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Su esposa y su hija llegarían en cualquier momento, por no mencionar a sus suegros.

¿Qué pasará cuando Sheran lo sepa?- pensó Rick un tanto nervioso- Seguro me matará.

-Oye Rick, ¿estás bien?- preguntó Amanda intentado contener la risa- Esta es la segunda vez que le echas medio paquete de azúcar al café.

-Nada- se quejó murmurando una maldición hacia el café, y sus nervios- ¿Sabes? Debo irme ya para recibir a los nuevos.

-¡Oh sí, los nuevos!- exclamó Damián con voz de niño pequeño- ¿No creéis que es un poco sospechoso que una familia humana venga a la manada, y Sheran no haga una lista sobre los motivos por los que no deban saber nuestro secreto?

Rick se tensó al escuchar a su hermano toser dramáticamente.

-¿Rick?- murmuró Sheran con tono de advertencia.

-¿Si?- murmuró mirando a Damián de una forma no muy cariñosa.

-¿Puedes explicarme qué es lo que acaba de decir este inútil?- espetó molesto señalando a Damián, quien muy ofendido se levantó de la silla para encararlo.

-¡Inútil tu madre cocinando galletas!- exclamó indignado- ¡Bueno, cocinando en general!-

Sheran arrugó la nariz asqueado e hizo un gesto de tener arcadas.
Rick aprovechó la distracción para salir de allí.

Crystal suspiró por décima vez en lo que iba de camino, y eso hacía suspirar a su abuelo.

-Mi vida, ya te he dicho que ese colegio es mucho mejor ya que está mejor preparado para que puedas desenvolverte a tu antojo- dijo su abuelo tiernamente.

-Pero abuelo, allí estaban todos mis amigos- dijo intentando no llorar- Ya estoy acostumbrada a meterme uno que otro golpe.

-Mi vida, no está en discusión, es lo mejor para tí y se hará- dijo su abuela de forma tierna, pero autoritaria- Además, ¿no quieres que estemos todos juntos?

Crystal sonrió al recordar que a partir de ahora por fin podría pasar tiempo con una de sus personas favoritas en el mundo.

-¡Sí, abuela!- chilló extasiada- ¿Falta mucho?- preguntó haciendo pucheros.

-Hemos llegado- anunció su abuelo deteniendo el coche abruptamente, haciendo que Crystal se diera de cara contra el reposacabezas de su abuelo.

Típico en él.

Se desabrochó el cinturón y abrió la puerta, escuchando un quejido proveniente de alguien.

-Podrías tener más cuidado- jadeó su abuelo- ¡Alpha que gusto volver a verle!

Crystal bufó divertida sacando su bastón para no tropezarse con algo. Todo iba genial hasta que el bastón chocó con algo, haciendo que se parara.

-¡Qué guay yo también quiero uno de estos!- escuchó el gritito de una niña pequeña- ¡¿Me lo prestas?!

-Claro- dijo divertida, y a los pocos segundos ya no tenía el bastón entre sus manos.

-¡Ada devuélvele eso a la niña!- gritó Arlette, aunque lejos de parecer cabreada más bien sonaba como si se estuviera derritiendo por la niña.

-¿Por qué?- se quejó la pequeña- ¡Si me lo ha prestado!

-¡Esta niña!- volvió a gritar Arlette- ¡Lo necesita, así que dáselo!

-¿Lo necesitas?- preguntó la niña con curiosidad.

-¡No seas cotilla!- gritó nuevamente- Perdónala, cielo- se disculpó- Sólo tiene siete años y ya quiere comerse el mundo.

Crystal #2 ©Where stories live. Discover now