CAPÍTULO 21

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Alicia

No tengo ni idea de por qué dejé que ese chico me besara, pero tampoco pude evitarlo. Cuando sus labios tocaron los míos, podía sentir perfectamente su respiración y el sabor exquisito de su boca. Mi primer beso, con él.

Pude percibir el olor de su colonia cuando se acercó a mí abriendo la boca para besarme. Fue un beso rápido pero lento, como si el tiempo se hubiera parado en ese mismo momento. Sentía como las mariposas que tenía en el estómago, las mismas que llevaba ignorando toda la noche, salían volando por todo mi cuerpo y mis piernas empezaron a rilar, nunca había sentido algo así.

Cuando apartó su boca de la mía dejé escapar un quejido ante la falta de contacto, pero creo que ni siquiera se dio cuenta. No estaba borracha, no había bebido en toda la noche, pero él es tan atractivo que no pude impedir que sucediera. Fue tan agradable conmigo al traerme a casa y sacarme de aquel lugar.

No puedo creer que no haya dormido en toda la noche pensando en eso. Me incorporo en la cama y entierro el rostro entre las manos por un momento mientras miles de preguntas inundan mi mente. ¿Qué pasaría si nos cruzamos? ¿me diría algo? ¿volvería a besarme? ¿qué le diría a las chicas?. Por qué estoy haciéndome todas estas preguntas si ni siquiera es mi novio, porque ¿no lo es, no? No, no y no. Fue solo un beso, nada más.

Decido ponerme una falda negra con volantes que me llega por encima de las rodillas y una blusa blanca que compré unos días antes de venir aquí. Recojo mi pelo en una coleta desenfadada y estoy lista para ir a desayunar.

-¡Alicia! ¿Qué tal anoche? -oigo una voz a mi espalda mientras cierro la puerta de mi habitación.

-¡Hola chicas! No estuvo mal.

-No me lo digas, ¡Manu se te ha declarado! -grita Claudia en el pasillo.

-¿Qué? No, claro que no -suelto una carcajada ante el comportamiento de la rubia. -¿Cómo estas? Mery me envió un mensaje diciéndome que os habías vuelto a la residencia porque te encontrabas mal ¿estas mejor?

-Si, el alcohol me sentó fatal -responde llevándose una mano a la barriga.

Mientras Claudia me cuenta el estado en el que se encontraba anoche, Mery se mantiene en silencio escuchando las palabras de nuestra amiga. Parece nerviosa y no para de mirar cada uno de los gestos que hace la chica cuando habla mientras se muerde las uñas.

-¿Todo bien Mery? -pregunto ante las muestras de nerviosismo de la pelirroja.

-¿Qué? Ah, si. Todo bien -contesta saliendo del estado en el que se encontraba.

Conversamos durante unos minutos más y me despido de ellas para dirigirme hacia la cafetería a desayunar.

Cuando voy a abrir la puerta del pasillo de las habitaciones de las chicas para salir al pasillo principal, alguien intenta abrirla por el otro lado y hace que me golpé con la puerta en la cara, cayendo al suelo de un culetazo.

-Oh, lo siento mucho. ¿Estás bien?

Una chica de pelo moreno largo, con numerosos pircings y tatuajes se agacha para ver cómo me encuentro. Lleva una vestimenta un tanto peculiar, pero tiene un cuerpo de escándalo.

-Si, creo. No ha sido nada tranquila -contesto incorporándome. La joven apesta a alcohol.

-No te había visto, ¿vives aquí? -pregunta señalando con la mirada al pasillo en el que nos encontramos.

-Si, esa es mi habitación -apunto con el brazo a la que tiene el cartel con la letra A. - ¿Y tú?

-¡Si! La mía es la de en frente. Encantada de conocerte, soy Elisabeth, pero puedes llamarme Eli -extiende su mano a modo de presentación.

Nuestro pequeño secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora