Décimo tercer capítulo.

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Al trote del caballo blanco que nos transportaba, tomé las riendas de este y brutalmente las hice a un lado. Las luces del pueblo se veían a lo lejos. Las patas del animal chapoteaban contra la superficie de la cual lo único que se distinguía de ésta era la luz de algún relámpago que amenazaba con soltar el rayo de una vez por todas. Harry me sostenía de la cintura, fuerte y protector. Mi extendida trenza caía sobre mi pecho. Mi vista no era buena. La lluvia empañaba mis ojos. Mis manos se raspaban ya que el contacto de la rienda con el agua me arañaba la palma. Mis piernas saltaban, por decir, al ritmo de la comparsa. Me sentía débil, el cansancio de hizo presente en mi cuerpo, estaba agotada. La fiebre hacía que mis ojos perdieran visibilidad durante un lapso de tres segundos. No podía fijar mis ojos en el pueblo. Era un hecho que en cualquier segundo me desmoronaría. Mi cabeza estuvo a punto de ceder, cuando una luz perturbadora me arrebató de mis pensamientos. Una línea desprolija se extendió por el cielo, era tan blanca y brillante que iluminó todo el panorama. Era cuestión de segundos para que el ruido se expanda por el ambiente. Debía escapar lo más rápido posible del árbol. Mi viejo amigo. Me había acercado lo demasiado a él como para que los dos cuerpos que rebotaban sobre el dorso del caballo blanco, que más que blanco ya estaba negro por su salpicada en el barro, nos hundiéramos en el conjunto de agua que se hallaba debajo de nuestros pies. Porque aunque no lo crean, a veces, el mejor amigo; el más confiable, el más honesto, el más leal; puede ser el más traidor. Puede llegar a lastimarte como nadie más puede, ya que conoce todos tus puntos débiles. Por eso ya no confío en nadie, no le doy el privilegio de tumbarme. Ese era mi muy amado árbol, por el cual un estremecedor ruido se hizo presente y nos tambaleó. 
El animal resopló. Creo que si no nos pasó nada, fue un milagro. La lluvia continuaba golpeándonos la cara, el frio se hacía cada vez más notable, el paisaje pintaba gris. Unas pequeñas luces amarillentas que con el paso del tiempo se hacían más grandes eran nuestro objetivo. Poco a poco la lluvia fue perdiendo potencial y ya no nos abarrotaba como antes. El ruido del chapoteo entre las extremidades del caballo y el agua comenzaba a enloquecerme. ¡Plaf Plaf! Harry no había dicho una palabra desde el comienzo de nuestra travesía, yo tampoco. ¡Plaf plaf! Solo sus brazos me apresaban y me aportaban cierta tranquilidad. ¡Plaf plaf! Giré mi cabeza y me encontré con la suya deslumbrante. Ya no existía forma de separarnos. El ruido desapareció. Su cabello permanecía mojado y despeinado, era como si hubiera tenido horas de preparación, pero claro que no era así. Su cara empapada demostraba la desesperación y el cansancio que se apoderaba de él. Sus ojeras se podían distinguir a la luz de la luna. Aún en el peor momento en el que lo presencié, me parecía más hermoso que nunca. Me sonrió y apoyó su cabeza en mi hombro en cuanto yo volví a mi posición inicial. Así seguimos hasta toparnos con el alambre que ese día me había lastimado. Detuve al cuadrúpedo. Harry levantó su cabeza, y en un espontáneo salto se bajó del caballo aterrizando torpemente en el charco de lodo que se adueñaba del pueblo. Me abrió los brazos y no lo dudé ni un segundo. Salté al refugio que me contribuían sus brazos. Lo agarré de los hombros y él me capturó. Me sostuvo en el aire una milésima de segundo y cuando finalmente me escapé de la prisión que eran sus ojos, mis pies tocaron piso, o mejor dicho barro. Até al animal a la cerca que rodeaba el pueblo. Le di unas palmaditas en el lomo y tomé cuidadosamente la mano de Harry a lo que él respondió entrelazando suavemente mis dedos con los suyos. Emprendimos un corto trayecto hasta mi casa, pero por más corto que fuese, el cansancio, la fiebre y el aturdimiento de aquél rayo que por poco nos electrocuta, hacía que todo fuese mil veces más complejo. Nuestras manos estaban arraigadas a tal punto que parecía que en cualquier momento explotarían: en ese caso me gustaría correr el riesgo.

She will be loved (Harry Styles y tu) terminadaWhere stories live. Discover now