CAPÍTULO 17

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Alicia

Esta discoteca es bastante confortable. La música está muy alta, cosa que me gusta, y no se ve a nadie pasándose de la raya.

—¿Te pido otra Coca-Cola?

—Si, gracias Manu.

Manu pide nuestras bebidas al camarero que está en la barra mientras tomamos asiento en los dos taburetes que quedan libres. Él opta por tomarse también un refresco.

—¿Un refresco? ¿Tú? —Pregunto cuando nos sirven.

—Si, se acabó el alcohol por esta noche. —Anuncia amablemente.

Comienza a sonar la canción Burn de Ellie Goulding en toda la discoteca, me encanta. Sin darme cuenta empiezo a tararear la letra y a mover la cabeza al ritmo de la música. Manu me mira y sonríe y yo paro sintiéndome muy avergonzada.   

Contemplar cómo el reloj avanza minuto a minuto y no tener noticias del estado de Claudia me está matando lentamente. No las veo aparecer por ninguna parte y ya hace tiempo que se han ido. Manu se percata de mi nerviosismo y intenta tranquilizarme diciendo que pronto estarán de vuelta. Por suerte, se preocupa de mi.

Seguimos esperando a las chicas, cuando veo a lo lejos a un joven que me pareció ver antes entre los amigos de Martín, está buscando desesperadamente a alguien. El muchacho se aproxima al lugar en el que nos encontramos y toca el hombro de Manu para llamar su atención.

—Manu ¿puedes venir un momento, por favor? —Le pregunta con la cara desencajada.

—Ahora no, tengo compañía. —Dice señalándome. —Si buscas a mi hermano estaba en la parte de arriba.

Se gira para centrar nuevamente toda su atención en mi.

—Manu, es importante. —Sigue insistiendo el chico.

—¿No puede esperar hasta que vengan unas amigas que han ido al baño? —Pregunta Manu. Se le ve que no quiere dejarme aquí sola.

Observo la conversación sentada en el taburete de la barra mientras bebo de mi vaso.

—Es sobre tu hermano. 

La preocupación en la cara del recién llegado es evidente y nos empieza a alertar tanto a Manu como a mi.

—No te preocupes por mi, te esperaré aquí. —Digo para que no se sienta mal por dejarme sola.

—Está bien, no tardaré.

Los dos desaparecen entre la multitud. ¿Qué le habrá pasado al hermano de Manu?

Ahora me siento el doble de preocupada, no tengo noticias de las chicas y mi amigo se ha marchado. No me gusta la idea de quedarme sola aquí, pero no podía permitir que Manu se quedara conmigo cuando su hermano lo necesitaba. Espero que ninguno tarde mucho en venir.

Echo un vistazo a las personas que se encuentran en la barra pidiendo sus bebidas. ¡No puedo creer lo que ven mis ojos! El muchacho con el que choqué en la residencia y más tarde tuvo problemas en el pasillo está pidiendo con la mirada clavada en mi. 

Lo que son las casualidades. ¿Qué probabilidad había de encontrarnos aquí? Bueno, los dos estudiamos en la misma universidad, pero cómo es posible que con tanta gente aquí dentro nos hayamos encontrado en la barra y sus ojos estén clavados en mi. 

Una de las opciones que pasan ahora mismo por mi mente es levantarme y alejarme. No sé que clase de persona es y por qué me mira de esa manera, me está poniendo muy nerviosa. Y, sin embargo, aquí estoy, sentada esperando a mis amigos.

Nuestro pequeño secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora