resbaló de mi agarre.
Él amablemente lo recogió del suelo y lo puso en mis manos.
Levanté mi rostro y mi mirada se encontró con la suya. No había más qué pudiera hacer, no podía escapar. Ahí estaba él, mirándome con esos hermosos ojos castaños que habían sido mi perdición.

Anything you need [Segunda parte de BAD HABITS] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora