CAPÍTULO 27.

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Se iba acercando a mí lentamente.
- Blake, no me hagas daño- le dije aterrada.
Cuando volvía a estar a pocos metros de mí, acarició mis mejillas, mientras bajaba lentamente por el cuello, hasta tocar mi collar. Lo sacó de debajo de mi camiseta. Lo miró detenidamente.
De pronto, cogió mi mano e hizo los mismos pasos que hizo él.
Llegué a tocar una cadena en su cuello, la saqué y pude ver que teníamos la misma medalla.
-Sé lo que te está pasando,  Alice. Lo vi desde el principio reflejado en tus ojos- me dijo.
-Eso es imposible- le dije mientras quitaba rápidamente mi mano de la suya.
-Sé que ayer, en la tienda. Tu mente estaba, para ser exactos, en un pasillo viejo y oscuro.
Sé que tienes un ángel que te protege.
Sé que tu madre falleció al tener tú tan solo tres años.
Sé que una mujer intenta hacerte daño, y sé lo mucho que sufres en silencio por ello-.
Me quedé callada unos minutos.
-No hace falta que digas nada. Quiero que a las 4:30 am, quedemos detrás de mi casa-.
Asentí.
Le acompañe hasta la puerta y nos despedimos costosamente.

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