CAPERUCITA ROJA Y EL LOBO FEROZ

Capítulo 12

Cuando abro los ojos estoy acostada en una cama suave y cálida.

Siento que reconozco el lugar pero no logro recordar hasta que lo veo salir de un cuarto con una toalla aferrada a sus estrechas pero fuertes caderas y gotas de agua cayendo desde las puntas de su cabello azabache mojado para caer ya sea en el suelo o bajar por su rostro y seguir su camino más abajo.

Parece que no se ha dado cuenta que ya estoy despierta y pasea sus ojos plata por un mueble y se acerca a una pintura.

-¿Por qué estabas en el bosque? - pregunta acariciando la pintura con ternura para luego dejarla en su lugar y mirarme- ¿Sucedió algo malo?

-Puede que para ti no sea, pero para mí sí, - digo apartando la mirada cuando quita su toalla y observó la madera como si fura lo más interesante del mundo mientras siento mi cara calentarse- Mi madre quiere que me case con Dominik.

-¡¿Qué?! - lo miro de la impresión y ya esta con unos pantalones- ¡¿En qué momento puede eso no ser malo para mí?!

-¡No te afecta! - le espeto y el bufa acercándose a mi- Alejate, - le digo retrocediendo y él agarra mi muñeca - ¡Sueltame! ¡Lobo suelt...!

No pude continuar pues sus labios se movían insistententes sobre los míos robandome el aliento, y devolviendo las esperanzas a mi roto corazón.

-Me gustas más que nada, - susurra sobre mis labios - Estoy seguro que nunca amaré a alguien como te amo.

-Eso es mentira, - le susurro - Los sentimientos van por emociones.

-No soy humano ¿Lo olvidas?- me recuerda - Los de mi especie al nacer una pequeña parte de su alma se desprende de nosotros y vaga por años buscando a quién será su pareja y la mía te eligió.

-¿Por qué? - pregunto casi sin pensar, apenas procesando lo que me acaba de explicar.

El ríe y el sonido tiene la misma reacción en mi que siempre y su aliento choca contra mis labios, me hace cosquillas.

-No sé, - dice y me da un beso casto- Pero no me quejo, además amo tu aroma.

-Debo oler horrible. - le digo riendo y separándome de él

-¿Tan malo soy mintiendo? - dice, lo golpeo y el ríe. - Tranquila sólo bromeaba, ya te dije, amo tu aroma.

Niego sonriendo y me levanto de la cama, paso por toda la casa para salir a sentarme en el pasto, a mi lado se encuentra un Diente de León y lo corto para luego soplarlo y que el viento se lleve mis anhelos.

-¿Qué deseaste? - dice él apareciendo atrás de mi y abrazándome.

-Saber el futuro- digo apoyando mi cabeza en su hombro- Tengo miedo de lo que pueda pasar. Además creo que vamos demasiado rápido.

-Con lo del futuro, no me interesa si no estás tu a mi lado. - dice acariciando mi brazo- Y de que vamos demasiado rápido, bueno yo te he esperado más de doscientos años para mí que vamos muy lento ¿No crees?

Me rio ante su cometario pero dejo de hacerlo cuando siento sus labios en mi cuello para luego apoyar su cabeza en mi hombro.

-Te esperaría otros doscientos años mas- me dice y algo en mi se ablanda- Sólo si me prometieses que nunca me dejarás.

-Prometo nunca dejarte aunque tenga que dar mi vida, mi todo en el intento. - digo con convicción y pone un dedo en mis labios.

-Que el destino haga oídos sordos a lo que acabas de prometer- dice con fervor y luego acaricia dulcemente mi labio - Y de haberlo escuchado ahora yo prometo que de estar en peligro tu vida, el cruel destino tome la mía y a ti te deje vivir el más dulce destino.

-No sería dulce si mi pareja no está conmigo - contesto inmediatamente.

-Entonces rogemos porque nos deje estar juntos- dice y asiento apoyado mi cabeza en su hombro.

Él deposita un beso en mi frente y yo me levanto.

-Mi madre debe estar preocupada- digo suspirando - Debo regresar pero prometo que volveré.

-Promete que vendrás todos los días - me dice agarrando mi muñeca.

-Lo prometo.

-Qué la promesa de tus labios no sea vana y vacía, rogaré al cielo.

Le doy un beso en los labios y camino hacia mi casa. Sonrío cuando noto su presencia en forma de lobo cuidándome a una distancia '' prudente'' para que no lo note.

Si él me espero toda su vida. Entonces mi vida es toda suya.

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