CAPÍTULO 18

348 54 82
                                    

Mery

Ha pasado casi una hora desde que Claudia se desmayó en los servicios de aquella discoteca. Tardé unos minutos en reanimarla y asegurarme de que se había recuperado, me ha dado un susto de muerte.

Entramos por la puerta de un McDonalds que hemos encontrado a unos cuantos pasos de la discoteca. Hay tanta gente que las mesas están saturadas.

—¿Cojo yo mesa mientras tú pides? —Me pregunta Claudia buscando alguna libre con la mirada.

—Vale, ¿qué te pido?

—No tengo el cuerpo para comer nada, aún me estoy recuperando. —Añade poco convencida.

Asiento y camino hasta el mostrador. Me toca esperar en la enorme cola que se ha formado para pedir. Busco a mi amiga con la mirada para comprobar si ha encontrado alguna mesa libre y, efectivamente, lo ha hecho. 

Mi mirada se dirige esta vez a los menús que están colgados de la pared, no logro decidirme entre una Big Mac o un McFlurry. Una hamburguesa ahora no estaría nada mal, pero un helado estaría mucho mejor. Díez minutos más tarde llega mi turno y un joven con el pelo castaño me atiende.

—Hola. —Saluda sin levantar la mirada de la pantalla que tiene delante.

—Hola. Quería un McFlurry de oreo. 

El chico tarda tan sólo unos segundos en prepararme mi pedido.

—Aquí tienes, dos con diez por favor. 

Le entrego un billete de cinco euros, espero a que me dé el cambio y me reúno en la mesa con Claudia.

—¿No tienes hambre? —Pregunto sentándome en frente de ella.

—Un poco, creo que tengo otra chocolatina por aquí...—añade mientras rebusca en su bolso—Sí, aquí está.

—¿Qué te ha entrado ahora con las chocolatinas? —Espero su respuesta llevándome una cucharada de mi exquisito helado a la boca.

—Están buenísimas. —Añade tras dudar unos segundos.

Durante un par de minutos ninguna decimos nada, comemos en silencio e intercambiamos alguna que otra sonrisa.

Me alegro de haber salido de aquella fiesta, pero me siento un poco mal por haber dejado allí a Alicia y a Manu.

—¿Crees que se enfadaran con nosotras por no haber avisado que nos íbamos? —Pregunto a mi amiga terminándome mi McFlurry.

—No creo, en cuanto les expliquemos que me desmayé y necesitaba salir de ahí estoy segura que lo entenderán.

Mi amiga tiene razón, no nos hemos ido porque hayamos querido. En cuanto Claudia recuperó el conocimiento me pidió salir de allí cuanto antes y que no se lo dijera a los demás para no fastidiarles la noche. Ella cree que si dejamos a Manu sólo con Alicia no tardaría mucho en metersela en el bolsillo.

—Además, Manu nos lo agradecerá.

Parece que mi amiga me ha leído el pensamiento.

—Por cierto Mery,  me alegro de pasar lo que queda de noche contigo.

—Pues yo no. Prefiero estar en esa fiesta antes que aquí contigo.

Se nos empiezan a hinchar los carrillos y explotamos en una carcajada.

—Es cierto. Ni punto de comparación.— Comenta Claudia.

La observo de reojo. Nunca había tenido una amiga como ella, bueno, siendo clara nunca había tenido amigos. Cuando nos conocimos, entre las clases y los deberes, pasábamos todo el día juntas. Ella me ayudaba con historia, la asignatura que peor se me da, y yo lo hacía con literatura, lo mío siempre han sido las letras.

Nuestro pequeño secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora