Jules me pasa lo que le pedí y, apenas lo tengo en mis manos, comienzo a revolver y sacar cosas como desquiciada.

—¡Lo tengo! —chillo.

—¿Auriculares? —pregunta Jules trataba de guardar todas las cosas que saqué—. Quedan diez segundos.

—Observa.

Tomo la punta del auricular que se conecta y meto la la parte metálica dentro del pequeño agujero. Suelto un suspiro de alivio al ver que el tiempo se detiene marcando dos segundos y guardo la bomba en mi bolso sin que Jules, quien tiene los ojos cerrados probablemente por el susto, me vea.

Me siento y me relajo por unos pocos instantes hasta que veo a Patrick y a un mesero acercarse corriendo hacia nosotros.

—Tuvimos suerte, una de las empleadas tenía una aguja —anuncia Patrick y el mesero me entrega la tan esperada aguja.

—Gracias, pero ya pude arreglar mi problema... —trato de pensar una excusa razonable— con el short. Sin embargo, ¿me podría traer un trago? No me importa cuál, solo que sea fuerte, muy fuerte.

—Que sean dos —agrega Jules rápidamente, el mesero asiente y se va.

Está decidido, voy a emborracharme.

Sabes lo que pasa cuando te embriagas...

No pasará nada, no estoy sola.

***

Abro mis ojos y pestañeo repetidamente para acostumbrarme a la luz. Apenas puedo ver con claridad, noto que el techo no pertenece a mi habitación ni a ninguna que haya visto, pero el estilo me hace creer que estoy en el castillo. Me enderezo en la cama y una gran punzada resuena en mi cabeza: resaca. Escaneo lentamente el cuarto de izquierda a derecha y veo a un hombre rubio durmiendo con la cabeza en la almohada al lado mío.

Agh, lo hice otra vez, ¿no es así?

Si te refieres a embriagarte y después terminar acostándote con alguien, pues no: tienes ropa.

¿Y entonces cómo terminé aquí?

No lo sé, yo estoy consciente mientras tú lo estés. Te dije que...

Termino de conversar con mi conciencia cuando noto que el chico comienza a desperezarse. Observo su rostro y comienzo a tener una idea de quién es y la confirmo cuando levanta sus párpados y me encuentro con su mirada azul.

—¿Hale? —pregunta y mueve la cabeza de un lado a otro de la habitación frenéticamente, pero luego se arrepiente. Al parecer no soy la única con resaca—. Espera, ¿nos acostamos?

—Ya desearías, estamos vestidos.

—¡Espera! ¡Y la bomba! —grita de repente, haciendo que nos duela la cabeza.

—Shh, no seas tan ruidoso que tengo resaca —digo, y después lo miro como si estuviera loco—. ¿De qué bomba estás hablando?

Debo hacerle creer que lo de la bomba fue un sueño, por lo menos así dejará de preguntar.

La bomba de ayer, la que desactivaste. ¿Cómo sabías?

Jules, estabas ebrio, no hubo ninguna bomba —le hablo lentamente, como si fuera un niño pequeño—. Yo estaba sentada en una mesa con Damien mientras que tú estabas en el baño porque te habías manchado la camisa. Luego tú viniste, Damien se fue y te quedaste dormido. Un rato después, apareció Patrick y como no tenía ganas de escucharlo, me embriagué.

—¿No es tu novio? —pregunta divertido.

—Sí, y si quieres que termine el relato, no me interrumpas —él ríe levemente y levanta las manos en señal de rendición.

»Y después de eso no me acuerdo más, así que no tengo ni la más mínima idea de cómo es que llegamos a una habitación y mucho menos por qué nos dormimos en la misma cama —termino mi relato y Jules lo medita por unos segundos y luego asiente—. Si eso es todo, me voy —me levanto de la cama y me dirijo hacia la puerta, pero antes de girar la perilla, me volteo—. Y hagamos como si nada hubiera pasado.

—Pero si nada pasó.

—Exacto.

—Stacy.

—¿Qué?

—Nada —se encoge de hombros—. Solo estoy viendo cómo se siente haber dejado las formalidades —él me guiña un ojo y ruedo los míos a su "indirecta".

—Alteza, creí que había quedado claro que tenía resaca, por lo que no puedo pensar bien —digo con falso respeto.

Bien, ahora a averiguar dónde estoy y dónde están mis cosas.

Trato de abrir la puerta, pero no obedece. Tiro con más fuerza, no obstante, obtengo los mismos resultados.

No abre— comento.

—¿Cómo que no abre? Es que no tienes fuerza —dice con superioridad.

Estoy segura que en una pelea, yo ganaría. Si no, sería una decepción de agente y entrenadora.

Jules prueba girar la perilla, pero esta no lo hace.

—Mierda, estamos encerrados —maldice.

Ah, con que ya despertaron —dice una voz que reconozco perfectamente.

Juro que lo mato —prometo.

Por fin estamos de acuerdo en algo, Hale —secunda Jules.

•••••

Holiss, encontré un poco de tiempo para escribir e Internet que funciona, por lo que estoy muy contenta. Además, ¡muchísimas gracias por los 3k!

Ahora sí, ¿quién creen que los encerró? Quiero saber sus hipótesis.

Saludos, Kira

Protegiendo a la Familia RealWhere stories live. Discover now