Cuando un enfermero salió de las sala de atención y me dijo que si quería, podía ir a ver a Mark había pasado un poco más de veinte minutos desde la llegada de Alex y todavía la familia de el pelirrojo no daba señales de vida. Me vi obligada a sacar todo lo amable de mi ser para comportarme de la forma menos fastidiosa posible, el chico no se merecía nada más que pudiese arruinar su día después de lo que ya lo hizo. Si decía creer en lo que llevo por nombre, claramente él debió hacer algo horrible como para ser castigado como hoy. Pero por suerte, el Karma no me convence y sólo lo atribuí a casualidades muy desastrosas, nada que ver con algo místico. De cualquier manera, cuando entré a la sala con la mejor sonrisa dibujada en mi rostro me encontré con el muchacho sentado sobre la cama, con una expresión bastante optimista. La hinchazón de su cuello había desaparecido por completo, y las manchas rojas en su rostro eran casi imposibles de ver. Me alegré de que no se viera tan mal como me lo imaginé en primer momento.

--Pensé que ya te habrías marchado a casa a estas alturas – Dijo, encogiéndose de hombros – Pero no me mal interpretes, me alegro de que te quedaras.

-- Bueno, no podía dejarte aquí sin más – Respondí negándome a echar su ánimo hacia abajo diciendo que sólo me quedé para no ensuciar mi conciencia. No lo necesitaba – Lamento mucho lo que pasó. Supongo que ya no querrás ver de nuevo el parque, ¿No?

-- ¡Claro que no! Dios, ¿Sabes cómo duele una picadura de esas cosas? – Se estremeció – Sólo por algunos medicamentos no siento ahora el ardor – Suspiró, tomando de pronto una expresión más seria -- Lo siento Karma, pero realmente ninguno de nuestros intentos de salir han terminado bien, y por cómo van las cosas, creo que la próxima vez terminaría muerto. Nunca me ha gustado tentar el destino...

-- No, lo entiendo. No creo que seamos compatibles de cualquier forma – Me sentí conmovida por la delicada manera con la que estaba rechazándome, a pesar de ser él quien dio la idea de comenzar a salir. No me quejé, ya que sentí que se me había quitado un enorme peso de mis hombros al acabar con la historia tan pronto, que quisiera ser él quien terminara con esto me provocó un alivio inmenso que por poco me hace sentir culpable. Mi interés por él había comenzado a bajar con el tiempo más y más. Al menos, tenía la certeza de que esto había sido mutuo... y bastante justo. Si alguien me hubiese invitado a salir y terminara en el hospital por la comida que trajo y picado porque el lugar es un nido de insectos, tampoco me hubiese apetecido volver a ver a esa persona. Y lo hubiera dicho de una manera mucho menos cuidadosa de la que Mark usó conmigo. Y eso hizo que recuperara un poco del respeto que sentía por él antes de que comenzara a lloriquear -- ¿Amigos?

-- Amigos – Suspiró – ¿Sabes con quien te vería muy linda?.. – Frunciendo el ceño, negué con la cabeza – Supongo que lo averiguarás pronto.

Después de nuestra conversación los padres de Mark entraron en la casa, dispuestos a llevarlo a casa casi inmediatamente y llamando a un médico para que le dieran el alta. Yo tomé esa oportunidad para despedirme y marcharme. Me alegré de que Alexander trajera un vehículo ya que yo había venido con Mark y él no me podría llevar de regreso a casa. Me alegré que al menos no tuviera que cargar con el muy llamativo problema que las reacciones alérgicas producen en la piel por demasiado tiempo gracias a las cremas y medicamento que le habían dado. Él no dañaría su reputación. Aunque las ronchas de su rostro combinaban con el color de su cabello.

En fin, tuve que resignarme a que mi récor de citas con el mismo chico continuara en dos.

Al volver a casa me encontré que mi familia ya se encontraba ahí. Invité a pasar a Alex como siempre lo había hecho, y con una sonrisa agradecida en la que también pude encontrar un poco de alivio, accedió. Al entrar, saludó cariñosamente a cualquier miembro de mi familia con el que se encontró, lo que se me hizo raro en un principio, pero finalmente solo terminé riendo fuertemente por las reacciones de mi familia. Mi madre fue la única capaz de devolver el cariñoso gesto a mi amigo antes de que la soltara. Ella le devolvió el abrazo de oso apretando el cuerpo de mi amigo con todas sus fuerzas.

Behind the glassDonde viven las historias. Descúbrelo ahora