Regalo perfecto -Final-

945 90 10
                                    


El asombroso olor de la comida preparada por Kibum no tenía comparación. ¡Qué suerte la mía de tener a este maravilloso gato-chef en casa! Ahora definitivamente no recibiría más regaños de parte de mi madre por no alimentarme bien. Aunque siempre consideré que exageraba. No me alimentaba TAN mal.
Sentado en la barra del desayuno me quedé idiotizado viendo como Kibum preparaba la cena de año nuevo. Parecía tan concentrado en ello, que no quise decir nada en todo el tiempo que me mantuve observándolo. No quería interrumpirlo.
Terminando de cortar unas verduras, echándolas luego a la fuente que estaba ya en el horno, sonrió satisfecho con su trabajo y se quitó el delantal rosa que ahora era completamente suyo.
-Está delicioso.- murmuré abrazándolo por la espalda.
-Pero si aún no lo pruebas.- rió tomando mis manos que descansaban en su abdomen entre las suyas.
-No necesito hacerlo para saberlo.- besé su cuello- Está delicioso.- se giró en mis brazos para quedar frente a frente y me besó. Despacio y sin apuros.
-¿Por qué eres tan bueno conmigo?- dejó otro beso en mis labios. Me encogí de hombros devolviéndole luego el beso- Te quiero tanto…- susurró contra mis labios. Pero yo aún no me sentía capaz de responder a eso, sintiéndome un poco mal por ser él el único que lo decía.
Desde el día anterior no había parado de decirlo cada vez que podía.
-¿En cuánto tiempo estará listo?- pregunté dejando un beso en su frente, alejándome luego.
-En una hora más o menos.- respondió doblando el delantal que aún tenía en sus manos- Así que mejor ve a cambiarte y a ponerte guapo para la cena.- ordenó empujándome suavemente fuera de la cocina.
Obedecí de inmediato, metiéndome al baño para una rápida ducha, que, apenas un par de minutos de haber entrado, se vio interrumpida por un travieso Kibum que se coló dentro, repartiendo sorpresivamente dulces besos por mi espalda, que pronto se convirtieron en algo más.
No creo que haya necesidad de describir todo lo que sucedió luego… Solo diré que creo haber llegado al puto cielo bajo las gotas de agua que caían sobre nosotros. Y creo que mi espalda quedará totalmente marcada durante varios días.
Era tan malditamente sexy…
-¿Qué tal me veo?- preguntó entrando a mi habitación, sonriéndome de esa forma tan felina que me volvía loco, apoyando su peso en el marco de la puerta. Lo miré de arriba abajo tragando costosamente.
Sus pantalones negros perfectamente ajustados a sus piernas y su camisa gris bastante transparente dejando ver claramente sus pezones. Se veía increíblemente sensual vestido de esa forma. Su mirada parecía incluso querer hipnotizarme…
-Wow…- eso fue lo único que pudo salir de mi boca.
Rió suavemente y se dirigió a mí, abrazándome por la cintura. El tierno movimiento de sus orejas era lo único que lograba distraerme de su maravillosa apariencia. Sin poder aguantarme llevé mis dientes a una de ellas, ganando un sutil jadeo.
Supongo que Kibum no era el único al que le gustaba morder.
-Ya… Iré a servir la cena, así que apresúrate.- se separó de mí, no sin esfuerzo, ya que yo no tenía planeado dejarlo aún, pero ya se estaba haciendo tarde y debíamos cenar antes de medianoche.
-En seguida estoy allá.- dije dándole una suave nalgada cuando se volteó hacia la puerta. Se volteó a mirarme coquetamente antes de salir.
Era la primera vez que iba a pasar año nuevo con alguien que no fuera ni mamá ni mi hermana, y que fuera con Kibum me hacía sentir ese tan rico calor en mi pecho… Sentía que iba a ser un año nuevo demasiado especial…
Terminé de abrochar los últimos botones de mi camisa para salir rápidamente al comedor, donde todo estaba perfectamente ordenado y la cena pulcramente servida. Todo se veía realmente elegante gracias a Kibum.
Un delicioso salmón al horno estaba servido sobre la mesa, junto a una botella de champagne que ni yo recordaba haber tenido en casa.
Me senté a su lado y pronto comenzamos a comer entre miradas pícaras y sonrisas cómplices, todo en silencio, uno bastante cómodo y agradable. No sentía la necesidad de hablar de absolutamente nada en ese momento. Sentía una tranquilidad increíble, algo que no podría describir del todo, al menos no correctamente. No había palabras para eso.
La cena acabó más rápido de lo que pensé, o más bien, el tiempo pareció pasar demasiado rápido a su lado… En un abrir y cerrar de ojos ya habíamos terminado y faltaban solo minutos para la media noche.
-Estaba muy delicioso.- susurré acariciando su mano. El suave sonrojo de sus mejillas y la dulce sonrisa en sus labios me incitaban a besarlo.
-Gracias…- dijo en un susurro.
-Vamos,- tomé su mano con más firmeza, levantándolo conmigo de la silla- ya casi es medianoche y quiero que veas algo.- tomé su cintura, pegándolo a mí. Lo dirigí hacia el balcón, desde el que tenía una vista increíble, desde donde podía ver perfectamente los fuegos artificiales que estaban por empezar.
Con una gran sonrisa esperé pacientemente a que fuera por fin las doce de la noche y le di un fuerte abrazo a Kibum, quién correspondió gustoso. Susurré un “Feliz año nuevo, Bummie”.
Un fuerte estruendo dio inicio al espectáculo, el fuerte sonido que hizo que Kibum chillara asustado, queriendo entrar a esconderse, movimiento que no permití, apretando más el abrazo que teníamos.
-Tranquilo, tranquilo.- se aferró fuertemente de mi espalda, temblando con cada estallido, que a pesar de suceder a bastante distancia, estaba seguro que para él era como si sucedieran junto al edificio- Vamos, abre los ojos, no pasa nada.- susurré besando su sien, cubriendo sus orejas con mis manos.
Lentamente se separó de mí, aún asustado por las explosiones que aún lograba escuchar, pero mucho más sutilmente.
Abrió despacio sus ojos, primero mirándome preocupado a mí, pero desviando su mirada hacia el cielo cuando yo también lo hice, pero obviamente no tardé en devolverla a su rostro. Mirar sus hermosas reacciones era mucho mejor que mirar el espectáculo.
Sus ojos se abrieron de par en par, asombrado por las brillantes luces que decoraban el cielo junto a cada estallido. Su boca permanecía ligeramente abierta mientras disfrutaba sorprendido de los fuegos artificiales.
Se pegó nuevamente a mí, sin dejar de mirar el cielo.
-Es precioso…- murmuró.
-No más que tú…- las palabras  escaparon de mis labios sorpresivamente, pero de cierta forma no me arrepentía de haberlo dicho. Era la verdad, ¿por qué debería arrepentirme?
Su mirada chocó con la mía de una manera intensa, sintiendo como miles de fuegos artificiales explotaban en mi interior… Y toda esa sensación caótica en mi pecho aumentó cuando nuestros labios se fundieron en un profundo beso, lleno de sentimientos que jamás pensé sentir…
Ya no podía negar ni dudar que estaba completamente enamorado de este gato castaño hermoso, caprichoso, mordelón y sexy. ¿Cómo podía ser posible? Fácil. Él era perfecto, el regalo perfecto que jamás pensé recibir, el gato más hermoso y perfecto para mí. Perfectamente imperfecto.
Nos separamos para continuar viendo como el cielo era completamente iluminado.
Varios minutos después terminó el espectáculo pirotécnico, pero no despegamos nuestra mirada del cielo… Ahora simplemente observábamos las hermosas estrellas que se divisaban brillantemente sobre nosotros.
-¡Jonghyun, Jonghyun, mira!- casi daba saltos indicando hacia arriba con su dedo, mostrándome como una estrella fugaz cruzaba velozmente el cielo.
-Puedes pedir un deseo, ¿sabes?- susurré en su oído. Su mirada brillosa se posó sobre mí un segundo antes de cerrar sus ojos cubriendo su boca con sus manos, pidiendo en silencio un deseo.
Sonreí como un bobo totalmente fascinado por esa inocencia que desprendía con tan solo algunas acciones simples.
-Ya.- dijo sonriente.
-¿Qué pediste?- pregunté jugando con su cabello entre mis dedos.
-SE-CRE-TO.- remarcó cada sílaba y me mostró su lengua- Si te lo digo no se hará realidad.- dijo con un tierno puchero en sus labios, el que besé de inmediato.
El calor en mi pecho crecía con cada segundo que pasaba a su lado, inevitablemente, creciendo de una manera asombrosa. No quería separarme de él, quería estar siempre a su lado, no solo de una manera física, sino también sentir que nuestros corazones eran uno solo, estar unidos de forma profunda y permanente.
-¿Sabes? No quería decírtelo antes porque ni yo mismo lo tenía muy claro, pero…- cerré mis ojos y apoyé mi frente contra la suya- Te amo…- solté en un suspiro.
Un largo y agobiante silencio se expandió entre nosotros, un silencio que me hizo poner los nervios de punta. Abrí lentamente mis ojos, sin despegarme de él, encontrándome con su mirada aguada y una pequeña lágrima recorriendo su mejilla. Sonrió avergonzado, limpiando rápidamente todo rastro de llanto de su rostro, y me abrazó.
-Y yo a ti…- sorbió su nariz riendo- Gracias, gracias…- murmuró contra mi oído.
Agarré fuertemente su cintura levantándolo del suelo, moviéndolo de un lado a otro demasiado feliz.
Nos fundimos en un beso y sin saber cómo, terminamos en mi cuarto, besándonos apasionadamente sobre la cama, donde desapareció rápidamente nuestra ropa… donde hicimos el amor por primera vez…
Nuestros cuerpos desnudos se unieron lentamente, soltando suaves suspiros y gemidos contra la boca del otro, regalándonos suaves caricias. No había ni una pizca de lujuria en nuestras acciones, solo amor… Mucho amor…
Estábamos haciendo el amor…
Tuve uno de los orgasmos más devastadores de mi vida, llegando junto a Kibum, sintiendo como mi corazón podría detenerse en cualquier segundo, ahogándome entre el intenso beso que nos dimos y nuestras entrecortadas respiraciones.
Sin duda: La mejor noche de mi vida.
Dormimos profundamente, demasiado satisfechos a pesar de solo haberlo hecho una vez, abrazados en un enredo de brazos y piernas, totalmente pegados, sin querer separarnos ni un centímetro del cuerpo del otro, sin saber exactamente qué parte era de quién.

Un suave ruido llegó a mis oídos, despertándome, pero no quise abrir los ojos, demasiado cansado y cómodo pegado al lindo y sexy gatito junto a mí. Pero cuando sentí la puerta de mi habitación siendo abierta de par en par casi me da un infarto.
-¡Kim Jonghyun! ¡¿Qué demonios significa esto?!- el gritó de mamá logró sentarme de un salto en la cama, despertando a Kibum que aún medio dormido se tallaba los ojos bostezando.
-M-mamá…- balbuceé demasiado sorprendido, apenas atinando a cubrirme más con la sábana. Había olvidado completamente que le había entregado una copia de mis llaves antes de que se fuera. Y que me había dicho que vendría luego de año nuevo…
-¿Qué sucede?- preguntó Kibum con voz adormilada, que al ver a mamá en la puerta terminó de despertarse de golpe- ¡Dios!- exclamó sonrojándose, cubriéndose completamente con las sábanas.
La cabeza de mi hermana se asomó por una esquina mirándome con los ojos entrecerrados y una sonrisa.
Había sido la noche más maravillosa de mi vida… Y también la mañana más vergonzosa…

……………………………………..

“Deseo jamás separarme de ti, estar juntos por siempre y que nuestro amor crezca cada día que vivamos juntos”.

_________________♡________________

Espero que les haya encantado este mini fic bien tiernis ♡♡
Muchas muchas gracias por leer!~
Besotes!~ ♡

Sorpresas Inesperadas - [Jongkey]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora