La casa se sumió en un silencio lúgubre, a excepción del sonido de la sangre derramándose.

— ¿Jongdae? —Chanyeol dio un paso al frente y lo llamó en voz baja. Miró al panel de la contraseña, y luego a su compañero caído, incapaz de creerse lo que acababa de ver.

— ¡¿Por qué íbamos a morir por intentar desbloquear la contraseña?! —Chanyeol se dio la vuelta para mirar a todos, su expresión era de extenuación—. ¡¿¡Por qué?!? —Rugió, su voz profunda se oyó por toda la casa—. No —susurró después—. Quiero salir de este lugar... —observó a su alrededor, entró a la cocina, se subió a la encimera y empleó toda su fuerza en abrir la ventana del techo de la cocina. Yo fui corriendo hacia él y lo hice bajar—. ¡Suéltame! —Me empujó con todas sus fuerzas y me gritó—: ¡No quiero morir aquí! ¿¡Cómo estás tan seguro de que no podemos romper esta ventana y...?!

Volví a acercarme unos pasos, y le di una sonora bofetada para calmar su ataque de histeria. Se quedó callado de inmediato.

— ¿Tantas ganas tienes de morir? —le pregunté, mirándole fijamente.

—Por ahora no tenemos ninguna prisa —me acerqué a él y le quité la sartén que había cogido para romper el cristal de la mano. Con la mirada fija en el suelo, volví al salón.

No recuerdo cuánto tiempo estuvimos ahí de pie, pero pareció una eternidad.

Después de que el contador se redujera otra media hora, Junmyun rompió el silencio.

—Vamos a buscar un sitio oscuro y fresco para dejarlos —dijo, mientras miraba a los dos miembros que yacían en un gran charco de sangre.

Todos se levantaron y se pusieron a buscar por el chalet sin saber exactamente qué era lo que buscaban, el sonido de las pisadas sustituyó cualquier otra forma de comunicación.

—Aquí hay un sótano —dijo Sehun, mientras abría una pequeña puerta.

El sótano tenía unos dos pisos de profundidad. No había luz y hacía mucho frío. Al fondo del mismo había una puerta, pero estaba bloqueada. Parecía una especie de garaje. Junmyun y Kyungsoo cargaban con el cuerpo de Jongdae, y Luhan y yo llevábamos a Minseok, y nos pusimos a investigar el lugar.

No había mucho espacio porque había muchos muebles amontonados en el sótano. A medio camino, noté que mi rodilla golpeaba algo parecido a una estructura metálica, que se movió un poco, pero ni me molesté en comprobar lo que era.

— ¿Dónde los dejamos? —preguntó Kyungsoo.

—Tan al fondo como podamos —contestó Junmyun.

Al volver del sótano, vi a Yixing y a Jongin arrodillados en el suelo, limpiando las manchas de sangre. Para cuando todo se calmó un poco, el contador ya marcaba 46 horas y 32 minutos.

— ¿Y ahora qué? —Jongin se limpió las manos y preguntó en voz alta, como si nos preguntara a todos pero haciéndose la misma pregunta a sí mismo.

Miré las reglas del juego de la pared, que seguían inmutables.

—A lo mejor —lo cierto es que estaba tartamudeando al hablar por primera vez desde que habíamos llegado a la — deberíamos... deberíamos separarnos.

Todos me miraron, y entonces se giraron para mirar a Junmyun. Todos sabíamos en lo más profundo de nuestro ser lo que aquello significaba.

Junmyun me miró fijamente, con una expresión mortificada. Entonces miró al contador: el tiempo seguía corriendo, pero el juego no había empezado aún.

Lo miré, y en mis ojos había una pregunta: « ¿Es esto lo correcto?»

«No lo sé... ¿pero qué sería correcto hacer en esta situación?», Junmyun me miró.

« ¿La única manera de sobrevivir es siguiendo las reglas?»

«Probablemente... ¿no es eso lo que nos han enseñado desde pequeños?»

Lentamente, Junmyun bajó la mirada.

Unos minutos después, levantó la cabeza con dificultad, mirando en silencio a las dos personas que estaban más cerca de la puerta, Yixing y Chanyeol.

—Vamos a dividirnos.

Los dos se pusieron de pie en silencio y se dirigieron hacia cada una de las dos alfombras que había en el centro del salón, una verde, otra azul.

De pie sobre la alfombra azul, Yixing levantó la cabeza y miró a Chanyeol.

— ¿Quién elige primero? —preguntó.

—Decidámoslo como siempre —le contestó Chanyeol, sonriendo.

Los dos contaron hasta tres y sacaron una mano al frente al mismo tiempo. Lamentablemente, Yixing nunca tenía suerte cuando se trataba de este juego.

Chanyeol dudó durante más de 10 segundos mientras miraba a todos los miembros de EXO-K.

—Jongin —dijo finalmente.

Jongin se levantó del sofá y se puso a su lado. Pareció que se estrechaban la mano detrás de la espalda.

—Kris.

Yixing dijo mi nombre en cuanto Jongin se puso al lado de Chanyeol, como si lo hubiera tenido claro desde el principio. En ese momento vi cómo los ojos de Luhan se oscurecían un poco.

Me puse de pie y me quedé al lado de Yixing. Jongin se quedó mirándonos a ambos. Con la cara inexpresiva, dijo un nombre que nadie esperaba y que nos dejó atónitos:

—Luhan.

Noté como Yixing me aferró la mano de repente, como si lo hubiera atravesado una corriente eléctrica.

El ambiente se volvió tenso. Luhan frunció el ceño, sin levantarse de donde estaba. Tras un momento de silencio, se dirigió lentamente hacia el lado de Jongin.

Miré a Jongin y le pregunté:

— ¿Por qué?

No me devolvió la mirada.

—Porque sin Luhan nunca ganaréis —dijo, levantando la barbilla—. Además, no quiero que estén hablando siempre en chino y que nadie de mi equipo entienda nada.

Había infravalorado su sangre fría. Sacudí la cabeza y me reí de él, antes de gritar:

— ¡Oh Sehun, ven aquí!

48 Horas (EXO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora