10. Pequeño atisbo de luz (Zeref)

520 64 5
                                    

Miro a mi alrededor, todo está oscuro, mas a lo lejos la veo a ella. Ya no está esa gran biblioteca, ni la vieja Ultear, ni ese desgraciado de Lucia tratando así a Zera y la chica de pelo rosa.

Floto y no sé cómo moverme, pero intento alcanzar a Mavis, la cual parece todavía inconsciente. Aunque suene o parezca un poco ridículo la única forma que veo que sirve es "nadando". Mavis parece despertar, lo confirmo al notar que me busca con la mirada. Me ve. Empieza a avanzar hacia mi y puedo darme cuenta que de verdad luzco un tanto patético al desplazarme así. Ella, además de patética, se ve adorable.

Mavis intenta decir algo pero de su boca no se escucha sonido alguno. Espero que sea por la distancia, de verdad espero que sea por eso.

Sinceramente, no sé el tiempo que habrá pasado, mas al fin nos hemos alcanzado.

—¡Zeref! —exclama mientras me abraza por el cuello, y me alivia pensar que tiempo atrás no la escuché por la distancia.

—Mavis... —correspondo el abrazo con fuerza, pasando mis brazos por su cintura.

No sé qué está pasando y la ignorancia es algo que odio. Lo único bueno es que Mavis está conmigo.

—Por fin estáis juntos —una voz grave resuena en este oscuro vacío. Es imponente y no soy capaz de distinguir si es de hombre o mujer.

Mavis se sobresalta en mis brazos, se afloja el abrazo para mirar a nuestro alrededor sin llegar a soltarme. De todas formas yo tampoco pensaba soltarla.

—¿Quién eres? —pregunta decidida mientras yo sigo buscando el origen de la voz.

—Soy la vida. Soy la muerte. Soy Ankhseram.

—¿Ankhseram? —ese nombre me suena de algo.

—Sí, Ankhseram, algunas de vuestras contrapartes me conocen muy bien ya que soy el Dios que los maldijo. Estáis aquí porque de vosotros depende el futuro de todo. Yo os pondré a prueba y decidiré si sois los adecuados para restaurar la paz en las dimensiones ya destruidas y parar la corrupción de las que están a punto de caer. La maga de tiempo ya os habrá explicado lo más importante.

Creo que tanto ella como yo decidimos olvidar el tema de la maldición. Si podemos salvar a nuestros seres queridos o ayudar a los que, como nosotros, todavía no han caído no necesitamos saber más.

—¿Por qué nosotros de todos los Mavis y Zeref que hay? —Mavis me sujeta un tanto más fuerte.

Creo que sé la respuesta. Ultear nos dijo que éramos de los más balanceados: ninguno era totalmente luz u oscuridad.

—Exacto niño, por eso os he elegido.

Espera, ¿ha escuchado mis pensamientos? Mavis me mira confundida.

—Sí, Zeref, soy capaz de escuchar lo que pensáis —eso explica mi pregunta—. Mavis, la razón por la que sois vosotros os la dijo la maga del tiempo, sois los más equilibrados de todos. Los más adecuados.

—Entonces haremos lo que haga falta, ¿verdad, Zeref?

Asiento. No podemos ignorar la situación ahora que la conocemos.

—No tan rápido, muchacha. Vais a tener que sacrificar muchas cosas. Todos vuestros seres queridos os olvidarán, será como si nuca hubieseis nacido en vuestro mundo. Tendréis los recuerdo de todas vuestras contrapartes y la mayoría no son nada agradables. Tendréis que vagar por las dimensiones eternamente sin poder regresar a casa. Os tendré que maldecir para haceros inmortales, así que sólo os podréis acercar al resto de Mavis y Zeref y estar juntos, otras personas que no sean vosotros podrían morir.

—Espera, ¿qué? Explica eso.

—Calma, niño. Esa es mi maldición: cuanto más quieras más será la muerte que causes a tu alrededor y serás condenado a vargar, inmortal, por el mundo. Eso es lo que le pasa a los Mavis y Zeref de Earthland. La vuestra la cambiaré un poco, podréis sentir y expresar amor entre vosotros y vuestras contrapartes a cambio de salvar la existencia de todo.

Eso es algo duro, mucho. Si a mi me afecta estoy seguro que a Mavis más, a ella le gustan más las personas que a mí.

—Yo acepto —si no lo hago el pequeño porcentaje de personas que no odio puede pasarlo mal.

Miro a Mavis para esperar su respuesta, está al borde de las lágrimas y mira hacia abajo, sin embargo al mismo tiempo en el que empieza a llorar, contesta.

—Acepto —hipa y suelta uno de sus brazos de mi cuello para limpiarse las lágrimas con el dorso de las manos—, pero ¿cómo salvaremos los mundos en los que ya no hay ninguna de nuestras contrapartes?

Ese es un buen punto.

—Renacen. En muchas dimensiones ahora son bebés, eso es lo que parará en la vuestra.

—¿Y si los atacan siendo tan pequeños?

—No te preocupes Zeref, hasta que no cumplen los dieciséis no pueden acercarse y hasta la mayoría de edad no pueden matarlos o hacerles daño físico. Siendo bebés están a salvo.

—Es un alivio saberlo —Mavis y yo nos miramos, lo hemos dicho a la vez.

Ankhseram ríe y de repente un pequeño atisbo de luz se dislumbra en esta oscuridad en la que sólo podía ver a Mavis.

—Id hacia esa luz. Al otro lado está el primer mundo al que ayudareis y quien os ayudará a viajar entre dimensiones.

—¿No dijiste que cualquier persona que se acercara a nosotros a parte de nuestras contrapartes moriría?

—Un hada no es una persona, Zeref, a ellas no les afecta la maldición.

—¡Un hada! —chilla Mavis, emocionada.

Le gustan tanto las hadas que creo que la noticia le ha quitado momentáneamente el disgusto de no poder volver a ver más a nuestras familias.

—Sí, muchacha. Ahora marchad, ya hemos pedido demasiado tiempo.

Los recuerdos del resto de Zerefs empiezan a llegar a mi y me estremezco, demasiada muerte y desesperación. El único y egoísta consuelo es que Mavis y yo sí que estaremos juntos, seremos lo que nunca pudimos ser en las otras dimensiones, dos amantes y amigos que se tienen el uno al otro.

Nos miramos y asentimos. Es hora de aceptar nuestro destino.

Lo que nunca pudimos serHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin