Capítulo 33

487 37 3
                                    

El gran día llegó. Era el momento de hacer hablar a Isaac y sonsacarle la verdad. ¿Lo iban a lograr? Katie y Sam estaban nerviosos, no estaban muy seguros de si iba a confesar o si iba a creerse el papel de Tom.  El grupo del Kellney les deseó suerte y los dos salieron en busca de los demás.

Todo el grupo se reunió antes de ir al Horserider y poner en marcha el plan. Tom estaba preparado para la acción, mientras que Katie aún tenía sus dudas:

-¿Cómo vamos a tener la prueba de la conversación? Isaac vigilará el móvil de Tom.

-Pues hay que buscar un micrófono o algo con el que podamos grabar la conversación.-respondió Sam.

-Hay unos micrófonos pequeñísimos que pasan desapercibidos, podemos conprar uno y pegarlo al botón de la camisa de Tom.-explicó Logan.

-Es una idea. También podemos poner uno en el sitio donde se reúnan, y si nos escondemos, grabamos la conversación.-pensó Emily.

-Cuanta seguridad, madre mía.

-Jenn, es importante tener pruebas, porque si no nada de esto habrá servido y la policía necesita evidencias.

-Vale, vale.

-Bueno, pues vayamos a comprar todo esto.

Entre los ahorros de todos pudieron comprar los pequeños micrófonos y los metieron en el cuello de la camisa de Tom. Miraron que todo funcionara correctamente y decidieron que era el momento de ir. Después de comer, fueron ya hacia el internado. Era el momento.

-Tom, ¿preparado?

-Sí. 

-Podremos oírlo todo, además algunos de nosotros te seguiremos a distancia por si acaso.  Isaac normalmente está en el patio o el comedor. 

-Tom, abre el micrófono y probemos si funciona. -pidió Karen y él lo abrió. Funcionó. 

-Ahora tendrás que ir solo hasta él, ¿te ves capaz?

-Claro. Cuando llegue ya apareceréis.

-Sí, nos esconderemos por si te hace algo. 

Tom estaba ansioso. La justicia estaba en sus manos. Se sentía importante, se sentía heroico, pero cuando se acercó a lo que parecía Isaac sentado de espaldas a él los miedos volvieron a asaltarle. Tenía que hacerlo bien, todo el mundo confiaba en él, todos esos días ensayando tenían que dar fruto. 

Hacía mucho que no lo veía. Estaba más delgado, bastante descuidado. Parecía un vagabundo. Ese no era el Isaac que se comía el mundo en el Horserider. ¿Por qué había pasado todo esto? Respiró hondo y empezó el "numerito":

-Isaac.

-Vaya, vaya, a quién tenemos aquí. Tom.

-Te estaba buscando.

-¿A mí? ¿Por qué? -Isaac no se giró para mirarlo a los ojos.

-Porque quisiera hablar contigo.

-¿Qué quieres? ¿Por qué no te vas con tus amiguitos?

-De eso quería hablarte. No son mis amigos. Sólo voy con ellos por Jenn. Ellos no me importan lo más mínimo. -Isaac, sorprendido, se giró para mirarlo. Aunque estuviera sorprendido, mantuvo su cara neutra.

-¿En serio? Porque parecías muy amigo de ellos.

-Qué dices. Ya te he dicho que si voy con ellos es por Jenn, porque es mi novia. Ella es la única que aguanto de toda esa chusma de gente. Por favor, menuda panda de frikis.

-Ya te digo. Pues sí que tienes paciencia, amigo mío. Te felicito. ¿Qué ha sido de ti después del incendio?

-Pues me fui a estudiar en el mismo sitio que Jenn.

-Supongo que lejos de los demás.

-Por supuesto. ¿Para qué querría yo volver a estudiar con ellos? Por favor, con Sam que era un acoplado, Logan que iba de creído porque sale con Karen y el pesado insufrible de Bradley. Jamás. 

-Me alegro que no hayas caído en su influencia. Esa gente es lo peor. Por eso todo ese tiempo he preferido estar solo. Una vez me encontré con Sam, su novia y más gente que no conozco y no quise saber nada de ellos. -Tom se dio cuenta de que estaba mintiendo.

-¿Y qué has hecho solo? ¿No has vuelto a estudiar?

-¿Para qué? Si odio los estudios, odio todo lo relacionado con institutos y chusma.

-¿Entonces por qué seguías en ese internado?

-Porque mi familia me obligaba, ¿por qué si no? Pero por suerte se incendió.

-Eso de "por suerte"...-susurró Tom.

-Amigo mío, me alegra que sigas siendo de los míos. Ven, siéntate a mi lado y pongámonos al día. Te quiero contar algo que llevo tiempo quisiendo explicar, pero todos los demás me dejaron tirado, así que no pude decírselo a nadie.

-¿El qué?

-Te lo contaré sólo si me juras que no lo dirás. -el corazón de Tom iba a mil por hora. ¿Le confesaría lo que quería oír?

-No juro nunca, amigo. Pero sabes que puedes confiar en mí. Por algo somos amigos y por algo he venido a verte.

-Vale... Bueno, es un poco largo de explicar, pero tenemos tiempo de sobra, ¿o tienes prisa?

-No, tranquilo, no tengo prisa hoy.

-De acuerdo. Tom, soy cómplice de que ese internado esté incendiado.

Tom estaba preparado para oír esas palabras, aunque igualmente le sentaron mal. Parecía una pesaadilla, no podía ser real. Isaac fue su mejor amigo durante muchos años; se hacía el chico malo, pero no hasta ese punto, era ir demasiado lejos. Habría que saber por qué había hecho todo esto y qué había detrás de ese odio eterno hacia todo, esa misantropía que definia tan claramente a su "amigo". 

¿Amigo? ¿Alguna vez fueron amigos de verdad? Él odiaba a todo el mundo, pero Tom se estaba dando cuenta de que todos estos meses solo ha necesitado alguien a su lado. Isaac rechazaba a todo el mundo, incluso al único que podía verle constantemente y podría ayudarle porque vivía muy cerca, que era Sam. 

Tom pensó que, tras haber rechazado mantener una simple conversación con Sam y Katie, se dio cuenta de que estaba solo. Nadie más volvió a visitar los restos del Horserider, y vio que no tenía a nadie por su propia culpa, aunque delante de los demás nunca lo reconocería y usaría una armadura, como estaba haciendo en ese momento. Aunque su expresión mostrara cierta indiferencia, en el fondo se había alegrado mucho de verle, y ver que alguien aún pensaba en él. En el fondo él apreciaba a sus amigos y las chicas, pero jamás iba a aceptarlo. 

Tom sintió pena por él, pero no podía ceder. Era hora de saber la verdad.

Un Incendio Nos UnióDonde viven las historias. Descúbrelo ahora