Capítulo 7

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¿Por qué me siento tan segura aquí? Debería sentirme ansiosa por irme, por alejarme de él, un desconocido, un hombre que me salvó pero no conozco sus intenciones; Pero ¿Por qué quiero quedarme aquí... con él? .

Suspiró con la fatiga invadiendo mi cuerpo y para aliviarlo estiro lo más que puedo mis extremidades para luego bostezar mientras acaricio mi cuello, disfrutando como el agua cae por mi cuerpo desnudo aliviando la tensión muscular.

Con pesar salgo de la regadera, sintiendo la madera crujir un poco cuando mis pies mojados se apoyan en su estructura barnizada, moviendo mis pies con la mayor gracia que puede tener una persona que intenta no caerse me acercó a las vestimentas y me empiezo a vestir lentamente disfrutando el roce de mis dedos sobre mi relajada y fresca piel; Dejo que mi toque me haga vagar en mi imaginación hasta que un hombre con sensuales labios masculinos y ojos plata misteriosos aparace en mi mente y no puedo evitar preguntarme ingenuamente ¿El Lobo me encontrará atractiva? Lo más seguro es que no, debe tener unos veinticinco años y yo una niña con diecisiete años, no deben de gustarle las jóvenes inmaduras que casi se lo comían con la mirada cuandi estaba desnudo, menos cuando está tiene tan poco atractivo... Bueno, que según muchas personas soy muy atractiva, pero siempre lo he tomado cimo simple cortesía puesto que para nuestro pueblo ya estoy en edad de casarme.

Salgo del baño observando mi alrededor en busca de su imponente masculina figura pero no lo veo, la soledad me saluda con su fresca brisa y su aroma impregnado en la habitación... creo que recuerdo dijo que estaría afuera, así que con el deseo irracional de verle me arreglo arrugas invisibles en la ropa, y me peino el cabello con las manos intentando arreglarlo un poco para no asustarlo y pellizco un poco mis mejillas para incrementar el rubor que el baño caliente dejó, cuando creo que no puedo hacer más dirijo hacía afuera.

Para cuando salgo de la impecable cabaña encuentro a el Lobo de pelaje negro recorriendo la casa moviendo su peluda cola con impaciencia y autoridad, estuve apunto de gritar de temor pero estrangulé el grito en mi mani... Claro que eso no evitó que su oreja se moviera a mi dirección y luego su mirada como plata líquida se clavara en mi tembloroso cuerpo, sus ojos plata subieron la mirada, observando desde la punta de mis pies descalzos hasta mis cabellos que chorreaban agua para luego sus ojos se clavaran  en los míos, intentando transmitirme seguridad, tan  fascinantes y protectores.

Antes de darme cuenta el miedo se disolvió como espuma en el mar y mis torpes pies ya estaban  caminando hacia él mientras masme acerco él gruñe en advertencia, raramente ya no tengo miedo, tengo la seguridad que no me hará nada, que incluso me protegerá, sus ojos me lo dicen.

«-No me gruñas no te tengo miedo.

-Deberías, Morgiana.

-Me salvaste y como veo que estás solo, yo te haré compañía.

-Te aburrirás y olvidarás de mi algún día.

-¡Nunca!.

-Qué mentira más dulce y esperanzadora me das... Te esperaré por siempre aquí a que la cumplas.

-No esperarás por siempre, sólo voy a casa de mi abuela y volveré... siempre regreso.

-Siento que ésta vez será diferente.

-¿Qué haces?.

-Robando lo que es mío antes que me lo roben».

Lo último del recuerdo es un rostro borroso con ojos plata acercándose y el recuerdo de la sensación de un casto beso con sabor a miel, inocencia y ternura en los labios.

CAPERUCITA ROJA Y EL LOBO FEROZ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora