Era un día soleado, las flores y las plantas que se veían desde la ventana estaban abriéndose, como si nos mostraran su fuerza de voluntad. Con el recordatorio constante de la cuenta atrás, parecía que nuestra vida iba evaporándose en los coloridos alrededores de la casa.
Dos horas más tarde, Luhan bajó las escaleras.
—Gracias —le dije, sabiendo que él me entendería.
—No hay de qué —no expresó ni la más mínima intención de hacerme caso y se acercó a Sehun, que estaba en una esquina y que por un momento entrecerró los ojos y reveló una sonrisa.
— ¿Estás bien? —Luhan se acercó y le acarició el pelo.
—Me duele un poco el estómago —Sehun se frotó la barriga aunque sus ojos permanecían fijos en la cara de Luhan.
—Eso es porque bebiste alcohol con el estómago vacío, tienes que comer algo. Eh… no tenéis…—se volvió a mirarme a mí— ¿No tenéis comida?
Sehun se frotó el estómago otra vez y le susurró algo a Luhan al oído, éste pareció calmarse y sonrió. Sehun se lo llevó a toda prisa a la cocina, probablemente para darle otro sándwich.
Agaché la cabeza, todos apreciaban mucho a Luhan. ¿Si yo estuviera en el otro equipo, el tonto que tenía al lado mío en ese momento me habría dicho que tenían comida? Miré a Yixing. Esa mañana, otra persona más había caído antes de que tuviera tiempo de peinarse siquiera, y su pelo parecía un nido deshecho, tenía las manos metidas en los bolsillos y la mirada gacha, fija en un punto del suelo. Me pregunté en qué estaría pensando.
Si se lo dijo a Luhan, supongo… que probablemente también me lo habría dicho a mí. Me reconforté a mí mismo con esa idea y decidí que a partir de ese momento iba a tratar mejor a Yixing.
Chanyeol bajó las escaleras, su expresión no era ni de lejos tan alegre como solía ser.
— ¿Qué tal? —Le pasé brazo sobre los hombros—. ¿Has memorizado del todo el rap que teníamos que grabar para el MV hoy?
Levantó sus grandes ojos para mirarme, pero no dijo nada.
—No tienes por qué lamentarte —lo miré—. Deberías aprender de Luhan, es un juego, ¿no? —dije, y señalé a la cocina.
Agachó la cabeza, parecía que estuviera pensando en algo y un momento después dijo:
—No quiero matar a nadie.
—Yo tampoco —le contesté—. Entonces, ¿quieres vivir?
Lo pensó un poco y asintió vigorosamente.
—Matarme o morir, ¿qué elegirías? —le pregunté, bromeando.
Rompió un pequeño silencio y dijo:
— ¿Y tú? ¿Matar a Yixing-hyung o morir, qué elegirías?
Miré hacia donde estaba Yixing, en su mundo, parecía que su alma ya se hubiera esfumado de su cuerpo. Le di unas palmaditas a Chanyeol en el hombro y le dije al oído:
—No puedo compararme contigo, yo soy mucho más egoísta.
—Si esa es la única forma de sobrevivir, prefiero morir.
Se quedó de pie detrás de mí. Bajé la cabeza con remordimiento, esa perspectiva para mí desapareció cuando tenía 10 años. Sonreí y me di la vuelta para mirarlo:
—Es más fácil decirlo que hacerlo —le dije, le di la espalda y me marché.
A mediodía, todos estábamos en el salón, la sed había acabado con nuestras fuerzas incluso para hablar. Tao se bebió él solo una botella entera de vino, me miraba fijamente con esos ojos que se esforzaba por mantener abiertos en su estado de embriaguez.
