-Juntos -le corrige Jaden y se une a nosotras en un reconfortante abrazo.

Tiempo después, Jaden y yo seguimos acostados en la cama, hasta que lo escucho a levantarse.

Lo miro con preocupación, no quiero que se aleje de mí. Él es lo único que me mantiene a flote.

Al percatarse de mi mirada, Jaden espeta:

-Ya es tarde, Yoselyn. Te llevaré a casa, sí?

Tú eres mi casa, Jaden.

Me limito a observarlo, entonces, él se acerca a mí y acuna mi rostro entre sus manos. 

-Todo estará bien -dice y planta un delicado beso en mi frente.

<Los hombre son malos> ataca mi mente sin previo aviso.

Niego rápidamente con la cabeza.

La frase se sigue repitiendo una y otra vez en mi cabeza y yo repito la misma acción una y otra vez. 

Negar, negar, negar.

-Qué sucede? -me pregunta Jaden preocupado.

Lo miro a los ojos con súplica, pidiendo que no me lleve a casa. Sin embargo, él me extiende sus manos y me ayuda a ponerme de pie, para dirigirnos hacia la sala.

Se despide de Ana con unos besos en las mejillas, y yo me acurruco en sus brazos una última vez.

Salimos y Jaden me pone un casco antes de subir a la motocicleta.

-Así estarás a salvo. -me asegura y sube a la moto.

Me aferro a su cintura con fuerza, no queriendo que me deje sola ni un solo segundo de mi miserable vida.

Acelera y nos dirigimos a casa.

La fría brisa en esta oscura noche, me resulta lastimera. La luna llora amargas nubes y las estrellas ya no brillan con tanta intensidad.

Rápidamente llegamos a casa y no me muevo del asiento.

-Tienes que bajar, Yoselyn -me dice Jaden, con mucha dulzura.

Me sostiene de una mano y me ayuda a bajar. Me saca el casco con delicadeza y lo cuelga por la moto. Y con cautelosos pasos, nos dirigimos a la puerta de la casa.

Jaden se encarga de dar pequeños golpes a la puerta.

Mi corazón va a mil por segundo, y siento el mismo sentimiento de hace un rato. Miedo.

La puerta se abre y sale papá con una cara enfadada y unos ojos que solo quieren provocar daño. Doy un paso atrás y choco con Jaden. Me volteo y corro hacia su espalda, para que él me proteja.

<Los hombres son malos> ataca mi mente.

Papá trata de dar pasos hacia mí, pero Jaden se lo impide, poniendo una mano en su torso.

-Ella no está bien. Será mejor que no se le acerque -le advierte Jaden.

Papá lo mira confundido y su mirada pasa del enfado a la culpabilidad.

<Hazlo sufrir> susurra mi mente. 

Jaden se voltea para poder mirar mis ojos.

-Tienes que entrar. -me dice con un poco de nostalgia.

No. No puedes dejarme! 

Niego continuamente con la cabeza y sin poder evitarlo, las lágrimas recorren mis sonrojadas mejillas.

-Tranquila -me susurra y se une a mí en un tierno abrazo.

Al separarse, mi papá pone una mano sobre mi hombro y yo me sobresalto ante su contacto y me lanzo al suelo para evitar su ataque. Me acurruco a los pies de Jaden, me cubro la cara con mis manos y empiezo a sollozar inconsolablemente.

Jaden se agacha junto a mí, y acaricia mi cabello.

-La puedo llevar? -le pregunta a mi papá.

Supongo que ha asentido, porque en un instante, siento los brazos de Jaden rodearme y elevarme hacia arriba. Instintivamente reposo mi cabeza en su torso y dejo que el palpitar de su corazón me consuele.

Lentamente sube las escaleras mientras me carga, y abre la puerta de mi habitación. Sigue tal y como la deje hace dos días.

Me acuna en la cama con muchas sábanas y planta un beso en mi frente.

-Descansa. -espeta y se da media vuelta.

Al ver que se acerca a la puerta, me levanto de un brinco y lo sujeto del brazo. Él voltea para verme y con sus intensos ojos verdes, intenta descifrar mi expresión.

Lo agarro con las dos manos, y estiro de su brazo hacia la cama. Él frunce el ceño confundido.

-Qué sucede? -me pregunta.

No sé como explicarle lo que sucede.

Las palabras ya no son parte de mí. Añoro el momento de sentir sus brazos a mi alrededor y poder dormir en paz. 

Miro hacia mi escritorio y corro para tomar un cuaderno viejo y agarrar un pincel.

"QUÉDATE CONMIGO" escribo y se lo muestro.

Él lo analiza como si no pudiera creer que he acabado de hacerle esa petición. Sin embargo, sonríe y deja que lo guíe hacia la cama.

Le devuelvo la sonrisa.

Solo tú, Jaden Syre, puedes hacerme sonreír, cuando ni las almas más lejanas lo consiguen.

Dejo que él se tumbe primero y luego lo sigo. Ambos miramos el techo por unos minutos hasta que él interrumpe esta melodía en mute.

-Entonces... ya no hablarás? -me pregunta con cautela.

Lo pienso uno segundo y niego con la cabeza.

Él suspira con tristeza y me abraza, haciéndome sentir nuevamente segura.

Me besa el cabello con mucha ternura.

-Te quiero, Yoselyn -me susurra.

Mis nervios se ponen en alerta al recordar las similares palabras de Will, sin embargo, las descarto rápidamente.

Agarro nuevamente el viejo cuaderno y el pincel que había dejado en el costado de la cama y escribo unas palabras para Jaden.

"PUEDES LLAMARME YOS :)"

Jaden sonríe al leer mis palabras.

-No sabes cuanto esperé a que me otorgaras ese honor -espeta sonriendo.

Me abraza aún más fuerte y yo me volteo para quedar frente a él y hundir mi cara en su torso.

Después de un corto silencio, Jaden suspira, acaricia mi cabello y entonces añade:

-Te quiero, Yos. Realmente te quiero.


MI BOSQUEWhere stories live. Discover now