Dylan Kay sabe lo que fue crecer sin ningún tipo de afecto en su vida, pero aún consciente de ese hecho, él sabe cómo pasarla bien, pues con "temporal" como su palabra favorita, él no tiene que preocuparse por nadie más que por sus hermanos del club...
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Dylan
Miro la hora en mi reloj Triumph, y al ver que son las tres con uno de la tarde, la buena ansiedad me recorre y no veo la hora de salir de aquí. Nunca en mi vida he estado tan ansioso por encontrarme con una mujer porque siempre sé a lo que voy. A tener sexo. Pero ahora es diferente porque saber que saldré con una chica como Lorelle, y no precisamente para eso, la sensación es extraña, abrumadora, y siento la excitación y la adrenalina correr por mi cuerpo cada vez que pienso en eso. ¿Estará Lorelle tan ansiosa como yo? Sí, porque en mi mente todavía puedo ver con claridad el anhelo en sus increíbles y bonitos ojos ámbar. Unos ojos que me persiguen hasta en sueños, junto con lo que ella me dijo en la camioneta. Unas palabras que cambiaron todo entre nosotros, primero por el simple hecho de ser adoptados y que de alguna manera, siento que me une más a ella. Y segundo porque sigo sin creer que ella quiera conocer al hombre y no al vicepresidente de un club motorista. Estoy pensando seriamente en lo que me propuso y tiene razón. Tal vez, hablar sobre nuestros padres adoptivos pueda aliviar la jodida tormenta de mierda en mi interior. Nunca me he abierto ante ninguna chica, solo a Daniel, y no del todo, pero Lorelle me da la confianza suficiente como para hacerlo. Caray, ¿y una semana alcanza para todo eso? Espero que sí.
Pienso en lo ocurrido en el patio del club, y con razón su hermoso rostro se llenó de dolor cuando le pregunté por su familia. Esos estirados de clase alta que tuvo por padres, debieron hacerla sufrir mucho. Gente como esa es muy estricta y todo para que no perjudiquen su querido estatus social de mierda. Lo sé porque pasé por eso con mis padres biológicos. De seguro que no dejaban salir a Lorelle ni a la esquina de la calle ni hacer lo que realmente ella quería, todo por guardar las dichosas apariencias. ¿Cómo demonios te dicen que no hagas esto, ni aquello ni lo que malditamente quieras? Al menos, yo hacía lo que me daba la gana, pero seguro que Lorelle no, y no me extraña nada que ella se haya rebelado y escapado de todo ese infierno porque yo lo hubiese hecho también.
Espero saber más de ella y de su antigua vida, así sea porque me lo cuente o que lea su libro, lo que llegue primero. Carl me dijo ayer que el libro de Lorelle solamente se consigue por Amazon porque en las librerías de aquí no hay ninguna copia. Mierda. Le dije que lo consiguiera así sea que lo vendan en China.
Sigo pensando en el jodido novio. ¿Sería de su misma clase social? Seh, seguro que sí. Me imagino que era un pendejo mimado y avaricioso. Uno que puso sus manos y su boca en Lorelle. Maldición. ¿Sería su primero también? Me gustaría pensar que no.
Vuelvo a mirar mi reloj. Llevo todo el día metido en mi área de trabajo en el taller, pintando, enroscando tornillos, cambiando faros, y poniéndole el asiento a la motocicleta Chopper de Jay. Ese idiota acaba de llamarme impaciente y de mal humor, exigiéndome que termine el trabajo hoy. Él cree que tengo cuatro brazos y me contuve de mandarlo a la mierda. A duras penas me controlé, y le dije que ya para mañana miércoles estará lista y que viniera a recogerla. Ayer estuve trabajando horas extras para adelantar el trabajo, y así me paga ese bastardo arrogante. Si no fuera porque Lorelle ha estado en mi mente toda la noche y todo el puto día, de seguro que ahora mismo yo estuviera de un humor de perros. Para colmo, Daniel ha estado mirándome como el dragón mayor que es, y tengo la sospecha de que cuando termine con su trabajo vendrá a hablar conmigo.
