Roger

113 17 12
                                    

- ¿Dónde están Sylvie y Neal?

La pregunta me preocupa. ¿Cómo conseguir que se separen dos personas que están hechas la una para la otra y que ni siquiera lo saben aún? No entiendo por qué Will quiere separarlos, no sé por qué los odia tanto...

Me veo acorralado, sin saber qué hacer. Will nunca me cayó bien, pero nuestra última conversación me mantiene despierto todas las noches. Me siento despreciable intentando separar a mi hermano de esa chica, es que es imposible. Ahora mismo solo tengo dos opciones: Intentar separarlos y conseguirlo o no creerme todo lo que me dijo Will, pero eso sería poner la vida de mi hermano y de Mark en juego. Además, Will me parece capaz de llevar a cabo su plan.

- Mark -lo llamo al verlo, siendo consciente que no hablo con él desde aquella conversación en mi cuarto-. ¿Has visto a Sylvie o a Neal?

- Llevo días sin hablar mucho con ella, solo lo justo –me responde para mi sorpresa, y noto la tristeza que hay en su rostro-. La última vez que mantuvimos una conversación seria se comportó como una idiota. Intento parecer enfadado, pero hace unos minutos la vi con Neal. Es imposible que encajen tan bien en tan poco tiempo, ¿no crees? La he advertido sobre que es peligroso, sobre que es muy precipitado. Pero no me hace caso, y menos estando molesta conmigo.

Cada una de sus palabras me preocupa más que la anterior. Estoy seguro de que la situación no le haría tanta gracia si supiera lo que está en juego, y que él está relacionado directamente con el problema.

Me sudan las manos como cada vez que estoy nervioso y me preparo para hablar. Después de estos días hablando con Mark secamente, apenas cruzando palabras con él, se me hace muy complicado.

Al cabo de unas horas, seguimos manteniendo la conversación, aunque me había prohibido permitir que me cayera bien por lo que pueda pasar. Sin embargo, es una persona genial en absolutamente todo. Su gran pasión es dibujar, adora el chocolate y le gustan los cómics de Batman.

Le cuento cuales son mis pasiones e incluso le digo que siempre he estado en la sombra de Neal, que él es más guapo, más inteligente y más simpático, pero después de muchos cambios de conversación llegamos a donde quería llegar desde un principio.

- ¿Sigues sintiendo lo mismo por ella? –pregunto sin reservas.

- Supongo–responde sinceramente-. El otro día me besó.

No sé qué decir, así que improviso.

- Eso no es algo para decirme con esa cara de odiar tu vida.

Mark me mira, se ríe y recuerdo qué fue lo que me llamó la atención de él al principio. Tiene unos ojos que no se pueden parar de mirar. Se iluminan cada vez que sonríe. Los suyos son una mezcla entre verde y azul, mientras que los míos son grises y apenas destacan.

- Sí que es algo para decirte con cara de odio mi vida. Solo me besó para poner celoso a Neal. En otras palabras, me utilizó –ahogo una exclamación. Como se ha dado cuenta de que no me gusta mucho hablar, continúa-. No sentí nada. Llevaba tanto tiempo esperando ese momento que cuando llegó solo sentí un vacío. No entiendo nada.

Aunque yo nunca he estado enamorado de una chica, hace tres años, cuando tenía la edad de Mark, me sentía igual de confuso. Sentía que estaba echándolo todo a perder y no me entendía. Pero a mí nadie me ayudó a aceptar mi sexualidad. Simplemente me vi en la obligación de hacerlo porque no podía mentirme a mí mismo. Puede que por eso Mark me caiga tan bien, en parte me recuerda a mí. No puedo dejar de maldecirme por pensar tanto en él. No puedo dejar de maldecirme por no poder sacarlo de mi cabeza, así que digo lo único que consigo decir.

- Te entiendo-. Noto que espera algo más, así que sigo hablando-. Solo dale tiempo, ya verás que todo se soluciona.

Pasamos un rato en silencio, pero en un silencio sin incomodidad. Pasados unos minutos es Mark el que habla.

- Creo que debería irme. Tengo sueño, debe ser tarde y no he visto a Sylvie en todo el día. Debería hablar con ella para comprobar si se ha dado cuenta de su comportamiento-. Asiento. Mark se gira y solo puedo percibir que se muere de vergüenza-. No tienes nada que envidiar de Neal.

Esta vez sí que sale de la habitación y me deja con una sonrisa de idiota que se va en cuanto escucho el móvil, lo enciendo y leo el mensaje que me ha enviado Will

Una semana y tres días.

En ese momento me doy cuenta de que tengo que renunciar a algo que quizás sea muy difícil: no puedo enamorarme de Mark.

Delirio azulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora