CAPÍTULO 15 -AMARGO DESTINO

1.2K 111 46
                                    

Cuando me desperté Jeff ya no estaba durmiendo a mi lado. Unos tímidos rayos de sol entraban por la persiana medio subida, proyectándose en mi mesa de noche. Estiré un brazo vagamente para tomar mi reloj de pulsera, marcaba las nueve y media. Me levanté de la cama y me percaté de que aún estaba desnuda, sonrojándome al instante tras recordar lo acontecido durante la pasada noche. Recogí mi ropa, la cual estaba esparcida por el suelo y me vestí con ropa limpia antes de salir de la habitación.

Jeff estaba en la cocina, preparando el desayuno. Al escucharme salir de la habitación volteó y me miró sonriente. En aquel momento no sabía qué hacer ni qué decirle, pues anoche nos quedó realmente claro que no éramos unos simples amigos. Nunca antes había estado en una situación así, nunca antes había experimentado una sensación como ésta. Me sentía como en una nube, como si estuviera en mi propio Edén. Era feliz, sí, como no lo había sido en bastante tiempo, aunque sabía lo que iba a venir después.

—Buenos días Mandy, ¿quieres desayunar? —se acercó a mí y depositó un tímido y tierno beso en mi mejilla izquierda.

—Buenos días a ti también, Jeff. Sí, ¿has desayunado?

—No, he preferido esperar a que te despertases —me miró sonriente.

—Bueno, entonces vamos a desayunar, ¿te parece bien? —Jeff asintió y le ayudé a servir el desayuno.

Los dos nos sentamos en la mesa del comedor, uno frente a la otra. Ambos estábamos muy concentrados en nuestros respectivos desayunos, esquivando los temas de conversación comprometidos. No quería hablar sobre anoche y tal como pensé Jeff tampoco. Miré a Jeff por unos segundos mientras untaba mantequilla en mis tostadas. Él estaba mirando a su taza de café, parecía estar muy concentrado. Él levantó la mirada y me cazó mirándolo. Aclaró su voz e inició así la conversación.

—Mandy, en cuanto desayune tengo que volver a Los Ángeles —anunció, su mirada seguía fija en la taza de café que removía con una cuchara.

—Oh, vaya, ¿ha pasado algo? —pregunté inquieta, aunque sabía que no había ningún motivo más allá de lo común para que se tuviera que marchar. Tarde o temprano se tenía que ir.

—Tengo algunos compromisos en Los Ángeles que resolver. No puedo dejar a Billy al cargo de todo tanto tiempo —respondió apartando su parda mirada de la taza de café.

—Oh, claro, es verdad —le miré algo triste.

—Mandy, yo no quiero dejarte aquí, pero no me queda otra alternativa. Tal vez suene egoísta pero no puedo destrozar tus sueños por un capricho. Yo te amo, pero para mí también eres mi amiga Mandy y no puedo verte sufrir. Nuestras vidas... digamos que son un tanto distintas. Tú vives una vida que es como la luz, estudias y trabajas en una bonita cafetería por las tardes, eres feliz con tu vida, te lo noto en la mirada —hizo una pequeña pausa para dedicarme una pequeña sonrisa, la cual correspondí.

En cambio yo vivo de la música en un mundo totalmente sombrío y opuesto, como si fuera la oscuridad. Hay veces en las que no me contrata nadie y me toca recurrir a los trabajos más sucios y arriesgados para conseguir el dinero necesario para pagar una habitación enana en un hotel que se cae a pedazos. Cuando me contratan para tocar en algún bar cochambroso, me pagan una parte en copas y la otra parte, que suele ser un birria, en dinero. Vivo en una situación de subsistencia continua, pero aún así soy feliz porque estoy haciendo lo que realmente me gusta —hizo una pausa para beber café. Tras beber un poco prosiguió con su charla.

¿Recuerdas los tiempos en Lafayette cuando imaginamos nuestro futuro los tres juntos? Me hubiera gustado que los tres hubiésemos estado juntos, tú estudiando y mientras tanto Billy y yo componiendo nuestras propias canciones. Joder, eso hubiera sido genial, pero eso no es real. Aunque no me guste ésta es la realidad y pienso que por ahora lo mejor es que no estemos juntos, por mucho que me cueste decir esto. Mandy, yo te amo, haría lo que sea por ti pero no quiero que seas infeliz junto a mí —Jeff me miraba, sus ojos estaban aún más verdes, notaba que en cualquier momento se iba a quebrar y llorar.

It's So Izzy |Guns N' Roses|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora