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carl grimes
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Además de inspeccionar los suministros cada domingo, también solías hacértelas de maestra el resto de la semana.
Hoy te habías tomado la libertad de hacer las clases al aire libre, pues el clima era perfecto para ello; además, los chicos parecían emocionados con las actividades que habías planificado para esa tarde: jugar a las adivinanzas.
Por supuesto, no tenías los ánimos que esperabas tener, podías suponer que te sentías una mierda desde que viste a Enid con aquel collar que habías amado. La verdad es que, jamás habías sido una tipa celosa y tampoco es como si te considerarás una, tan solo te sentías traicionada por un amigo, el más cercano que alguna vez tuviste.
Aún siendo una adolescente, siempre has criticado a aquellas personas que al no ser correspondidas sentimentalmente por alguien, cuya identidad es bastante cercana, simplemente deciden ignorarla para siempre dejando atrás todos aquellos recuerdos y anécdotas agradables. Desechar una amistad sin razón alguna era algo que aborrecías. Es por esto mismo que habías decidido actuar como si nada había pasado, como si tu corazón estuviese intacto y no haya sido pisoteado de mil maneras diferentes, aún cuando sabías que te estabas engañando.
—¡ES UN DARYL! ¡ES DARYL!
Un poco confundida observaste a tu alrededor. Judith tenía una rama gigantesca en sus manos y fingía utilizarla como una ballesta. También, había peinado su cabello de manera que lucía como una barba. Tus alumnos reían a más no poder debido a la imitación que Judith estaba haciendo del cazador.
—¿Qué sucede por aquí? —sabías que se trataba de Carl, así que te volteaste para saludarlo, pero él pasó de ti como si no existieras y fue hasta Judith para envolverla entre sus brazos y besar su frente — Michonne nos quiere a ambos en casa.
—¡Pero nos estamos divirtiendo!
—He dicho que nos quiere a ambos en casa.
—Carl, estamos en una actividad recreativa. Yo hablaré con Michonne más tarde. Deja que Judith se quede.
—No estoy hablando contigo, ella se va conmigo, ¿A quién mierda le importaría una actividad recreativa? —observaste a Carl irse con Judith junto a él mientras los demás alumnos seguían riendo y jugando, nuevamente eras tú la única sumisa a la realidad.
[...]
Tu hermana mayor solía recibir libros en sus cumpleaños y en fechas especiales como navidad, de pequeña no podías comprender cómo es que ella prefería libros en lugar de las últimas versiones de Barbie en su casa de la playa, aquellas que tú acostumbrabas a pedir la mayoría del tiempo.
