Capítulo 6- Will

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Lo siento realmente. Si Will está tan perturbado es culpa de Paula, no mía, que hizo que Nico le trastornara. Empecemos.

Su primera venganza.
Will nunca se había considerado una persona rencorosa, es más, creía ser bastante cordial.
Bien, pues entonces no entendía porque le estaba gustando tanto ver a Drew en medio del lago, sin todas sus capas y capas de maquillaje y con el pijama salpicado de gotas de agua.
Supuestamente eran los hijos de Apolo los que tenían aptitudes musicales, pero los gritos de Drew sonaban en ese momento mejor que cualquier canción de la cabaña 7.
- ¿Podrías no sonreír así? Das mal rollo. -lo sacó la voz de Nico de sus pensamientos.
El rubio se dió cuenta demasiado tarde de que las comisuras de su boca se habían torcido hacia arriba, y que seguramente ofrecía un aspecto bastante perturbador.
Igual era una consecuencia secundaria de la venganza ¿te hacía sonreír ser cruel con los demás? Nico era cruel con él a menudo y no sonreía nunca. Para averiguarlo solo se le ocurría mandar más personas al centro del lago, pero tendría que atender a muchos pacientes por hipotermia así que no le saldría rentable.
- Como no dejes de mover la pierna te la voy a cortar -volvió a hablar Nico- venga, vamos a ver a Quirón.

De camino a la casa Grande los hombros de ambos chicos iban chocando entre sí, intentando parecer que nada había cambiado desde el incidente del día anterior.
Mentira.
El hijo de Apolo podía asimilar que le hubieran embrujablado, no era raro que pasara de vez en cuando en el campamento, pero ¿lo que había hecho Nico? Realmente, se había pasado un poco.
Obviamente le había gustado, era un adolescente bisexual y un chico que no estaba nada mal se le había subido encima en una cabaña oscura.
Y pensar que luego no podía cogerle la mano sin llevarse una patada en la espinilla.

Los gritos de Drew iban escuchándose cada vez más bajos a medida que se acercaban a su destino, pero seguían siendo suficiente como para que los semidioses que ya habían despertado se acercarán a curiosear.
Will casi creyó ver la sombra de una sonrisa en la cara de Nico cuando unas carcajadas se oyeron cerca del lago.
Al llegar a la puerta de la casa el hijo de Hades se inclinó sobre la mesa para recoger una de las sudaderas del campamento mestizo, dejándole a su compañero unas vistas privilegiadas de su parte trasera.
— ¿Qué? —dijo Nico— Hace frío.
Pero Will no estaba pensando en eso. ¿Quién le mandaría al pelioscuro ponerse esos pantalones negros tan ajustados?
Un punto en contra de ser bisexual es que siempre vas a notar que las mujeres tienen más culo que los hombres, así que si te gusta un chico, te fastidias.

Bueno pues con Nico no existía ese problema.

—  Deja de mirarme con esa cara de empanado y entra —espetó Nico, y mientras Will entraba, añadió— No has hablado nada desde hace un buen rato, ¿te sientes mal por lo de Drew?
Con una sonrisa llena de dientes y los ojos relampagueando de diversión, Will habló.
— La venganza es el manjar más dulce del inframundo.

Di Angelo se había dedicado a mirarlo como si tuviera alguna enfermedad terminal desde que habían entrado.
Igual le había dejado algo tocado la forma en la que se había comportado ayer, pero tampoco era para tanto. No creía que fuera por Drew, Nico no se preocuparía por ella. Al final llegó a la conclusión de que tendría que hablar con él más tarde.
— ¿Cuantos azucarillos quieres en el té, Nico? —preguntó Quirón.
— Uno, gracias —contestó este sin establecer contacto visual.
Se lo sirvió y le hizo la misma pregunta a Will.
— Siete, por favor —al ver que tanto el semidiós como el centauro se le quedaron mirando raro, añadió— Bueno, es que me gusta dulce.
Nico entrecerró los ojos.
— ¿Tú estás bien? —al ver que Will le sonreía, pensó en alto— Lo he trastornado.
Encogiéndose de hombros, Quirón le sirvió su té y se sentó a la mesa con ellos. Desde el principio dió a entender que quería hablar del tema Valdez con la mayor discreción posible, cuestión en la que ambos estuvieron de acuerdo.
Cuando le hubieron contado a Quirón toda la historia del encuentro con la carta-holograma, este le pidió a Nico que le dejara examinarla.
Por más veces que reprodujeron el mensaje, siempre se cortaban las mismas partes, y cada vez que Leo se despedía Will se encogía en su asiento con miedo a que el invento se autodestruyese.
— Bueno chicos, —dijo el medio caballo— por muy bien que quedase ahora mismo deciros que llevaré esta carta a investigación, la verdad es que no puedo hacer mucho más que vosotros.
A Will le dió tanta pena ver a la persona encargada del campamento con los ojos tan tristes y la postura tan rendida que se acercó y le dió un abrazo.
— Em, sí, vaya. Gracias William —Will se puso dos dedos en la frente y los retiró haciendo una curva hacia abajo. Acto seguido salió de la sala— tienes un amigo muy rarito, Nico.
— No es culpa mía, ya era así cuando lo encontré.
— En cualquier caso —finalizó Quirón— toma, quédate tú con la carta, aquí ya ha cumplido su cometido.

El Sol de tu LunaWhere stories live. Discover now