Su rostro estaba tan cerca del mío que pude apreciar su belleza con detenimiento. La estructura de su cara era perfecta. Su cejas tupidas le daban a sus ojos, un aspecto más masculino. Su nariz perfilada estaba hecha a la medida correcta y sus labios rellenos con forma de corazón, dificultaba las intensiones de apartar la vista. Con la voluntad suficiente, me aleje. Si seguía observándolo así de cerca, perdería el control.

- ¿Me dirás? -dije, una vez que recupere el aliento.

- Lo hice para molestarlo a él, no a ti -comentó, sin hacer contacto visual.

- ¿Por qué? Él no te hizo nada -lo defendí y su cuerpo giró hacia a mí, con expresión molesta.

- Intentó besarte -contestó, con remordimiento.

- ¿Y?

- ¿Es tu novio? -preguntó directamente.

- Salimos por unos meses -murmuré, en voz baja.

- Esa respuesta no contesta mi pregunta -decía, mientras se acercaba.

- No, no es mi novio -contesté, retrocediendo unos pasos.

- Entonces, no tenía por qué haber intentado besarte, es una falta de respeto -dijo, ásperamente. Evité decir que él era el menos indicado en hablar de respeto, fue por eso que cambie el tema.

- ¿Por qué me mentiste cuando dijiste que mis padres me habían dado permiso para salir? -insistí, queriendo una respuesta razonable.

- Fue solo un arranque -se encogió de hombros.

- Pues gracias a tu estúpido arranque, tuve que hacer limpieza general en la casa.

- Por cierto, tienes pendiente pasar por mi habitación -guiñó el ojo, dándome a entender otras intenciones.

- Como sea -no quería continuar con ésta incómoda sensación. Le di la espalda, dirigiéndome al refrigerador y tomé una barra de chocolate. Giré, con el propósito de ir a mi habitación, pero en el intento, me topé con su cuerpo. Mi respiración se alteró y solté un pequeño grito, dejando caer el chocolate.

Me tenía acorralada entre el refrigerador, su cuerpo y sus manos sujetando mi cintura. Levanté la mirada y me encontré con sus ojos enfocados en mis labios. El calor que me proporcionaba su cercanía, me aprisionaba y debilitaba. Su rostro se fue acercando al mío y pasé saliva, al sentir sus dedos en mi barbilla.

- Estás faltándome al respeto -dije con cierto humor, recordando sus palabras.

- Si quieres que me detenga, dilo -susurró, con voz grave. No quería detenerlo. Cerré los ojos, y sentí sus labios rozando los míos. Mi pulso se aceleró y me prepare para corresponderle cuando un movimiento de llave, hizo que el momento desapareciera en cuestión de segundos.

Luke se separó de mí inmediatamente, mientras escuchábamos voces familiares en la sala. Mis padres y Melina cruzaron por la sala y se detuvieron cuando notaron nuestra presencia. Mi padre sólo nos observó por un momento y sin decir nada, siguió su camino.

- ¿Aún están despiertos? -escuche a mamá, adentrándose a la cocina. Ninguno de los dos artículo una palabra en los siguientes segundos, hasta que me aclaré la garganta y rompí el silencio.

- Hace rato que llegamos de hacer las compras -respondí, dejando salir el aire que estaba conteniendo y recogí la barra de chocolate. En eso, Melina entró muy sonriente. Nos miró a ambos y luego frunció el ceño levemente. Mierda. Tal vez comenzaba a sospechar algo.

- Se me olvidaba... -dijo mamá, buscando en su enorme bolso-. Helen les mando esto -me entregó un paquete de panqués y las tomé, sin tener mucho apetito.

The Guest || Luke Hemmings.Where stories live. Discover now