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Quizás una película de miedo no fue la mejor opción, después de todo.
Pero la cena familiar, como cada lunes, fue perfecta.

Crystal, Dave y sus padres ya iban hacia la casa, habiendo dejado a los demás integrantes de la familia discutiendo puesto que Dean y Ada no querían dormir solos.

-¿Tú también vas a dormir conmigo?- preguntó Dave, burlón.

-A mí no me da miedo- declaró Crystal- Además no he podido ver el terror- susurró la última palabra intentando crear suspense.

Aunque ciertamente los gritos de los asesinados le habían puesto los pelos de punta.

-Ya veremos, ya- comentó éste riendo.

-¡Oye! ¡Más respeto!- chilló Crystal.

Cuando por fin llegaron a la casa, Crystal se despidió de ellos rápidamente y corrió hacia su habitación.

Quería comprobar si no era lo suficientemente tarde como Jaden había dicho y, por ende, comprobar si él estaba allí.

Sin embargo, no fue así.

Optimista decidió esperar.
No sabía que hora era, pero estaba segura que era bastante tarde.

Tenía miedo, mucho miedo.

A pesar de no haber visto la película, aquellos gritos le habían afectado, y para colmo, había tormenta.

Crystal amaba la tormenta, pero cuando su oído comenzó a desarrollarse sobrepasando el límite de lo normal para un lobo, el ruido le molestaba.

Había veces que podía sobrepasar el límite de lo molesto hasta llegar, incluso, o a lo terrorífico.

-Mierda- murmuró cuando escuchó pequeños ruidos en la planta de abajo- Maldita sea, quiero una habitación insonorizada- comentó lloriqueando para sí misma.

Su casa no contaba con esa pequeña ventaja, como lo hacía la casa de sus tíos.

-Oh mi dios- murmuró horrorizada.

Estaba segura que había escuchado la risa de una niña. Pero no cualquier risa, no.

La típica risa de la típica niña terrorífica de, por supuesto, la típica película de miedo.

Crystal meditó sus opciones, mientras escuchaba la maldita risa cada vez más cerca.

-Joder, joder, joder- murmuraba de forma histérica mientras salía a correr hacia la habitación de su hermano- ¡Dave!- chilló asustada- ¡Dave hay...-

Crystal, en un intento desesperado se lanzó hacia la cama de su hermano, suponiendo que realmente estuviera allí. Sin embargo, al aterrizar se dio cuenta de que la cama estaba vacía.

-Hijo de nuestra madre- gruñó al darse cuenta que la risa de la niña solo era una farsa de su hermano- Te vas a enterar mocoso.

Esta vez, Crystal se tomó su tiempo para volver a su habitación.
Le daba igual que la risa cada vez estuviera más cerca, ella sólo disfrutaba de esa sensación que se siente cuando sabes que vas a hacer una travesura.

Una buena travesura.

Cuando llegó a su destino, caminó hacia su escritorio y toqueteó la superficie hasta encontrar una moneda antigua.

Sonrió con malicia y la cogió.

-Χάρων Khárôn- murmuró risueña.

Silencio.
Demasiado silencio.

Crystal #2 ©Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon