Diabolik Friends ||Diabolik Lovers||

7. Entrevista.

Mitsuki's pov.

El pensar que debíamos ir a la mansión Sakamaki al otro día era demasiado irónico.

—Estamos hablando de las personas que intentan beber hasta la última gota de sangre nuestra, Mitsuki —Hikari me miró seriamente—. Ir allá sería como un suicidio. 

—Lo estoy viendo desde una perspectiva más humana —suspiré—. Además, si nosotras no vamos por voluntad, ellos vendrán y lo harán a la fuerza. No son el tipo de persona con el que podamos jugar a muerte.

—Tienes algo de razón en eso —miró hacia la nada—. Vaya, es impresionante todo lo que ha pasado en estas últimas semanas. Y eso que solo vinimos aquí por un sueño. 

—Lo único que tenemos que hacer es cumplirlo sin involucrar a esos chicos —negué—. Debemos hacerlo por nuestras madres y nuestro futuro.

—Pero sobre todo, hacer que no se arrepientan y nos lleven de vuelta —miró hacia otro lado—. ¿Hoy no íbamos a hacer eso de la "entrevista"?

—Oh, sí. Ahora que lo recuerdo... —busqué en los rincones de mi mente, para luego sonreír—. Tengo unas preguntas muy interesantes para hacerle a los vampiritos. La castaña levantó las cejas. 

—No les vas a preguntar sus signos para tus cosas raras de Zodiacs, ¿Verdad?

—¡¿Qué?! Pff, claro que no. ¿Cómo se te ocurre? 

«Komo lo zupo» 

—Ajá, sí. Y yo mido un metro setenta —rodó los ojos mientras tendía una mano—. Pásame la hoja con las preguntas. 

Todo estaba bien en los otros aspectos, la pregunta ahora mismo sería si ellos responderían ya que desde que los conocemos, nunca han hablado de sí mismos alguna vez. 

Y cada cosa que preguntamos relacionadas a su psado bien sea de broma o seriamente, la pasan por alto y siguen con lo suyo. 

Es como si fuésemos los árboles del paisaje, en donde Yui es la afectada y nosotros un repuesto.

 Al menos yo creía que así funcionaba la vida con ellos y nuestro supuesto "vínculo".

Era irritante de alguna manera.

*

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—Things were all good yesterday... —canté un pedazo de la canción, pero paré abruptamente en cuanto estábamos en frente de la mansión Sakamaki. 

—Puedo sentir la mala vibra en el aire —susurró Hikari observando a todos lados mientras yo tocaba la puerta de la mansión. 

Así, con mi dulce delicadeza.

—¡ABRAN LA PUERTA O LES QUEMO EL RANCHO ENTERO! 

Sí, creo que aún habían resentimientos desde ese día en que hicieron trampa en la apuesta.

—¡¿Quién es?!

—No pos, la vieja Inés. ¡Abran, pendejos! 

Podía sentir la mirada de Hikari, estaba diciéndome: "Definitivamente, algún día morirás por pasarte de verga".

—No es un buen día para estar de humor —respondió Reiji abriendo la puerta—. Y esas palabras equivalen a un castigo. ¿Para qué vinieron? 

Y todavía Reiji quería creerse mi mamá. 

—Vinimos a ver cómo se encontraban —Hikari sonrió. 

Sí, podría parecer un ángel santo, un pan de Dios y todo lo que quieran pero ella era un demonio.