Capítulo décimo sexto.

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Me lavo la cara con abundante agua, me miro al espejo y allí la tengo a ella otra vez. Ese ser despreciable aparece del otro lado del cristal. Me mira con su cara antipática como siempre. Sus ojeras se extienden arriba de su pómulo. Su malhumor se adueña de su cara, y algo más. Su ceño fruncido me da terror. Sus ojos se humedecen. Una lágrima corre por su sombrío rostro. El monstruo no tiene a nadie que le limpie las lágrimas. El monstruo está solo, desorientado, desplomado, deprimido. El lado triste de la vida ocupa su mente, la felicidad ya no existe. El monstruo saca su navaja. La mira con recelo y la raspa suavemente sobre su piel. Un líquido rojo se ocupa lugar sobre su muñeca derecha. Ya no le encuentra sentido a la vida. Su pobre consuelo es tapar el dolor con algo más doloroso. El alivio se hace presente en la cara de la rara criatura. Se la pasa triste, si no hay ninguna salvación a esa tristeza ¿para qué vale la pena vivir sufriendo? Se preguntaba el monstruo. Cierro los párpados brutalmente y me repito que ese monstruo soy yo.

-Fin flashback-

Recordé esos días oscuros que formaron parte de mi vida. Como me sentía, y como me odiaba. Me odiaba por ser tan fea y antisocial. Me odiaba por hacerme daño a mi misma mientras otros luchaban por vivir. Me odiaba completamente. En aquél momento, solo cicatrices rojizas ocupaban mi brazo.

-_____ - Harry me obligo a volver a la realidad - ¡DÍMELO! ¿POR QUÉ TIENES ESTO AQUÍ? –Se impacientó. Lo noté preocupado. Lo miré a los ojos decidida a internarme en ese mundo de desesperación que era su mirada. El me tomó de la muñeca y no me soltaba. 

- Harry… yo… - No supe cómo empezar esta historia. Mis manos sudaban, un temblor se extendió por mi cuerpo. Un escalofrío me recorrió la espalda, recordar todo aquello sucedido no era nada fácil; pero si se trataba de Harry debía hacerlo. Tomé aire, y le conté toda la historia, con lujo de detalles. Mis ojos enrojecidos dejaban caer montones de lágrimas. Me sentía débil. El me miraba perplejo, ensimismado en sus pensamientos, sus ojos se posaban en un punto indefinido. Por fin reaccionó. Me tomó de las manos, y me rodeó con sus brazos fuertemente. Mis lágrimas fluyeron de mis ojos y no podía controlarlas. Harry tocaba mi pelo una y otra vez. Y en esa situación nos quedamos cuando por fin me empecé a tranquilizar. El me miro directamente a los ojos y el hecho de que fuera tan comprensible casi hace que me largue a llorar de nuevo. Me separó del calor de su cuerpo y soltó:

-_____ debes prometer que jamás volverás a hacerlo.

-Harry, fue hace mucho tiempo… - hice un gran esfuerzo para hablar, un nudo me estrangulaba las palabras. 

-_____ prométeme que no te harás daño nunca más. – A Harry no había forma de mentirle, no había forma de fallarle. Levanté mi frente y claramente dije:

-Está bien, lo prometo. 

-Gracias –suspiró y posó su dedo en mi mejilla, evitando que una lágrima se desparrame por mi rostro. Me tomó de las manos y comenzó a hacerme suaves caricias en mis casi invisibles cicatrices. Cicatrices que solamente él pudo ver. 

Se sentó sobre el árbol y yo me recosté en su regazo. Sus brazos me rodeaban. Sus caricias no cedían. Luego de unas horas de silencio, Harry posó sus labios en mi mejilla y así unos cinco segundos. Despegó sus cálidos labios de mi piel y susurró:

- No me iré de tu vida sin que rías hasta que te duela el estómago, sin que ames hasta que pierdas la cabeza, y sin que sientas que la vida vale la pena si sabes enfocarte en la felicidad.

El sol había sido testigo de todo lo sucedido esa jornada, y la luna ya se lo llevaba. El sol ya se iba, y con él mi trágico pasado.

She will be loved (Harry Styles y tu) terminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora