d i e z

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Era viernes por la tarde y yo estaba sola en mi casa. Aburrida y sentada en el sofá, con el mando de la tele en las manos, pasando de canal cansada de no encontrar algo que mereciera la pena ver. Cansada apagué la tele y subí las escaleras hacia mi habitación para coger el portátil y buscar en google: "Qué hacer cuando te aburres".

Al llegar a mi cuarto encendí las luces y me encontré con algo demasiado raro. Jungkook estaba dormido en el sillón con un helado casi derretido en la mano, manchando el suelo de mi habitación. Al verle me asusté y me lleve la mano al pecho sorprendida.

-¡Jungkook!- Le grité para despertarle. Él se levantó de golpe algo desconcertado.- ¿Se puede saber qué estás haciendo en mi cuarto? Bueno, ¿y cómo has entrado aquí?

-Oh, Hyun. Vaya, ¿cuándo has llegado?- Dijo él. Y empezó a comer lo que quedaba de helado, como si fuera lo más normal del mundo. Jungkook era un chico que realmente no se parecía en prácticamente nada a mí. Hacía cosas muy raras y él siempre actuaba como si fuera tan normal como decir buenos días. A veces envidiaba su facilidad para quitarle importancia a las cosas.

-¿Qué haces aquí?- Le volví a preguntar.

-Bueno, pues resulta que ha llegado el día de nuestra cita.- Cuando dijo aquello, algo se despertó en mi interior. Algo que había estado oculto desde mi última cita con Jungkook.- He entrado por la ventana y te he buscado por toda la casa. Al ver que no estabas, decidí esperarte aquí sentado, pero parece ser...que me he quedado dormido.- Dijo rascándose la cabeza avergonzado.

-¿Y ese helado?

-Oh, pues era para ti.- Dijo riendo, y me ofreció aquel helado, chupado y casi derretido.

-No, gracias.- Contesté riendo levemente.

Salimos de mi casa, y Jungkook comenzó a guiarme por las calles de Busan hacia un lugar que no me quiso decir cuál era. Íbamos en silencio durante el camino, y a mitad de camino Jungkook entrelazó nuestras manos y me miró a los ojos con una dulce sonrisa. Lo cual provocó que mis mejillas tomarán un leve color carmesí.

Por aquel entonces no se podía decir que me gustara Jungkook, o que estuviera enamorada de él. Simplemente decía que me gustaba pasar tiempo con él y que, por alguna extraña razón, un sentimiento que nunca había sentido, florecía en mi interior cada vez que pasaba mucho tiempo con él; pero se marchitaba cada vez que él se marchaba. A pesar de eso, yo aún no pensaba que me gustara Jungkook. Era algo imposible de pensar para mí, pues hacía muy poco, yo odiaba el comportamiento de Jungkook.

Llegamos a un centro comercial enorme. Yo ya había ido varias veces con mi madre, pero siempre iba obligada, ya que odiaba ir de compras, y por eso nunca me fijé en lo enorme que era o en la cantidad de tiendas que tenía.

-Tengo un lugar para ir, que seguro que te encantará, Hyun.- Me dijo sonriendo. "Seguro que a una biblioteca, una librería o algo parecido, ya que sabe lo mucho que amo leer." Pensaba yo. ¿A dónde me llevaría?

*

Una tienda de disfraces. Sí. Una tienda de disfraces. Allí fue donde me llevó Jungkook aquella tarde. Cuando llegamos a la puerta de la tienda y por fin pude abrir los ojos, lo primero que sentí fue...fue como si fuera una niña de cinco años y Jungkook fuera mi padre. Miré a un sonriente y emocionado Jungkook, luego a la tienda y luego de nuevo a Jungkook.

-Eres muy gracioso Jungkook. ¿En serio hemos venido a una tienda de disfraces? No es que no me guste, pero...

-Vamos Hyun. Seguro que te gustará, vamos entra.- Dijo empujándome hacia el interior de la tienda.- ¡Dios! Mira cuantos disfraces. ¿No es genial? Oh, claro que lo es.- Sí, estaba realmente emocionado con aquello, y me hizo mucha gracia ver su ilusión. Por eso no dije nada ni me quejé. No quería que pensara que no me gustaba. Simplemente me resigné, sonreí y acepté probarme disfraces.

-Te sienta muy bien, Hyun. Estás...muy...muy guapa...- Dijo Jungkook aguantando la risa. Él no era el mas indicado para hablar, pues se reía de mí, sentado en un sillón con un traje de Mickey Mouse. Tenía la cabeza del traje y todo. Yo llevaba un gran disfraz de dinosaurio. Me estaba empezando a entrar mucho calor y eso que no llevaba la cabeza del disfraz.

-Ja.Ja. Muy gracioso. Tú estás muy sexy con ese disfraz de Mickey Mouse.- Le dije con sarcasmo y con una leve risa.

-¡TÚ! ¡JEON JUNGKOOK! ¡VEN AQUÍ MALDITA RATA TRAIDORA!- Gritó un hombre de repente. Parecía muy enfadado con Jungkook, y tenía cara de pocos amigos.

Jungkook se levantó enseguida y me cogió de la mano para salir corriendo de la tienda. Al salir, empezó a sonarvla alarma, pues no habíamos pagado los disfraces (aunque tampoco tenía intención de llevarme uno a casa). Y el guardia de seguridad comenzó a perseguirnos junto con aquel hombre enfadado. ¡Dios! Pasé muchísima vergüenza corriendo por todo el centro comercial vestida de dinosaurio.

-¡¿Pero qué le pasa a ese?! ¡¿Qué quiere?!- Le pregunté subiendo el tono de la voz a Jungkook, mientras seguíamos huyendo.

-¡Ahora no puedo explicártelo Hyun!- Me contestó él.

Jungkook se tiró en una piscina de bolas de niños pequeños que había en una esquina del centro comercial y yo caí con él, soltando un grito por la impresión. Mi "cita" no podía ser más humillante. Me sentía completamente ridícula. Pero ahora que lo recuerdo, me hace gracia.

Parece ser que no nos vieron, porque tanto el guardia de seguridad como el otro hombre se dieron por vencidos y se marcharon.

Jungkook y yo salimos de la piscina de bolas y fuimos a una fuente que había fuera del centro comercial y nos sentamos allí para hablar de lo que había pasado. Seguíamos llevando los disfraces y ya me podía despedir de mi ropa, porque nunca más podría volver a aquella tienda para recuperarla.

-¿Me puedes decir que acaba de pasar?

Cigarettes in a Book ❀ jungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora