Lo más similar que tienen los demonios a sentir calidez es la simpatía que pueden poseer por un ser inferior, como un gato, por ejemplo. O el deseo egoísta de guardar algo o alguien para sí mismos. Por lo tanto, Sebastian no tiene idea de qué se...
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Los ojos del muchacho aún permanecían cerrados. Sebastian aprovechó para tomar su barbilla y dejarle un corto beso dulce en los labios, para luego darle otro aún más suave y largo provocando que el muchacho enredara sus brazos alrededor de su cuello, atrayéndolo hacia su cuerpo con las piernas.
Sentía algo por él. Algo realmente fuerte, cabe decir. A esta altura Sebastian ya no podía negarlo, ni a sí mismo ni a los demás tampoco. Ciel le hacía volver a recordar todos esos sentimientos que había enterrado dentro de él mismo, esos pequeños e ínfimos resquicios de humanidad que aún quedaban escondidos en su alma. ¿Y por qué decimos "resquicios de humanidad"? Simple; porque Sebastian al igual que todos sus semejantes, no ha sido siempre un demonio. Si hay algo que tenemos que entender y dejar muy claro acerca de los demonios es que no se crean de la nada ni tampoco los trae la cigueña. Al ser figuras no físicas y etéreas, también podemos descartar la reproducción y toda esa basura de los demonios bebé, ya que eso es simplemente un grotesco e ignorante intento de humanizar las cosas que como mortales no podemos entender. Lucifer ya no los hace personalmente tampoco, porque tiene una cantidad exagerada de ellos, los cuales a la mayoría no necesita porque es suficientemente poderoso por su cuenta.
El verdadero origen de los demonios yace en nosotros, la humanidad. Cuando Lucifer cayó, estaba tan enojado con su padre y tan celoso de la humanidad que decidió darle castigo a ambos. No iba a dañar a la creación de su padre sin motivo, por supuesto. Eso solo los haría obtener más atención por parte de Dios y él no quería eso. No quería darle a la humanidad una razón más para victimizarse ante sus ojos; Él quería que su padre se decepcionara de los humanos tal como lo había hecho de él, que se avergonzara de haber creado algo tan nefasto y les quitara sus privilegios. Así que, los tentó. Los puso a prueba y fallaron, perdieron el paraíso y quedaron por su cuenta sufriendo de hambre, dolor y teniendo que cuidar su espalda de los animales, los cuales ya no convivían pacíficamente con ellos sino todo lo contrario, estaban en una caza constante los unos con los otros. Entonces, en el momento en que Adán y Eva estuvieron desamparados de la mano de Dios y empezaron a tener hijos, Lucifer empezó a ver el verdadero potencial de lo que había hecho, se dio cuenta de que podía ir aún más lejos. Si las almas justas que seguían el camino de dios se iban al paraíso, ¿No tenía Lucifer todo el derecho de tomar las almas corruptas que su padre no podría admitir? Con ese torcido argumento y con ese problema moralmente preocupante para su padre— Ya que a pesar de actuar mal seguían siendo sus hijos—, Lucifer tomó posesión de las almas descarriadas y empezó a fabricar aliados. Cuando ya tuvo los suficientes, dejó de preocuparse de ello y los demonios mayores se empezaron a encargar de los nuevos, solo por la costumbre. Así es que, los demonios son, en esencia, humanos que han sido enviados al infierno y hechos pedazos. Criaturas formadas con miedo y dolor a partir del desgarro y ultraje de un alma sana, la cual es despojada de sentimientos, escrúpulos y todo sentimiento que sea compasivo y poco egoísta.
En el siglo en el que vivió Sebastian como hombre mortal, alguien podía ir al infierno por cualquier cosa y para colmo, la gente se condenaba al averno entre sí. Cualquier cosa un poco fuera de lo común podría disparar alarmas. Como por ejemplo, saber mucho de hierbas medicinales y brebajes curativos (La iglesia te tachaba de brujo), tener sexo antes del matrimonio, no darle hijos varones a tu marido, adulterio, otra identidad de género, falta de sumisión ante los padres y pareja, una religión diferente, ateísmo y... Homosexualidad.
