Capítulo 8

7.6K 684 92
                                    

Cuando vuelve, ya viene completamente vestido.

«¡Qué lástima!»
¡Calla!
«Amargada pero yo soy tú y sabes que es una lástima»
Voy a ignorarte
«Soy tu mente torpe, No puedes»

-¿Qué querías hablar?. -dice sentándose a mi lado.

-¿Nos besamos?. -pregunto, él abre demasiado los ojos con sorpresa pero luego me dedica una sonrisa pícara aparece en su cara, lo miro confundida y antes que me de cuenta sus labios están sobre los míos; Son suaves y cálidos, su beso es casto y sabe a miel, limón con un leve sabor a menta, acaricia mi mejilla, sus labios acarician los míos y escalofríos vuelan erráticos por mi cuerpo, luego se separa aunque gruñe al hacerlo.

-Bien, ya nos besamos. -dice y entiendo porqué hizo eso, mis mejillas deben estar rojas.

-¡No me refería a eso!, -le digo acariciando mis labios, todavía con la cálida sensación de los suyos sobre los míos y un hormigueo en ellos.

-Pero tú preguntaste si nos besabamos. -dice confundido aunque satisfecho consigo mismo.

-Mi culpa, -susurro mirando al suelo.- Me expresé mal.

-Explícate mejor a la próxima... Aunque fue un delicioso malentendido, -agrega mientras lame sus labios lentamente en una silenciosa invitación, el impulso de lanzarme a una sesión de besos es casi incontrolable.

-Bien, -digo aclarando mi voz por la repentina resequedad, ignorando su abierta invitación.- Se me vino a la mente un recuerdo... y tengo muchas dudas pero... ¿Nos besamos?- cuando veo su sonrisa pícara rápidamente me corrijo- ¿Nos besamos cuando estaba pequeña? ¿Tu robaste mi primer beso?.

-Y te tenías que recordar eso precisamente, -susurra entre dientes irritado y asiente.- Sí, pero sólo fue un pequeño y casto beso nada de lo que escandalizarse.

-Eso es ser pedofilo. -le reclamo, él pone los ojos en blanco.

-Aunque salga con una anciana de tu pueblo aún sería demasiado viejo para ella. -explica, su tono de voz casi rozando la irritación.

-¿Tan viejo eres? -pregunto asombrada y él asiente calmando un poco su genio.

-Alrededor de doscientos veinticinco años... Aproximado. -dice encogiéndose de hombros.

-Vaya... Yo te hacía de quinientos- digo con sarcasmo - Aparentas más edad de la que tienes.

Él ríe sarcástico, disfrutando de mi chiste estoy segura... Espero.

-Que divertida, Caperucita- dice con sarcasmo, yo me rio por su tono.- Sigues teniendo una sonrisa que me encanta.

-Pedofilo.

Me tira al suelo, con el golpe algunas hojas se levantaron junto con unas gotitas de agua, algunas hojas cayeron en mi cabello que se salió libre de la capucha.

El lobo está encima de mi manteniendo un agarre firme pero suave para no lastimar mis muñecas, tiene una expresión feroz y seductora, logrando que mi corazón se acelere.

-Entonces si yo soy pedofilo, -dice y acerca sus labios a los míos rozándolos lentamente dejando una sensación de hormigueo agradable y pecaminosa, cierro los ojos esperando el beso que nunca llega, él se acerca a mi oído y sopla en éste mandando un escalofrío por todo mi cuerpo.- Entonces, Tú eres asalta tumbas.

Se aleja dejando mis muñecas libres de su agarre y me ayuda a enderezarme.

-¿YO?- incremento un poco mi tono de voz cuando entiendo- ¿Asalta tumbas?.

-Sí, -afirma arqueando una ceja... Rayos porqué tiene que ser tan guapo, ¡Esos ojos!.

-Claro que no. -replico intentando convencer tanto a él como a mi misma.

-Sí, -afirma sin duda.- Porque te gusto, ¿no?.

Trago grueso cuando la verdad es dicha en voz alta, es ilógico, lo acabo de conocer.

-No, -logró decir luego de un tartamudeo muy obvio... Espero que no lo notará.

-Tu olor te delata, -canturrunea y me olfatea el cabello.- El olor de tus emociones.

-¿Y qué si me atraes?, -le pregunto valiente y altanera, no viene al caso pero... La dignidad primero... Y allá va la mía, ¡Adiós buen viaje!

-Que el sentimiento es mutuo- susurra mientras con su nariz acaricia mi cuello haciendo cosquillas pero es una sensación intima... cercana.

La dignidad se puede ir y no regresar nunca, si lo que obtengo es él.

Levanta su rostro y acerca sus labios a los míos, más cerca.

Su cálido aliento con olor a menta choca contra el mío y sus labios rozan los míos levemente, acaricia mis labios con los suyos, me rindo a su encanto cerrando al fin los ojos.

Cuando lo hago me besa de verdad, sus labios se unen con los míos y su lengua pide paso toqueteando mi labio, le concedo el permiso dejando que el beso se profundice; su sabor a miel, limón y menta me nubla los sentidos, sus labios acariciando, tentando los míos con su fiereza me hace gelatina ante su dominante tacto.

Acaricio su lengua con la mía sintiendo su humedad y el beso continua con la misma intensidad, siento como él pone su mano en mi cintura acariciando sobre la ropa, va subiendo por mi abdomen.

Me aparto de golpe y sólo me dan ganas de volver a la calidez del beso, me contengo.

-Yo- tartamudeo- Yo... Yo tengo qué ir a la casa mi abuela ¿recuerdas?

Él tiene una sonrisa de "yo sé que no te apartaste por eso"

-Puede esperar- dice y sus ojos plata demuestran deseo combinado diversión, su rostro se acerca nuevamente al mío y me alejo.

-¡No!- exclamo casi gritando- Digo no, hablamos otro día, hasta luego, iré a la casa de mi abuela y regresaré.

Camino un poco y siento que alguien me abraza por detrás tirándome al suelo húmedo, iba a protestar pero siento que él esta temblando ligeramente, susurrando algo que no entiendo una y otra vez.

-¿Lobo?- pregunto preocupada por él.

-No me dejes, - suplica en voz alta- No otra vez.



¡¡Hola!!

¡Aquí esta otro capítulo! Espero les gustará y ya saben como pueden hacérmelo saber: votando, comentando e incluso siguiendo mi perfil.

Gracias a las personas que leen, votan y comentan son de gran apoyo

¡¡Buen Día!!

CAPERUCITA ROJA Y EL LOBO FEROZ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora