Capítulo 6

1.6K 100 11
                                    


Una semana. Una semana después del terrible incendio. Sam y Katie no habían dejado de verse des de entonces. Ella sólo vio a sus amigas el día del funeral en honor a las víctimas. Habían muerto bastantes, y lo peor es que a la gran mayoría los conocía. Murieron profesores, conserjes, limpiadoras, muchos alumnos e incluso algún que otro padre de ésos. Era terrible, escalofriante, horrible. Las chicas estaban acompañadas de sus chicos. Entre ellos había surgido el amor después de aquella tragedia.

Cuando salieron del funeral, se reunieron y hablaron de lo que sería de ellos:

· -Yo me vuelvo a mi pueblo natal.-explicó Jenn triste. –No quiero vivir con mi familia (excepto por mi hermano), no la soporto. Supongo que empezaré un curso de interpretación.

· -Mis padres viven cerca de su pueblo, así que nos iremos viendo bastante.-dijo Tom abrazando a Jenn. Ella sonrió.

· -Nosotros, como ya tenemos 18 años, buscaremos un pisito para irnos a vivir juntos, e iremos a la misma universidad.-explicaban Karen y Logan. –Terminaremos el curso o lo repetiremos y luego iremos a buscar una universidad.

· -Mis padres... Me ingresaron al internado porque sus negocios hacían que siempre estuvieran mudándose, así que me tocará ir con ellos.

· -No quiero que te vayas, Brad. Puedes quedarte conmigo. -dijo Emily.-Yo viviré con mis abuelos, tienen sitio para ti, e iremos en un instituto normal.

· -Ya lo hablaremos, Emi.-dijo el chico con una sonrisa nostálgica.

· -¿Y vosotros?

· -A mí me ingresarán al internado de mi prima.-dijo Sam.-De hecho, ya estoy inscrito. La semana que viene tendré que ir allí.

· -Y yo no sé nada.-concluyó Katie.

Dicho esto, tuvieron que despedirse. No sabían cuándo y si volverían a verse todos. Se hicieron una última foto juntos y cada uno se fue por caminos distintos. ¿Así terminaban tantos momentos juntos?

Los padres de Katie y Sam les esperaban en la salida. Cuando les vieron, les dieron la noticia:

· -Katherine, Samuel, tenemos que contaros algo.

· -Vale.

· -Hemos decidido matricular a Katie en el mismo internado que Sam. Así estaréis juntos.

· -¡Sí!-celebraron los dos.

Al menos iban a estar juntos mientras empezaban una nueva vida. Eso les reconfortaba, porque tenían miedo de perderse ahora que eran amigos.

Los Grey visitaron a su familia de Irlanda para pasar la Navidad juntos. Era la peor Navidad de la vida del chico. Este año su alegría no reinaba la casa, sus regalos no le hicieron tanta ilusión como los otros años. Sus amigos del pueblo le vieron tan mal que se les pasaron las ganas de salir. Su prima Anny era la única que intentaba animarle. Irían juntos en el mismo internado y le ayudaría a adaptarse, a él y a esa chica de la que tanto hablaba su primo.

Katie, por su parte, estuvo varios días fatal. No podía hacerse la idea de lo que había pasado. No podía creerse que su mejor amiga había muerto. Y suerte que los demás no habían llegado, porque quién sabe si los habría perdido. Tampoco podía quitarse de la cabeza el hecho de que ella había estado a nada de morir. Le debía la vida a Sam, literalmente. No sabía cómo compensárselo.

El nuevo internado se llamaba Kellney y era también muy bueno, incluso mejor que Horserider. En él sí que iban las familias de los ricos y pijos de todo el país, y era un sitio muy refinado y lujoso. No era tan grande como el otro, pero no estaba mal. Los padres tuvieron una reunión con el director, quien les explicó cómo funcionaba todo. Sam y Katie escuchaban atentos a las instrucciones del hombre, quien los trató con amabilidad:

· -Sus horarios van a ser muy estrictos, tienen que cumplirlos al máximo o van a ser penalizados. Sus clases empiezan a las nueve y terminan a las cinco, con una pausa de una a dos para comer y de diez a diez y media a once para desayunar. Cenarán a las nueve de la noche y deben estar en la cama antes de las diez y media. Los fines de semana pueden quedarse aquí o irse a casa. Por las tardes, después de clase, pueden apuntarse a alguna actividad extraescolar o estar por aquí. Aquí tienen sus libros escolares. -dijo y les entregó dos bolsas llenas de libros.

· -De acuerdo.

· -La habitación de la chica es la 319, y la de él es la 236. Podéis iros si queréis.

· -Vale.

Sam y Katie se levantaron, cogieron sus cosas y él la acompañó hasta su habitación. Por lo que vieron, eran habitaciones de tres, con litera de tres, tres armarios no muy grandes, una tele pequeña, un escritorio larguísimo con tres sillas para que los tres ocupantes pudieran estudiar sin molestarse y un lavabo con todo incluido. Las habitaciones de las chicas daban al patio interior y las de los chicos a la ciudad. Llamaron a la puerta y dos chicas les abrieron. Sam se quedó de piedra en ver a Anny junto a otra chica.

· -¡Primo!

· -¿Anny?

· -¡Esta es mi habitación! ¿Ella es Katie?

· -Sí.

· -¡Bienvenida! Yo soy la prima de Sam, Anny, y ella es mi amiga y compañera de habitación Gabriela.

· -Pues vamos a ser compañeras de habitación. -dijo Katie tímidamente.

· -¡Qué bien! Vamos a ser buenas amigas.-dijo Gabriela contenta.

· -¿Qué cama quieres?

· -Me da igual, no os preocupéis.

· -Vale, pues quédate esa, en la parte de abajo y cerca de la ventana. Ven, que te presentaremos a nuestras amigas. Sam, tu conocerás a los chicos. Deja tus cosas aquí y luego las recoges.-le ordenó Anny.

Sam dejó sus pertinencias y salió con las chicas. En aquel momento conocería a las personas que le cambiarían la vida.




Un Incendio Nos UnióDonde viven las historias. Descúbrelo ahora