Cap. 59

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Luego de que se me comience a bajar el momento de éxtasis, vuelvo en sí. Medito lo que ha pasado, y es que he tenido sexo con mi jefe. No, peor que eso, he perdido la virginidad con mi jefe.

Siento la respiración de mi jefe en mi cuello, mientras él sigue abrazado a mí, como si no quisiera soltarme. Comienzo a respirar agitadamente, ¡Dios! ¿Pero qué me pasó por la cabeza cuando decidí hacer esto?

Siento como la piel suya se despega de a poco de la mía. Hasta que él queda frente a mí, con la frente pegada a la mía mientras se sostiene de los codos para no aplastar mi cuerpo.

¿Qué pasará ahora? ¿Me voy? Bueno, pues no lo sé, no tengo idea de qué hacer ahora.

Comienzo a sentarme de a poco y siento la incomodidad en mi parte baja.

Oh, Dios, el condón.

Siento su pene crecer otra vez contra mi vientre y jadeo. ¡Se supone que yo debería de irme y dejarlo solo justo ahora! ¿¡Soy idiota o qué!? Creo que papá me dejó caer en la cama cuando pequeña. Hablaré seriamente con él, no cuidará a mis hijos, si es que llego a tener.

Los labios de mi jefe vuelven al ataque en mi cuello pero es cuando la puerta se abre de golpe, dejándome totalmente en shock. Miro aterrada hacia el lugar y lo que veo me alivia un poco, pero muy poco.

Astrid está en la puerta igual de shockeada que yo.

Siento cómo el cuerpo de Christian sigue tensado. Y mi pecho sube y baja con agitación.

¡Oh, padre!

- ¿Quién diablos es?

- Yi...yi....yio... El se...se...señor Bastian Evans me ha mandado por unos documentos y yo pe.... Pe... Pensé que estaba solo. Él ha dejado dicho que habló con usted para ello. Y yo....

- Entendí. Ahora salga hasta que le diga que puede entrar y aprenda a tocar. No tolero a los imprudentes.

- Ssssss....ssssss....sssss..sí, señor -dice antes de cerrar la puerta.

Escucho cómo suspira en mi mentón mientras que el aire que sale de él me eriza la piel.

- Espera a que termine con ella, no te puedes ir ¿Entiendes?

Yo asiento como tonta y luego él besa mis labios un segundo para luego dejarlos de a poco, mordiendo el inferior de manera sensual. El suelta un suspiro frustrado para luego levantarse a regañadientes para comenzar a vestirse. Y yo lo sigue cuando tomo conciencia. Luego salgo encontrándome a una Astrid aún perpleja y en shock.

- Te explico luego. -Astrid asintió mientras entraba como un robot a la oficina de mi futuro no-jefe.

Sigo mirando la puerta por unos segundos. Sin pensar en nada. Sólo como cuando te despiertas que te quedas mirando cualquier lado sólo intentando dormir o lo que sea.

Cuando vuelvo a la realidad, es cuando veo a Astrid salir de allí, aterrorizada mientras camina a paso apresurado a lo que supongo es su lugar de trabajo.

Camino hasta mi escritorio y es cuando recuerdo que mi bolso no está aquí, sino que lo dejé votado en algún lugar de esa oficina desde que me besó. Siquiera recuerdo donde la dejé.

Maldito Jefe © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora