CAPÍTULO 15

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Claudia

Estoy herida, me siento como una mierda al levantar la vista de la mesa y encontrarme a Martín besando a la chica rubia encargada de que me esté alimentando a base de chocolatinas estos dos días. Ella se ha dado cuenta de que no paraba de mirar a su novio y se ha esforzado por llamar la atención besándole y haciéndome sentir una mierda.

-Clau, ¿estas bien? -Me pregunta Alicia preocupada.

Estoy tan concentrada en la pareja y lo que cojones estén haciendo que se me olvida que me están hablando.

Así que mi cabeza está empezando a reunir pensamientos detestables con la intención de escoger alguno que acabase con ella. Me viene a la mente "puta", pero tampoco tengo constancia de que lo sea, lo que hace que mi furia aumente y lo suelte sin pensar.

-Puta. -Digo.

-Clau. -Me dice Mery mientras me da un codazo avisándome de que su hermano está sentado con nosotras.

Al darme cuenta de la presencia de su hermano en la mesa casi me dan ganas de retirar mis palabras...Casi. No debería haberla llamado puta en voz alta teniendo a su cuñado sentado en frente de mi. He venido a la universidad a estudiar y pasarlo bien, es ella la que intenta hacerme sentir mal cada vez que tiene la oportunidad.

-Lo siento Manu. -Digo finalmente.

-No te preocupes. Además algo de razón llevas. -Añade finalmente Manu.

Todas abrimos los ojos como platos tras las palabras del chico.

-No me miréis así, toda la universidad sabe como es esa chica. No me gusta para mi hermano.-Añade dando un sorbo a su copa.

-Me marcho. -anuncio levántadome de la mesa.

Tres pares de ojos me miran, y Mery pone los suyos en blanco antes de agarrarme del brazo.

-Hemos venido aquí porque prácticamente nos has obligado, tú no vas a ningún sitio.

Supongo que tiene razón. Han venido aquí por mi y no estaría bien que me fuera y las dejara aquí empantanadas. De modo que vuelvo a tomar asiento.

-¿Conoces a esa chica? -Me pregunta Alicia.

-Emm...no. -Miento.

De hecho no me molesta que Martín se esté besando con su novia. Bueno un poco si, pero lo que me molesta realmente es que su novia sea esa rubia. No la he hecho nada para que se meta conmigo y menos que me haga sentir ahora de esta manera.

-Espero que algún día mi hermano deje de estar tan colado por ella y se dé cuenta cómo es realmente.

-Venga anímate, anda. -Me pide Alicia.

-¿Vamos a bailar? -Pregunta Manu.

-Está bien. Lo siento chicos.

Antes de levantarnos para ir a la pista de baile doy un trago a mi ron con Coca-Cola. Necesitaré un extra para soportar esta situación.

Desde que montamos en el coche, Manu no se ha separado más de un minuto de Alicia. Un guiño de ojos, una tímida sonrisa, una ligera broma... Aunque, de momento, ella se ha limitado a sonreír. ¿Tardará mucho en caer? No puedo evitar sonreír ante mi pensamiento.

Una vez en la pista de baile, comenzamos a mover nuestros cuerpos al ritmo de la música. Alicia a pesar de los tacones se mueve acorde con la música, Mery es algo más tímida y se nota a la hora de bailar, y Manu va a tener razón con eso de que se le sube pronto a la cabeza. No para de hacer movimientos extraños. Me uno a ellos y la fiesta continua, olvidándome de lo que está pasando en el lugar en el que se encuentra Martín.

Al cabo de un cuarto de hora bailando, me vuelve a venir la misma sensación de mareo que tuve antes de salir del baño en la residencia, pero está vez más fuerte.

La música sigue sonando a niveles muy altos en esta discoteca. Doy un paso hacia atrás, hacia adelante, otra vez atrás. Me tambaleo. Las luces de colores parpadean en la oscuridad. Tropiezo con Manu y su copa cae al suelo.

-Lo siento Manu. Te traeré otra.

-No te preocupes ya se había quedado caliente. -Dice amablemente para quitarle culpa al asunto.

-¿Estás bien? -pregunta Mery -. Estás pálida.

-Creo que tengo ganas de vomitar. -Añado

-Venga vamos al baño. -Dice Mery.

-Esperar voy con vosotras. -Añade Alicia preocupándose por mi.

-No te preocupes Alicia, estoy bien. Quédate con Manu, no le vamos a dejar solo.

No se la ve muy convencida pero finalmente acepta. Mi amiga y yo nos abrimos paso entre la multitud y conseguimos llegar al baño. Cada vez me siento peor.

Nos metemos en uno de los servicios que están vacíos y me sujeta el pelo mientras yo vomito. Solamente sale de mi boca ron y los restos de las chocolatinas con las que me he estado alimentando. Espero que Mery no se dé cuenta y se entere de mi situación, no sé que pensaría de mi.

Parece que no se ha dado cuenta porque no me dice nada. Cuando termino salimos y me lavo la cara con agua.

Noto mi estomago vacío, miro el reloj y me doy cuenta que debería haber comido hace hora y media. Saco una chocolatina de mi bolso pensando que le voy a decir a Mery.

-Que hambre tengo, bailar me ha dejado el estómago vacio. -Digo abriendo el pequeño emboltorio. -¿Quieres?

-No gracias, no tengo hambre.

Se la nota que no está a gusto en la fiesta y que si ha venido a sido porque yo se lo he pedido, cosa que le agradezco de corazón. Es una buena amiga.

Me como la chocolatina en apenas un minuto, la sensación de mareo aún no se ha ido.

-¿Estas mejor? -Me pregunta mi amiga preocupada.

-Si. -Miento.

No me gusta mentir, pero tampoco me gusta preocupar a la gente.

Beber alcohol con el estómago vacío no me ha sentado nada bien. Debería haberme pedido otro refresco.

Me miro en el espejo que tengo enfrente y me doy cuenta que mi amiga llevaba razón. Estoy pálida. No lo disimula ni el maquillaje que me he echado antes de salir. Parezco un vampiro con la tez blanca y los labios rojos.

-¿Volvemos a la pista entonces?

-Si.

Me vuelvo a echar un poco de agua por la cara y nos dirigimos a la puerta para salir.

Apenas me mantengo en pie, se me está nublando la vista y todo me da vueltas. Las piernas me empiezan a rilar y de repente un pitido aparece en mis oídos y me los tapo con las manos. Por un momento dejo de escuchar lo que está pasando a mi alrededor, sólo noto el acelerado latido de mi corazón. Me agarro al hombro de Mery y me pregunta que si estoy bien. Noto que las pocas fuerzas que me quedaban desaparecen y me desvanezco cayéndome al suelo.

-Claudia ¿qué te pasa?

Es lo último que consigo oír antes de perder el conocimiento.

Nuestro pequeño secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora