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-¿Por qué estás tan pensativa?- inquirió Adolfo mirándola con los ojos entrecerrados.

Justamente después de todo lo ocurrido, Adolfo se presenta junto a Ester a desayunar como si nada.

-Nada- comentó sonriendo- ¿Por?

-Por nada- comentó Adolfo- ¿No estás muy feliz hoy?

-¿Acaso mi hija no puede estar feliz?- gruñó Rick- ¡Antes solías ir a dar el coñazo a la casa de Sheran! ¡¿Por qué ahora cambias?!

-Porque hoy Sheran y Hugo estarán de mal humor, y así no tiene gracia molestarlos- comentó como si nada- ¿Por qué tan feliz, nietita?

-Adolfo, déjala en paz- gruñó Ester- O juro que las galletas no será lo único que te haga comer.

-¿Ah, no?- comentó juguetón- Puedo comer muchas otras cosas, si lo deseas- Crystal se atragantó al escuchar semejante declaración.

-¡Papá!- gritó Rick.

-¡Yo no me refería a nada sexual! ¡Sois vosotros los que pensáis mal, joder!- chilló Adolfo como un niño pequeño- ¡Además! ¡Es mi mujer!

-¡Pero esas cosas se dicen en privado, hombre!- exclamó Rick y señaló a Crystal- ¡Hay una niña pequeña aquí!

-¡Que no soy pequeña!- chilló Crystal.

-¡Bueno, bueno!- exclamó Rick dándose por vencido- ¿Y qué son esos papeles? ¿No has hecho los deberes?- le regañó.

-No tenemos clases por esto de la niebla, papá- le reprochó ésta- Y durante estos tres días sin clases el entrenador nos ha puesto un ejercicio.

-¿De que se trata?- inquirió Adolfo con bastante curiosidad.

-Durante estos días tenemos que convivir con la persona que nosotros escojamos para proteger- comentó Crystal- Y yo todavía estoy pensado a quien voy a escoger.

Ojalá pudiera escoger a Jaden.
Pensó Crystal.

-¡A mí!- chilló Adolfo- ¡Puedes protegerme de las malvadas galletas rancias de tu abuela!

-¡Adolfo!- chilló Ester- ¡Serás malnacido! ¡No cocino tan mal!

-Puedes proteger a la pobre Pepita de las garras del feroz Adolfo- comentó Rick.

-Esa puta ya tiene los días contados- gruñó Adolfo- Y en mi defensa, ella comenzó nuestra enemistad picándome, la muy salvaje.

Crystal y Gisela rieron.
Todavía se les hacía mentira convivir con una familia tan peculiar.

-¿Y Ada?- comentó Ester totalmente divertida- Seguro ha escogido a Isaac.

-Que va- murmuró Crystal- Esa niña es una caja de sorpresas. Ha decidido proteger a su madre oficialmente como ella dice, y a Isaac de forma encubierta.

-Esa niña- comentó Adolfo sonriendo- ¿Y tú? ¿Me protegerás a mi?- inquirió haciendo pucheros.

-Creo que se lo pediré a Damián- inquirió pensativa- Quiero conseguir más información para mi trabajo final ante los tontos del consejo, y Damián será el protector perfecto para ello.

-Me parece una gran idea, pequeña- comentó Rick sonriendo- Estoy muy orgulloso de tí.

-Pues voy a buscarlo- objetó levantándose de su asiento- Busco en la casa de los tíos antes que nada, ¿No?

-Exacto- comentó Adolfo sonriendo- Yo me voy contigo, quiero comprobar si mi nietito está de mal humor para hacerlo rabiar aún más.

-¡Abuelo!- chilló Crystal.

Crystal #2 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora