Capítulo 4

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Esa fue una de las pocas veces en mi vida que había decidido vengarme por algo, sin embargo, evidentemente me había equivocado escogiendo al objeto de mi venganza. Las consecuencias serían insoportables.

—Tao —dijo Luhan tras unos instantes de silencio, con la cabeza gacha.

Un par de segundos pasaron y entonces Tao saltó:— ¡Joder, Luhan! ¿Por qué tienes que pagarlo conmigo?

—No he pagado nada contigo —de repente, el único idioma que se oía en la casa era el chino.

Los otros parecían tontos, intentando adivinar sobre qué estábamos discutiendo, aunque creo que no era muy difícil imaginarlo. Desde el momento en que Jongin había elegido a Luhan, Chanyeol aún no había cerrado la boca.

Luhan levantó la vista para mirar a Tao:

—Naturalmente, tengo mis propias razones para elegirte a ti.

— ¡No pienso unirme a vosotros!—la cara de Tao estaba roja de rabia.

— ¿Que no te vas a unir? ¿Porque tú lo digas? ¡Joder, ¿crees que yo quiero jugar a este juego?! —el temperamento de Luhan raramente salía a la luz, ahora su voz chocaba contra la de Tao.

Todos los miembros coreanos los miraban a los dos gritándose con horror. Kyungsoo le susurró algo a Joonmyun, y entonces éste cogió a Tao y lo empujó ligeramente, poniéndolo a su espalda. Baekhyun cerró los ojos con fuerza, como si estuviera a punto de llorar. Chanyeol frunció el ceño y miró a Baekhyun, probablemente se arrepentía de no haberlo elegido a él el primero. Cualquiera cosa que hubiera pasado después habría escapado a su control y a sus expectativas.

—Luhan… —Yixing lo llamó suavemente, y Luhan dejó por fin de discutir. Tao se me quedó mirando, rojo de frustración hasta el cuello, esperando a que dijera algo.

El grupo que tuviera a Taozi probablemente ganaría, pensé. Seguramente él también lo sabe.

—Alguien te ha elegido, así que ponte con ellos —le dije con frialdad, en coreano—. ¿O es que ya te has cansado de vivir?

Taozi me miró con los ojos rojos, y las expresiones de los otros miembros parecían incómodas. No pasaba nada, ya me había acostumbrado a ignorar la incomodidad de otras personas.

Se me acercó en dos zancadas:

— ¿Estás seguro de esto? ¿Lo has pensado bien?

—No estoy en posición de pensar en todo esto ahora… —me quedé mirándolo tranquilamente, y después agaché la cabeza, ignorando la manera en que me estaba hablando en chino—. Deja de depender tanto de mí, ya te he molestado lo suficiente.

Se quedó callado durante un largo rato. A lo mejor estaba dolido, o tal vez mi expresión facial reflejaba mi actitud habitual, la de que nada podía molestarme.

— ¿Es eso cierto? ¿O me estás mintiendo? —el estúpido crío se estaba poniendo serio. Mierda, me regañé a mí mismo mentalmente por complicarlo todo.

—Yo nunca miento —dije.

—Voy a ir con ese equipo, sólo quiero saber si es verdad o mentira —sus ojos se cerraron, ahora eran sólo dos estrechas rendijas ligeramente enrojecidas. Lo conocía muy bien, esos ojos se humedecerían en muy poco tiempo, y entonces empezarían a caer las lágrimas.

Levanté la cabeza y lo miré, y entonces observé la cuenta atrás.

—Ya has perdido demasiado tiempo de todos nosotros.

— ¿Y por qué es tan importante no perder el tiempo? ¿Para qué quieres reservarlo? —Como me esperaba, vi cómo las lágrimas empezaban a derramarse de sus ojos—. ¡¿Para matar?! —me gritó.

48 Horas (EXO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora